sábado, 8 de febrero de 2014

ELIZABETH DE WITTELSBACH -SISSI-: Leyenda de la Historia.

Buen día, amigos todos, dispuestos a iniciar una nueva jornada de paseo por el mundo de la historia y del arte, con todo lo que de bueno con ello conlleva, aprender siempre sobre las mas diversas materias.

Hoy toca darnos una vuelta por la historia de aquellas personalidades que nos han parecido interesantes o bien nos han llamado la atención, por motivos diferentes. Este es el caso de Elizabeth de Wittelsbach, conocida por todos como SISSI -recordemos las relamidas y edulcoradas películas, protagonizadas por una dulce y jovencísima Romy Schneider-, cuya vida real nada tenía que ver con la que disfrutábamos los que veíamos sus películas, (a mí, reconozco que no me gustaron nunca, pero sobre gustos no hay nada escrito).




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La emperatriz Isabel, por Francisco Javier Wnterhalter (1865), con una creación del modista Worth

Pues bien, el interés por la vida de Elizabeth -Sissi- ha servido siempre de fuente de inspiración para numerosos escritores, empezaremos por reconocer el carácter excéntrico y particularísimo de esta mujer, que supo rodearse de una aureola de misterio, que nada tenía de especial. 


Escudo de Isabel de Baviera

De ella, llamaban muchísimo la atención sus costumbres culinarias, pues durante toda su vida mantuvo su peso en 50 kilos, midiendo 1,72 metros, lo que le supone una delgadez bastante acentuada. Comía de forma compulsiva, combinando su pasión por los dulces y los helados, de los que se atiborraba, con severísimas dietas, en las que incluía clara de huevo, carne cruda y sangre de buey. Siempre comía en privado, nunca participaba en las comidas o cenas de palacio; uníase a su preocupación por mantener esa delgadez estricta, su continua obsesión por el movimiento. Evidentemente, todo ello nos lleva a la conclusión de que padecía de alguna patología de carácter mental.



No podía permanecer quieta jamas, es por ello que montaba su caballo, y se pasaba jornadas enteras paseando de un castillo a otro, en un peregrinar sin fin. ¿Cual era la finalidad de esa actitud? Sin lugar a dudas, Sissi padecía una enfermedad nerviosa, tal vez, anorexia o bulimia, lo que le producía, amén de el rechazo y/o los atracones de comida, la continua actividad, y ello pese a que siendo madre de cuatro hijos, los dejaba en palacio, en compañía de sus institutrices y camareras. Siempre rechazó la estricta etiqueta de palacio, evidentemente, y entre otros motivos porque con tan sólo 16 años se casó con su primo, el emperador Francisco José I, el 24 de abril de 1854, pasando a vivir en el palacio de Hofburg, bajo la "atenta" mirada de la madre de su esposo, la archiduquesa Sofía, una mujer dura, estricta, y que vivía sujeta al protocolo de palacio; es más, cuando nació su primera hija, no le permitió educarla personalmente, y fue la archiduquesa la que se ocupó de todo lo relacionado con la pequeña, lo que sumió a Sissi en un estado de profunda tristeza. 



La personalidad de Elizabeth era muy controvertida en la corte, pues a sus continuas "fugas" de palacio, se unía el hecho de que tenía instalada en sus estancias particulares unas anillas, con las que hacía ejercicio, sin ser observada por nadie; las excentricidades fueron aumentando con el tiempo, pues, cada vez que salía al exterior llevaba la cara cubierta con un velo, se hizo tatuar un ancla en uno de sus hombros (representando su amor por el mar), además de hacerse "atar al mástil de los barcos en los que viajaba durante las tormentas".


Con su hermana, Elena

El hecho cierto es que Elizabeth no era la persona que estaba destinada a ser la esposa de Francisco José I, sino su hermana Elena, de 23 años, pero el emperador cayó prendidamente enamorado de Elizabeth. 
De este matrimonio nacieron cuatro hijos, Sofia Federica, fallecida a los dos años de edad, de tifus, Gisela, Rodolfo y Maria Valeria.


