viernes, 27 de diciembre de 2013

"EL REY QUE NO QUERIA SERLO"

Buenas tardes a todos mis amables lectores, día a día, vamos conociendo y comentando las mas variadas situaciones y los mas diversos temas que nos llevan al mejor saber de la Historia de esta nuestra Humanidad.

Evidentemente, después de varios "post" en los que el tema referente es el arte, hoy me decanto por la HISTORIA, así que vamos a conocer la historia de un rey, si un rey, ¡que no quería serlo!. Eso es que no sabía "sacar partido" a sus posibilidades, pobre hombre.


Felipe V de España


Bueno el caso es que nos encontramos yo escribiendo y vosotros leyendo sobre FELIPE V de España, nacido Felipe de Anjou,  quien vivía tranquilamente en Versalles, vagando por aquellas inmensidades palaciegas, sin que nadie le hiciera caso, pero sin ninguna obligación (evidentemente, la mejor de las situaciones vitales para mucha, pero que mucha gente). su hermano mayor era el heredero de la corona de Francia y por lo tanto para él eran todas las atenciones Pero el testamento de Carlos II de España (pobre deshecho humano consecuencia de la endogamia producida por las uniones matrimoniales entre la realeza) trastocaría su vida por entero.



Carlos II de España


El 30 de noviembre de 1700 Felipe se puso en marcha hacia España y en su viaje, las gentes le vitoreaban, deseando olvidar la triste etapa que el país había vivido bajo Carlos II (¡me asombra la inocencia humana a lo largo de los tiempos!) Estaba contento con el recibimiento, pero su llegada a Madrid no pudo ser mas descorazonadora. La ciudad era apenas una villa, severa y sucia, un país que le resultaba totalmente ajeno, tan ajeno que no hablaba ni una palabra de español. Esa nostalgia y la apatía propia de su carácter ya no le iban a abandonar nunca. Sólo cuando se veía forzado a tomar parte en empresas importantes, parecía despertar y actuaba de forma decidida por lo que fue llamado "el Animoso" (¿habría que saber en comparación con quien?).

Otra faceta de este rey, al que abrumaba el peso de la púrpura, fue su pasión amatoria. Quizás no haya habido otro rey español a los que los goces carnales hayan gustado tanto (?????), aunque Borbones y Borbonas siempre han sido muy dados a la práctica de estas artes.



Maria Luisa de Saboya


En 1707 Felipe V se casó con María Luisa de Saboya. La reina tenía 13 años, y mas atenta a jugar que a asumir responsabilidades tan grandes, no pareció gustarle mucho la idea, pero al fin accedió y ambos esposos se entendieron sobre todo "en la cama". María Luisa era divertida, alegre y vital y su influencia resultó muy beneficiosa en el ánimo taciturno y melancólico de Felipe. Se amaron con pasión y se cuenta que a la vuelta de las  campañas del Rey, ambos se perdían en sus habitaciones del Alcázar madrileño durante días y días, sólo atentos a gozarse mutuamente. Fueron felices y tuvieron cuatro hijos, pero la muerte truncó aquella relación. La reina murió muy pronto de tuberculosis y su esposo Felipe quedó inmensamente solo e inmensamente triste. En su desconsuelo se encerró en el Palacio de los Medinaceli en Guadalajara, con los infantes habidos de su matrimonio.


Isabel de Farnesio


Pero como un rey no puede estar sin su reina -sobre todo, en la cama-, el primer ministro Alberoni se puso a buscar una sustituta a María Luisa y sólo seis meses después de su muerte ya había acordado la boda real con Isabel de Farnesio. La nueva esposa se hizo enseguida cargo de la situación: un rey débil de carácter, que comenzaba a mostrar síntomas de desequilibrio y con una enorme afición por los placeres sexuales. Con estas premisas sabía muy bien cómo dominar el cotarro.

