domingo, 27 de julio de 2014

RAPTO DE UNA SABINA, por GIAMBOLOGNA



El conocido como "Rapto de las Sabinas" o el "Rapto de la Sabina" es una de las composiciones mas famosas y hermosas del escultor de la corte florentina llamado Jean de Boulogne, conocido como GIAMBOLOGNA, amén de que es uno de los tres únicos bronces con la inscripción "Gio Bologne" -las otras dos obras están en Museo de Historia del Arte de Viena y en el Museo de Bellas Artes de Boston-.
La obra en cuestión fue comenzada por Jean de Boulogne  hacia 1581, y lo finalizó un año mas tarde, por propia iniciativa, es decir, que no fue encargo de persona alguna, sino producto de la inspiración del propio GIAMBOLOGNA.
Mas el hecho cierto es que cuando Francisco I de Medici vio la obra quedó entusiasmado con la misma y ordenó que fuera instalada en la Loggia dei Lanzi, cerca del Palazzo Vecchio.


A ciencia cierta nada se sabe de su encargo en mármol, mas una carta datada el 27 de octubre de 1580, y firmada por el Simone Fortuna dirigida al duque de Urbino, Giambologna trabajaba por entonces en un grupo en marmol de tres estatuas, que estaba a punto de terminar y cuyo destino era la Loggia de Pisani, que se erigía frente al Palazzo Vechio en la Piazza della Signoria. 
Si el modelo para los bronces fue anterior al de gran escala que hizo para el grupo en mármol, o si, por el contrario, es posterior, no podemos saberlo. Mas si éste fuera el caso, podemos asegurar que los bronces fueron del todo fieles al mármol.



El tema al que recurre el artista es un episodio mitológico que describe el secuestro de mujeres de la tribu de los sabinos por los fundadores de Roma.
Cuenta la mitología que en la Roma de los primeros tiempos existían muy pocas mujeres, y que para dar una solución al problema, Rómulo, que fue su fundador y primer rey, organizó unas pruebas deportivas en honor del dios Neptuno, a las que invitó a los pueblos de los alrededores. Fueron varios los que acudieron, mas los de una población, la Sabinia, era personas voluntariosas y fueron a Roma con sus mujeres e hijos, junto con su rey.
Cuando comenzó el espectáculo de los juegos, y a una señal ya preparada, cada romano raptó a una mujer y luego echaron a los hombres. Los romanos intentaron por todos los medios convencer a las mujeres -las sabinas- de que no habría brutalidad con ellas, sino que simplemente querían que formasen parte de su pueblo. No obstante, las sabinas pusieron un requisito para contraer matrimonio: en el hogar, ellas sólo se ocuparían del telar, sin verse obligadas a realizar otros trabajos domésticos, y serían las que gobernarían la casa.

Rapto de las Sabinas, por Jacques-Louis David

Pasados los años, los sabinos se sentían contrariados por el doble ultraje de traición y rapto de las que eran sus mujeres, y atacaron a los romanos, acorralándolos en el Capitolio. Para poder llegar hasta dicho lugar, contaron con la ayuda de una romana, Tarpeya, la cual puso como condición que le entregasen todo lo que llevasen en los brazos (se refería, a los brazaletes). Viendo los sabinos la traición que la romana hacía a su propio pueblo, aceptaron el trato que ésta les ofreció, pero su respuesta fue, en lugar de agasajarla, aplastarla con sus pesados escudos. El lugar, donde según nos dice la leyenda, tuvo lugar tal asesinato recibió el nombre de Roca Tarpeya, desde la que a partir de entonces se arrojaron a los que cometían delitos de traición.

La Roca Tarpeya

En la batalla final, entre romanos y sabinos, las sabinas se interpusieron entre ambos bandos y les obligaron a razonar, pues si ganaban los romanos, perdían a sus padres y hermanos, y si ganaban los sabinos, perdían a sus maridos e hijos. Con este inteligente argumento las sabinas lograron su propósito, y la reconciliación se selló con un espectacular banquete. El rey de Sabinia Tito Tacio y Rómulo formaron una diarquía en Roma hasta la muerte de Tito.

Espero, amigos que no os haya defraudado el hecho de que haya empezado mi disertación con el origen mitológico que dio lugar al tema que recoge la escultura, pero creo que es del todo necesario para comprender la obra en cuestión. 
Jean de Boulogne conocido como GIAMBOLOGNA nació en Flandes, formándose en el taller de Jacques de Broeuq, y viajó y permaneció en Italia durante bastantes años, pues fue en dicho país donde realizó la mayoría de su obra.
Una curiosidad sobre Giambologna, y es que cuando le presentó una escultura suya a Miguel Angel, éste le reprochó el hecho de intentar acabarla minuciosamente sin antes haber realizado un estudio previo: lejos de enfadarse o tomarse a mal la recomendación, Giambologna se preocupó de realizar una gran cantidad de bocetos en cera, arcilla, ..antes de realizar su obra final. 
En Florencia pasó gran parte de su vida, y es entonces cuando podemos observar en sus esculturas una técnica  y una perfecta armonía en la composición del cuerpo humano que nos ofrece reseñas helenísticas.
Bajo la protección de Francisco I de Medicci recibió su primer encargo en mármol, una alegoría política La Victoria de Florencia sobre Pisa, para después realizar el grupo de Sansón y el filisteo, hasta que remató su técnica y su inspiración artística con su gran obra maestra el Rapto de las Sabinas.



En la que fue su obra maestra, Jean de Boulogne intenta hacernos llegar una forma diferente en el aspecto del movimiento en la escultura. Inicialmente, crea un grupo en bronce que representa un rapto, y en la que podemos apreciar a un hombre desnudo, con las piernas flexionadas como consecuencia del esfuerzo a que está siendo sometido, lleva en sus brazos a una mujer, tambien desnuda que parece invocar a los dioses como testigos de su sufrimiento.


Detalle de la obra

En la escena no se advierte lucha ni drama, pues la mujer no se resiste, es una especie de danza en la que se oponen dos movimientos en contraste. Con la finalidad de que el grupo se vea reforzado por un fundamente mas amplio, el escultor coloca una tercera figura curvada en dirección al suelo En consecuencia, nos encontramos con tres cuerpos que se combinan en el espacio: el vencido, en el suelo con los miembros encogidos; el romano, que dibuja un arco de círculo, encorvado y fogoso y la Sabina que intenta zafarse de los brazos de este último con un gesto de su espalda. 
Es sencillamente espectacular la perfecta geometría de las líneas que imprimen fuerza a la escena, el juego de las miradas, las expresiones, y la distinta variedad de los volúmenes que podemos observar como se contraen en dirección descendente y luego se expande; todo esta técnica al servicio de la belleza es una auténtica forma de reflexión sobre la relación de la forma en el espacio. 
Por último, son del todo evidentes los rasgos manieristas, el alargamiento de las figuras, el gesto.
El Rapto de la Sabina responde a lo que Miguel Angel había ya desarrollado como la figura serpentinata, mas Giambologna nos ofrece muchas mas perspectivas. Este movimiento de las figuras que se retuercen sobre sí y entre sí mismas, adquieren un dinamismo espectacular. 



La naturaleza creativa del hombre es infinita, como infinito es su capacidad de que esa creatividad lo sea a favor del bien, y de lo que que, generalmente, se conoce como bueno. Mas tal como dijo Edmund Burke, escritor, pensador y político irlandés, para que "el mal triunfe solo es necesario que los hombres buenos no hagan nada".

BUEN DIA A TODOS

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