La archiduquesa Sofia Federica

En una visita que realizó a Hungría, en 1857, Elizabeth quiso llevar consigo a las pequeñas Sofia y Gisela, en contra, evidentemente, de la opinión de su suegra. Las niñas enfermaron gravemente, si bien Gisela se recuperó la pequeña María Valeria  falleció durante el viaje, lo que sumió a Sissi en una profunda depresión; con este episodio, la fuerza de la archiduquesa Sofia sobre sus nietos se impuso a la de su nuera, y aquélla fue la que se dedicó a cuidar exclusivamente a éstos.



En 1860, Sissi marcha de palacio, rechazando el estricto protocolo de la corte y el rechazo físico que siente por su marido. Su primera hija había fallecido, y esta vez Sissi no estaba dispuesta a "perder" a sus otros dos hijos Gisela y Rodolfo. Evidentemente, en la corte corrían todo tipo de rumores, desde la infedelidades de Francisco José I, hasta la posibilidad de la existencia de una enfermedad psicosomática en Sissi, en continua actitud de fuga, viajando continuamente de Viena a Baviera, Madeira, Triestre, Corfu, la costa Azul, Ginebra.



No se conserva ningún retrato de ella después de cumplidos los treinta años, es más, cuando en 1865, el cónsul autríaco en Corfú tuvo la oportunidad de conocerla, destacó de ella su aspecto, pues la encontró fea, vieja y seca, incluso, hasta mal  vestida. Su salud fue deteriorándose con el tiempo, lo que no la impedía continuar viajando en esa espantada sin fin, eso sí, con un séquito de cincuenta personas, además de sus perros, caballos y cabras (pues bebía leche de cabra fresca a diario). Un hecho cierto fue que a partir de los 50 años su piel se había deteriorado mucho, por lo cual llevaba velo, además su dentadura dejaba mucho que desear.



Un triste hecho vino a colmar de desgracias la vida de Elizabeth, la muerte de su único hijo, el principe Rodolfo, junto con su amante Maria Vetsera, a la cual convenció para que se suicidasen ambos. No obstante, sobre este episodio existen varias teorías, pues en el cuerpo de Rodolfo se encontraron señales de lucha y cortes en la cara, que fueron maquillados posteriormente, en el funeral. Rodolfo, criado desde pequeño por su abuela, la archiduquesa Sofía, padecía de serios problemas psiquiátricos. A partir de ese momento, Elizabeth sólo vistió de negro y se negaba a ser fotografíada.


Su hijo, Rodolfo

El dia 10 de septiembre de 1898, se encontraba en Ginebra, y saliendo del hotel Beau Rivage, con la finalidad de tomar un barco que la llevara a Caux, un anarquista corsó, Luigi Luchini, la  asaltó y la apuñaló con una lima. La emperatriz  calló al suelo, sin embargo no se dio cuenta, en principio, de lo que le había sucedido. Esto es así que quisó tomar al barco, y perdió el conocimiento. Murió poco después en su suite del Beau Rivage.
En ese momento para nada le sirvió el contenido del botiquín con el que viajaba continuamente, en el que no faltaba la morfina, y una jeringuilla para la cocaina.




Ficha policial de su asesino

Su cuerpo fue trasladado a Viena siguiendo el estricto protocolo de la corte que ella tanto odiaba y recibió sepultura en la Cripta Imperial, en  la iglesia de los Capuchinos, en lugar de en su palacio en la isla griega de Corfú, el Achilleion, donde había dejado escrito que deseaba descansar para siempre, DESCANSAR, en el sentido mas estricto de la palabra.


Ultima fotografía tomada a Sissi

"EL HOMBRE PUEDE SOPORTAR LAS DESGRACIAS QUE SON ACCIDENTALES, Y LLEGA DE FUERA. PERO SUFRIR POR SUS PROPIAS CULPAS, ESA ES LA PESADILLA DE LA VIDA"
OSCAR WILDE

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