domingo, 21 de diciembre de 2014

MARIANO FORTUNY i MARSAL.- Vibrante mundo exótico.


Buenos dias, estimados amigos, hoy tenemos con nostros la presencia de MARIANO FORTUNY i MARSAL, uno de los mejores pintores de cuadros de gabinete tal y como fue reconocido no solo en éste su pais natal, España, sino también en Francia e Italia. Fue un hombre que encontró la fama prontamente, lo que le valió llevar una vida personal económicamente holgada, más su prematura muerte hizo que cayera un tanto en el olvido.

La vicaría

Los hijos del pintor en jardín japonés

Mariano Fortuny i Marsal fue padre de otro gran genio del arte, que fue Mariano Fortuny y Madrazo, que no solo se decantó por la pintura, sino que fue también inventor, grabador, fotógrafo y diseñador de moda. Precisamente, a Mariano Fortuny y Madrazo, se le que se considera el Leonardo da Vinci español, por lo que lo tendremos pronto, de visita, en este nuestro blog. 
Mas hoy vamos a centrarnos en su padre, MARIANO FORTUNY i MARSAL, nacido el 11 de junio de 1838 en Reus, y fallecido, mas que tempranamente, en Roma, el 21 de noviembre de 1874).

El jardin de la casa Fortuny

Viejo desnudo al sol

Su familia era de origen modesto y tendrían tres hijos mas. Su padre, Mariano, llamado igual que su hijo, era el propietario de una pequeña carpintería, en tanto su esposa, Teresa, se dedicaba a las labores propias del hogar. Una terrible epidemia de cólera que asoló toda Cataluña en la década de 1840, le dejó huérfano de madre, con tan solo once años, por lo que, habiendo emigrado su padre a Barcelona, pasó a vivir con su abuelo, que era conocido como "Marianet de les Figures", un mas que singular ebanista que se dedicaba a pasearse por los pueblos con un teatrillo, gracias al cual se ganaba la vida. La estrecha relación entre abuelo y nieto fue el detonante de que aquél se diera perfecta cuenta del gran valor que tenían los dibujos que hacía su nieto, por lo que se decidió, después de pasar el joven Mariano una temporada la Escuela de Dibujo de Reus, llevarlo al taller de Domingo Soberano, que fue la persona que le enseñó el manejo del óleo y la acuarela, y a la vez la perfecta minuciosidad que destaca en su pintura. Sus estudios los lleva a cabo en la escuela de Simón Fort. Mas, el abuelo, hombre de inteligencia natural, persistente en el valor de las dotes de su nieto, pone todo su interés en que éste se traslade a Barcelona, mas al carecer de medios económicos, hacen el recorrido a pie, ganándose la vida sirviéndose del teatrillo del abuelo.

El corral

Niño en Portici

Es en 1952 cuando Mariano Fortuny empieza a trabajar en el taller de Domingo Tallarn, quien le consigue una pensión de la Obra Pía y la matrícula gratuita de la Escuela de Bellas Artes de La Lonja. Sus maestros en esta Escuela serán Pablo Milá i Fontanals, Luis Rigalt y Claudio Lorenzale, asistiendo al taller de este último, quien marcará la obra del joven artista. 
Fueron cinco los años que Mariano Fortuny permaneció en esta Escuela, durante los cuales aprendió todo lo relacionado con el dibujo, con una mas que soberbia técnica. En el trabajo era un hombre incansable, realizaba croquis, caricaturas, dibujos, y solía acudir al campo también para dibujar la naturaleza, acompañado de su amigo y también pintor Josep Tapiró, llegando a ilustrar novelas como "El mendigo hipócrita", de Dumas, o "El Quijote". Tanto trabajo le acarreó graves consecuencias, cayó enfermo, y fue su propio abuelo, quien le trasladó a Berga para que se recuperara.

Acróbatas en Tetuán

Ramón Berenguer III

Este primer periodo en la etapa pictórica de Mariano Fortuny está marcado por la temática histórica, sagrada e incluso mitológica, y fue gracias a una obra sobre Ramón Berenguer III, en el castillo de Foix, como consigue una pensión de la Diputación de Barcelona, por importe de 8.000 reales anuales, con la finalidad de  trasladarse a Roma y proseguir su formación.
Fue el 19 de marzo de 1858 cuando Mariano Fortuny llega a Roma, si bien su primera impresión de la ciudad no le resulta agradable. Gracias a la Beca conseguida acude diariamente a la Academia Giggi, en la que dibuja al natural, y tiene como compañeros de aprendizaje a Eduardo Rosales y a Dióscoro de la Puebla. El grupo de amigos se reunirán no solo en los cafés de la ciudad eterna, sino que harán sus circuitos por todo el universo cultural de ésta. Fortuny siente una mas que especial predilección por la pintura de Rafael, y encuentra formidable el cuadro de Inocencio X, de Velazquez; mas su interés no se centra solo en los clásicos, sino que también se siente atraído con lo que de nuevo nos presentan Los Macchiaioli, o los paisajistas napolitanos.
En 1860 estalla la Primera Guerra de Marruecos y la Diputación de Barcelona le hace a Fortuny un encargo mas que especial, pues viajará a este pais con  la finalidad de convertirse en el cronista gráfico de aquélla, siendo acompañado para ello de Pedro Antonio de Alarcón, y todo ello integrándose, eso sí, como pintor, en el regimiento del general Juan Prim.