Isabel no gustó a los españoles y ella les correspondió con su desprecio. Ambiciosa, manipuladora, muy culta y dominante, lo que no  se le puede negar es un gusto exquisito y el amor sincero que, con el tiempo, llegó a sentir por su marido. A ella se debe la construcción del Palacio de la Granja y de los maravillosos jardines que lo rodean. La residencia veraniega de los reyes influyó positivamente en Felipe que pasó allí largas temporadas. Le recordaba su infancia en Versalles y su ánimo se recuperó. Pero en las delicias de La Granja se olvidó por completo de los asuntos de estado, recayendo de nuevo en la desidia que le caracterizaba cuando parecía que podría ser feliz. Entre dudas, escrúpulos religiosos y de conciencia se decidió a abdicar. Le pesaba el trono, le pesaba sentirse rey y su hijo Luis I, pasó a gobernar. Fue sólo un breve paréntesis porque moriría, apenas seis meses después de asumir el poder, de una viruelas.



Luis I de España


De nuevo Felipe tiene que volver a reinar. Isabel de Farnesio ideó entonces una serie de ocupaciones para el monarca con el fin de evitar aquellos ataques de melancolía y pensamientos desatinados que se apoderaban de su marido y que según los médicos de la época se trataba de "vapores". La corte se volvió itinerante y marchó a Andalucía donde era de esperar que el ambiente alegre, el buen tiempo y la belleza del Alcázar sevillano alejarían los fantasmas de la mente atormentada de Felipe.




Felipe V, dos veces rey.


De poco sirvió porque el rey cada vez estaba mas desequilibrado. La reina, que tenía que plegarse a las excentricidades de su esposo, maquinaba por su cuenta. Detestaba a sus hijastros y deseaba ver a sus hijos bien situados, cosa que consiguió con la ayuda de Alberoni que logró colocarlos en las principales monarquías europeas. Por otro lado, como los ardores sexuales del rey no cesaban, Isabel manejaba el asunto a su antojo. Cuando quería algo, si el rey no se lo concedía a tiempo, ella le concedía los placeres conyugales y Felipe se plegaba de inmediato a ello.

La conducta de Felipe fue empeorando. Llegó a creerse que era una rana (lo mismo por aquello de los cuentos de príncipes y princesas) y pasaba días enteros en la cama, como si estuviera aletargado. Se negó a dejarse afeitar y peinar y sus uñas crecieron tanto que según las descripciones de la época parecían las de una fiera. A esto hay que añadir que no quería cambiarse de ropa con lo que despedía un hedor insoportable, mientras su atuendo se iba haciendo jirones que le asemejaban más a un mendigo que a un rey (eso sí, con prebendas). Estaba obsesionado con que le querían envenenar y en sus raídos ropajes llevaba tabaco y un medicamento, la famosa triaca, que estaba considerada como un antídoto poderoso. En la cama se cubría con una camisa de su mujer, pues creía que si vestía otra prenda,ésta podría estar impregnada de algún tóxico mortal. De madrugada solía empeñarse en salir a pescar y obligaba a la reina y a su séquito a acompañarle ante la desesperación de los que habían de seguirle.


las enfermedades de los borbones: de la depresion de felipe v-pedro gargantilla-9788497346252

Así fueron los últimos años de un monarca que tuvo buena voluntad, que intentó impulsar reformas culturales e imponer el espíritu ilustrado, pero que aquellas extrañas manifestaciones de su carácter no permitieron hacer mas. (Me da por pensar que lo que padecía este buen y excelso señor era una enfermedad de transmisión sexual, como sífilis, gonorrea, en un estado muy avanzado..., pues a la larga afecta al sistema nervioso central y por tanto,a la conducta). La muerte le llegó el 9 de julio de 1746, en el Palacio de Buen Retiro y con ella consiguió la paz de su alma atormentada y perdió el goce de su cuerpo bien regodeado.

Como habréis podido leer y ENTENDER, la HISTORIA de este nuestro pais, y sus mas excelsos representantes da para mucho. Otro día retomaremos historias de similar naturaleza; en definitiva, la HISTORIA no hace más que repetirse....., o al menos, parecerse de más en más......



LA FAMILIA DE FELIPE V DE ESPAÑA
MUSEO DEL PRADO.



BUENAS TARDES A TODOS
LA ESPERANZA SIEMPRE EN EL CAMBIO

web: www.purakastiga1.es
blog: www.valedorasdelgusto.blogspot.com
FUENTES: Anécdotas y curiosidades de la Hisotira, por Concha Masiá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario