sábado, 19 de julio de 2014

GIACOMO CASANOVA.- LA HISTORIA QUE NO SE SUPO


Buen día, amigos, hoy me he propuesto conocer a la vez que vosotros la historia de un hombre muy singular, símbolo del placer y de la seducción, no en vano, ha dado pie a un calificativo "casanova" que se dice de aquél que es mas que proclive a seducir y dejarse seducir -que todo vale-. Su nombre GIACOMO CASANOVA.
Mas la historia que todos conocemos de Giacomo Casanova es la de su vida disoluta, sus conquistas, su mundo de eterno libertino. La historia que os propongo es la de un CASANOVA, ya añejo, mas con un carácter que le seguía distinguiendo pese a la edad.
Para entrar en la vida de esta etapa de Giacomo Casanova, me remito a su historia que se nos relata en un volumen dedicado a Venecia, y dice como sigue: 
"Joseph Karl Emanuel, conde de Waldstein, contrató a un personaje extravagante como bibliotecario en su castillo de Bohemia. Le pagaba mil florines anuales y puso a su disposición cochero, servicio doméstico y alojamiento.
Se trataba de un veneciano ya añoso, en quien se apreciaban trazas de una antigua apostura. Su aspecto, con sombrero de plumas francés pasado de moda, trajes de seda bordados en oro y el cabello empolvado, asombraba tanto al resto de los habitantes del castillo como a los pocos visitantes que pasaban por allí; tenía el aspecto de una aparición del siglo anterior. Los últimos años (1785-1798) de la vida de Giacomo Casanova, tal era el nombre del bibliotecario, transcurrieron en este castillo.

Giacomo en su años de juventud

Casanova era una reliquia de una época que se había cerrado definitivamente con el estallido de la Revolución Francesa. Los nuevos tiempos que después de su muerte se extendieron por toda Europa, en los que propugnaban valores como la honradez, la fidelidad  y el amor a la patria, no tenían nada que ver con Casanova, un galante charlatán, en sutil estafador y un cosmopolita camaleónico que se sentía ciudadano del mundo. Refinado amante, sentía tal atracción por las mujeres que no podía limitarse a estar solo con una.



Ya olvidado por sus contemporáneos, excepto por sus múltiples acreedores, en el castillo del conde se dedicó superficialmente a la alquimia y a escribir sus memorias. Por desgracia, después de su fallecimiento las memorias cayeron en manos de un editor que obvió las descripciones frívolas e irónicas de la época del rococó y se centró sólo en sus aventuras amorosas, de modo que convirtió el apellido Casanova en un sinónimo de potencia masculina, tanto por su faceta de seductor como por sus repetidas visitas a establecimientos de dudosa reputación.


Sin embargo, el verdadero Casanova era mucho mas que un seductor y un libertino. Su afición al juego y a la mascarada le convierte en un personaje absolutamente típico del siglo XVIII. Ya es sintomático que naciera en 1725 en Venecia, una ciudad que en el siglo XVIII se caracterizaba básicamente por sus fiestas y sus eternos carnavales y que fuese hijo de una conocida actriz y de un director de teatro. Su familia quería que se dedicase a la  teología, pero el estaba mas interesado en la medicina, la ciencia natural universal de su tiempo. En la época de estudiante en Padua también se dedicó a este disciplina. En Venecia, concretamente en el convento de Santa Maria della Salute, terminó sus estudios, que abarcaban todos los ámbitos de la ciencia natural, con la ayuda del padre Barbarigo, uno de los mejores especialistas de Italia.
El hecho de que Casanova decidiera prescindir de sus conocimientos para pasarse sobre todo al embaucamiento no parece que menoscabase la popularidad de que gozaba entre las altas esferas europeas. Sus conocimientos no solo le sirvieron para crear una tinta invisible que al cabo de un rato no podía leerse y tenía una excelente aplicación para escribir cartas de amor y para firmar documentos de pago, pues también intentó producir mercurio, fundó una lotería nacional en Francia, inventó seductores perfumes, publicó una novela utópica, creó telas de colores para la fábrica de tejidos de su último protector, el conde Waldstein, y mas de una vez esos mismos conocimientos le sirvieron para salvar su vida.


Los funcionarios venecianos eran muy poco estrictos en lo que se refiere al castigo de las pequeñas trampas realizadas en el juego, especialmente en el Ridoti, el casino mas conocido. Sin embargo, eran totalmente intransigentes con el espionaje y la traición que suponía la revelación de secretos de estado. Casanova tenía grandes contactos con el embajador francés, con quien no en vano compartía amante, y esto fue razón suficiente para que el veneciano fuese detenido la noche del 25 al 26 de julio de 1755, con un pretexto absolutamente fútil. Lo encarcelaron en las Cámaras de Plomo, la prisión que se encontraba bajo el Palacio Ducal. En las actas se lee que fue condenado a cinco años, sin que el reo llegara a saber nunca cuál había sido el motivo de su detención.
Al poco de estar prisionero empezó a preparar un plan de fuga. Durante los paseos que le permitían realizar por las terrazas del Palacio Ducal mientras limpiaban su celda descubrió un trozo de hierro y otro de mármol y con la ayuda de piedras se fabricó una herramienta. Simulando un dolor de muelas consiguió azufre y algodón, aceite y unas esponjas que llevaba cosidas en el traje para secar las manchas de sudor, improvisó una lámpara que le permitía trabajar de noche, a escondidas, en su celda.


Descubierta esta primera intentona de fuga, Casanova fue trasladado, pero antes consiguió hacer llegar su herramienta a otro preso, escondiéndola dentro de una Biblia, y de esta manera burlando la estricta vigilancia a la que estaba sometido. Convenció al otro preso, el monje Marino Balbi, para que practicase un agujero en el techo de su celda. Este vez la fuga tuvo éxito. Escalaron los tejados del Palacio Ducal, engañaron al portero, que les dejó salir, saltaron a la primera góndola que encontraron y escaparon de Venecia antes de que los vigilantes se hubiesen percatado de su huida.
La historia de su evasión, que publicó en Praga en 1787, con el título de "Histoires de ma fuite", fue su pasaporte de ingreso en la alta nobleza europea, lo que le fue de gran utilidad hasta que las costumbres sociales cambiaron. En la soledad del castillo de Bohemia nadie se interesaba por las aventuras de un pobre anciano lunático. Solo ahora, mas de doscientos años después se ha valorado, en su justa medida la vasta cultura que poseía Casanova sobre los temas básicos de su época y se ha dejado de pensar en él como un gran amante y un perpetuo seductor".



"TODOS, TODOS TENEMOS ALGO QUE SOLO NOS PERTENECE  A NOSOTROS MISMOS"

BUEN DÍA A TODOS

Fuentes: Hago especial mención a que el texto es una traslación del publicado en Libro VENECIA, Arte y Arquitectura. Marin Kaminski.

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