Árabe delante de un  tapiz

La etapa que le supone a Fortuny su estancia en Africa, marca rotundamente otro periodo de su pintura, pues se siente del todo deslumbrado por esa luz del Norte de Africa, por las luces y los habitantes de Marruecos. En este momento la temática de su obra se llena de reminiscencias orientales, y a raiz de ello Fortuny pintó alguna de las obras mas significativas de su producción, como la mas que famosa "La batalla de Tetuán". Cuando se firma la paz entre España y Marruecos, Mariano regresa a España, tras dos años y medio en tierras marroquíes, conoce a Federico de Madrazo y a su hija, Cecilia, su futura esposa.


Paisaje norteafricano

El vendedor de tapissos

Es ahora cuando presenta en la Diputación de Barcelona todos los cuadros que realizó y que fueron el objetivo de la beca que aquélla le proporcionó, los cuales le valieron un éxito rotundo, de tal forma que se piensa en dotarle con otra beca que le permita viajar por Europa, y así lo hace, visitando Paris, y las obras que encierra su Museo del Louvre, Versalles y Luxemburgo. Siente una especial predilección por Horace Vernet, Eugène Fromentin, Alexandre-Gabriel Decamps y sobre todo Eugène Delacroix, todo lo cual abre un nuevo periodo en la vida artística de Fortuny. Su éxito en los ambientes artísticos ya es todo un hecho y en 1862 vuelve de nuevo a Marruecos, eso sí, todo ello con la única finalidad de dar por zanjado el tema de los cuadros de las batallas de Tetuán, que le había encargado la Diputación. Después de dos meses en Marruecos, y terminado su encargo, empieza una etapa de viajes  que le llevan a Paris, Roma, Madrid, Barcelona, y le valen el conocimiento de numerosas personalidades, entre ellas, al marchante Adolphe Goupil, con el que firma un contrato para llevar a cabo una serie de cuadros de temática orientalista, pequeños cuadros que reciben en Francia el nombre de "tableautin", con los que llegará a conseguir un éxito inaudito en todo el continente europeo.
El hecho cierto es que Mariano Fortuny es un hombre afortunado, como su propio nombre parece presagiarle, y  empieza una relación sentimental con Cecilia Madrazo, una bella joven rubia, con la que contrae matrimonio el 27 de noviembre de 1867. Su viaje de novios, les lleva a Granada, ciudad que encandila a Mariano, y se establecen entre Roma y Paris. En 1868 se deciden por trasladar su domicilio a Granada, mas el estallido de la Revolución contra Isabel II, hace que se decidan por residir definitivamente en Roma.
Allí, en la ciudad eterna, Fortuny se dedica a pintar pequeños cuadros que vende con absoluta facilidad, lo que le va proporcionando una fortuna mas que considerable. Mas con dichas  gananciaas  Fortuny se convierte en un coleccionista de armas, tapices, cerámicas, vidrios y toda clase de objetos, propios de la época. 

Retrato de una niña marroquí

Es en el año 1869, y habiendo tenido un ataque de malaria, cuando recibe una oferta por parte del marchante Goupil, que no duda en aceptar: la construcción de un mas que magnífico taller en París, lo que evidentemente, le llevaría a establecerse en la ciudad de la luz. Su decisión fue todo un éxito, y todo el mundo de la élite cultural y artística de Paris quiere conocerle.
Poco antes de estallar la guerra Franco-Prusiana, la familia Fortuny pone rumbo a España, a Granada, concretamente, donde se estableceran durante dos años, y donde nace el segundo de sus hijos, Mariano, en 1971.
Mas llega el momento en que se le presenta a Mariano Fortuny una mas que dificil encrucijada, sus encargos, los que le permiten llevar y mantener la vida que hace en Granada, le impiden pintar lo que él quiere, lo que desea crear como nuevo, y cae en una profunda depresión. 


La batalla de Tetuán

En 1871 hace un viaje a Marruecos acompañado de su amigo Tapiró, y en mayo de 1872, regresa a Roma, para después de terminar con todos sus encargos, instalarse definitivamente en Granada. Sus últimas obras "La vicaría", la "Elección de la modelo", o el "Ensayo en el jardín de los poetas Arcades", que fue destruido durante la Guerra civil, son definitivamente terminados y alcanzaron en su venta cada uno de ellos precios que, por entonces, eran del todo desorbitados, -fueron 90.000 francos los que se pagaron por la última de las antedichas obras-.
Mas pese a que en el aspecto económico y a su valoración como artísta, su estatus es del todo elevado, Fortuny sigue en un estado de profunda depresión, y es por ello por lo que su amigo el barón Charles Davillier le prepara un viaje a Londres. No cabe la menor duda de que Londres le ofrece una mas que extraordinaria oferta cultural y artística, y de ello saca buen provecho Forotuny, visitando entre otros talleres el de Alma-Tadema y Millais.
El año 1974 lo pasa en la villa napolitana de Portici, donde sus trabajos denotan una inmensa alegría, la del momento que, por poco tiempo, está viviendo el artista, tal y como podemos apreciar en una de sus últimas obras "Desnudo en la playa". En octubre de ese mismo año Fortuny y su familia regresan a Roma, donde el 21 de noviembre fallece como consecuencia de la malaria, la cual se complicó con una dolencia gástrica, provocada, curiosamente, por el vicio de nuestro artista de chupar los pinceles de la acuarela.

La odalisca

Su entierro fue una auténtica manifestación de duelo por parte de toda una comunidad no solo de artístas, sino de personas de distinta índoles conocedoras de su obra, y que sabían del valor de ésta.
Solo fueron 36 años de vida los que el tiempo nos permitió disfrutar de la presencia de MARIANO FORTUNY i MARSAL entre nosotros, mas su herencia, es todo un legado no solo para el mundo de la pintura, sino para la Humanidad. 

Playa de Portici

¡MARAVIILLOSO FORTUNY!

BUEN DIA A TODOS

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