viernes, 25 de julio de 2014

LA NAVE DE LOS LOCOS, DE EL BOSCO


Buen día, queridos amigos, hoy tenemos una cita muy especial, sobre todo por lo que a mí me afecta, pues lo es con una de las grandes personalidades artísticas que han existido: HIERONYMUS BOSCH, llamado y conocido como EL BOSCO.
Muchos han sido los historiadores del Arte que, a lo largo del tiempo, se han ocupado de la obra de El Bosco, mas no tanto de su vida, que quizá sea la clave para desentrañar la intención, el mensaje que quiso imprimir en sus lienzos. Podemos afirmar que Hieronymus Bosch nació entre 1450 y 1452, y que en 1478 contrajo matrimonio con Aleyt van de Meervenne, nacida en 1453, hija de un rico patricio, si bien las fechas pueden en algo variar. Si que es bien cierto que en 1480 Hierónymus Bosch está ya casado, y que en 1484, y gracias a la posición económica y social de su esposa, pudieron trasladarse a vivir cerca de Oirschot, una propiedad que lo era del duque de Brabante, sometida, por tanto, al derecho feudal.

El Bosco

La obra de este significativo pintor no han dejado de exaltar la fantasía y la fascinación, demandando nuevas interpretaciones de todo aquello que El Bosco nos dejó como legado, sin que hasta el momento presente no nos hayamos quedado definitivamente satisfechos con ninguna explicación.
Sin perjuicio de que, al final del texto incluyamos algunas de sus obras, mi intención para el día de hoy es la de centrarme, principalmente, en una de ellas: LA NAVE DE LOS LOCOS, en la que como en toda su producción proliferan y muestran las distintas y diferentes angustias y supersticiones de toda su época. Es en esta proliferación de imágenes donde abundan los símbolos infernales, místicos y alquímicos. Un mundo en el que el Infierno aparece como denominador común, ángeles caídos, una flora y una fauna maldita. Sus cuadros están, tanto llenos de vida, como de amenazas a ésta, y nos describen un universo del todo trastornado, incoherente y poseído por Satanás, como consecuencia del pecado.
Si bien se ha considerado desde el punto de vista artístico que EL BOSCO pintaba al hombre, al ser humano como era exteriormente, lo realmente cierto es que lo que reflejaba en cada uno de sus personajes no era mas que el alma del condenado, del condenado eterno, en una infinita lucha entre el bien y el mal.
Su obra no solo nos llama poderosamente la atención por su temática, hasta ahora irrepetible, sino por la perfección en la composición de los temas.

La nave de los locos

La nave de los locos, fue concebida, casi con toda seguridad hacia 1490. Dicha obra la podemos contemplar en El Museo del Louvre,en París. En dicha composición podemos observar la figura de un fraile y una monja tocando el laud, en tanto están sentados en una barca. Cantan o intentan coger con la boca una galleta que cuelga de una cuerda.  Sobre la tabla de madera hay un plato de cerezas y un vaso que tal vez contiene dados.
Una embarcación llena de locos era una imagen común para los contemporáneos de El Bosco, toda vez que en los cortejos de carnaval desfilaban sobre ruedas en las que se agitaban locos personajes.  Los demás acompañantes que van en la barca parecen alegres y contentos, a excepción de un personaje, el hombre con traje de bufón que aparece de espaldas al grupo, en tanto bebe tranquilamente el contenido de un bol; en cualquiera de los casos podríamos decir que medita sobre la situación.  El disfraz de bufón era muy popular en los tiempos de El Bosco, abundando en la corte de los grandes señores, así como los que disfrazaban de locos el Martes de carnaval, incluso llegaban a organizar fiestas de eso, de locos. Este hombre, disfrazado de bufón es un loco que no tiene nada en común con los demás que aparecen retratados por El Bosco, es alguien que no sigue las costumbres. Los demás pasajeros vienen a representar el tipo del loco antiguo, viven en el pecado, en vez de dirigir su existencia, la que transcurre en la barca hacia el reino de Dios.
De esta forma, El Bosco nos presenta en esta su obra, dos concepciones de la locura, la de los hombres de la Edad Media y la de los comienzos del Renacimiento. En definitiva es un documento gráfico de la transición de una época. Además, con independencia de su fantasía, caprichosa y alucinante, muestra un gusto mas que refinado por el arte pictórico, y prueba de ello son las manchas de luz que reflejan el disfraz de seda verde que viste el bufón, que destaca sobre el total del grupo retratado.

La tabla completa y el detalle del bufon

Detalle de la monja y el cura

La obra pictórica de EL BOSCO es del todo única y original y una de las creaciones mas fantásticas que se hayan visto jamás. 

Entre otras obras de EL BOSCO, seguro que reconocéis algunas de ellas, de las que a continuación os hago exposición.

El jardín de las delicias (tríptico abierto)

El jardín de las delicias (tríptico cerrado

En esta bellísima obra, El Bosco nos lleva a una especie de laberinto en el que la variedad de motivos utilizados nos extravía por la sencilla razón de que no nos ofrece un hilo inicial conductor. En esta tabla nos encontramos desde un mundo vacío, en sus inicios, hasta llevarnos en un viaje, que se nos antoja eterno, por la historia de la Humanidad. Si observamos el tríptico cerrado vemos la Creación del mundo anterior a la humanidad, reservada a la cara interior. En el interior, la lectura nos lleva primero por la creación de la pareja humana en el Paraíso, que aparece representada en el ala izquierda del retablo; el panel central nos muestra todo un mundo lleno de gozo y sexualidad, con escenas desbordantes de armonía, amor, sabiduría y verdad. En el panel de la derecha nos insiste en las consecuencias debidas a la depravación de los deseos carnales...con la caída al Infierno.
El Bosco fue siempre un hombre que exhortó a sus contemporáneos a que su espíritu no se extraviase y reflexionara sobre el final que les esperaba.

Otras obras de El Bosco:

La extracción de la piedra de la locura

La mesa de los pecados capitales

El carro de Heno

La epifania (retablo cerrado)

La Epifanía (retablo abierto)

La exploración del mundo que nos presenta El Bosco no sólo llenaba de asombro a sus contemporáneos, sino también de temor, pues para aquellos el Infierno era real de la misma forma que lo era el diablo.
No podemos evitar la fascinación que nos ofrece la obra de El Bosco, fue un pintor crítico con su época, y supo, de forma clara y evidente, mostrarnos esa crítica acudiendo a su concepción de lo que era su visión del mundo. Un mundo que, en definitiva, sigue siendo el mismo en el que vivimos, lleno de los mismos males. El Bosco había disfrazado sus verdades con libertad poética. Su mérito principal fue sacar a la luz el mal del hombre con su caos, con su pecado, y no cabe duda, que para ello no existían en la tradición pictórica límites que pudiera contravenir. Ese es su principal mérito.



BUEN DIA A TODOS

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