viernes, 27 de marzo de 2015

LUISA CASATI: VIVIR Y SENTIR DANDI.




Casati por Augustus Edwin John


Buen día, estimados amigos, hoy tenemos cita con una señora un tanto peculiar, su nombre LUISA AMMAN, marquesa de Casati, nacida en Milán en el año 1881, y cuya familia estaba enraizada con la alta burguesía.
Con tan solo 19 años contrajo matrimonio con el marqués Camilo Casati Stampa di Soncino, divorciándose del mismo en 1914. 


Luisa Casati

Pese a que con tan solo 15 perdió a su madre y a su padre, Luisa Casati quedó convertida en la propietaria, por herencia, de una gran fortuna. A esta fortuna le dio un objetivo que fue el que fijó para su existencia: "Quiero ser una obra de arte viviente".



La palabra dandismo o dandi no viene definido por sí mismo, sino por aquél que adopta las convicciones que implican el ser o saberse "dandi"; la vida es para el dandi, seducción, extravagancia, la persona que hace de su existencia la consumación de su apariencia exterior, y todo ello unido a un mas que ingenioso verbo.
El siglo XIX y principios del XX consagran la figura del "dandi" haciendo de su cuerpo un escaparate de sí mismo; pongamos, por ejemplo, a Oscar Wilde, el dandi por excelencia. Mas curiosamente esa condición de "dandi" se dio, exclusivamente, en hombres, hasta que apareció Luisa Casati.


Con 18 años


Luisa Casati por Man Rai

Una de las imágenes mas representativas y que puede servirnos de introducción para conocer la personalidad de esta mujer fue una mas que conocida fotografía que le hizo Man Ray, en la que podemos observar cómo su rostro se dirige a quien la observa, sirviéndose de tres pares de ojos.



El mas que conocido y bellísimo Museo Fortuny de Venecia hasta el pasado 8 de marzo, la ha sacado a la luz, para adentrarnos en el espíritu dandi que siempre la precedió, amén de gran artista. Fue musa de muchos retratistas, entre ellos Alberto Martini, además de gran amigo.


Luisa Casati por Alberto Martini


Fue la suya una vida labrada por y para sí misma, y ello lo llevó a cabo, teniendo en cuenta que su economía estaba mas que resuelta, siguiendo dos vías.
La primera de ellas fue haciéndose con una mas que suculenta colección de obras de arte, en las que la protagonista era "ella misma". Así fue retratada por Giovanni Boldini, Alberto Martini, Giacomo Balla, Fortunato Depero, Luigi Russolo, Kees Van Dogen, Erté, Ignacio Zuloaga, Augustus John, Paolo Troubetzkoy, Man Ray e incluso, fotografiar por Cecil Beaton.
Era ella Luisa Casati el punto de cohesión de la magnifica expresión de arte de tan celebrados artistas. 

Por Giovanni Baldini


Diseño por Leon Bakst 

Otra de las fórmulas de hacerse sentir foco de atención fue el hecho de celebrar mas que suntuosas fiestas de disfrazes, tanto en Venecia como en Paris, en la que la única protagonista era ella, todo lo organizaba, dirigía, en todo intervenía y ejecutaba a la vez. Luisa Casati fue a su tiempo lo que cualquier performer lo sería al siglo XXI.

Disfraz Regina della notte


La apariencia de Luisa Casati, alta, degada, con una bellísima mata de pelo rojo hizo de ella una fuente de inspiración y objeto de leyenda entre todos aquéllos que la conocieron y entre los que aspiraban a compartir con ella una de sus mas que suntuosas veladas. Su aspecto era el de una hechicera, cuya piel blanquísima remataba con unos labios rojo bermellón. Sus increibles ojos verdes culminaban el conjunto, y ella aún los hacía mas embaucadores, si cabe, colocándoles unas falsas pestañás, y rodeándolos de khol negro, haciéndolos brillar aún mas si cabe. 



Toda vez que su economía se lo permitía y su singular belleza también, era vestida por Leon Bakst, Paul Poiret, Mariano Fortnuy e incluso Erté. Su cuerpo siempre adornado por joyas de Lalique. Una de estas mas que hermosas joyas fue la que sirvió de inspiración para el diseño de Cartier, "Pantera".


Ninguna mujer como ella supo llevar un "Delfos", el vestido diseñado por Mariano Fortuny Madrazo, siendo del todo suficiente el que Luisa Casati vistiera tan exquisita prenda para que ésta se convirtiera en la gran tendencia de la moda parisina.


Vestido delfos

Giuglio de Blaas

No cabe la menor duda que a su singular mentalidad, Luisa Casati unía un cuerpo especialmente diseñado para aquéllo que tanto amaba: hacer expresión de sí misma, de su exquisita corporeidad. No obstante, su anatomía no entraba dentro del canon de la época, pues era alta, 1,74 metros, que aumentaba a base de stiletti hechos a base de madreperla, muy huesuda, y con un rostro cuyas facciones estaban profundamente marcadas. No era guapa, pero era el suyo un rostro de un profundo magnetismo.

Vestida por Eugene de Blas

Fotografiada por Man Ray

Con el paso del tiempo Luisa Casati irá marcando cada vez mas profundamente esas diferencias que tanto la hacen objeto de intriga, pues utilizaba gotas de belladona para dilatar sus pupilas, a la vez que un cerco negro enmarcaba sus ojos, obtenido a base de polvo de almendras quemadas y molidas,  plomo, cobre, minerales, ceniza y ocre. El resultado era sumamente teatral.
Su vida se desarrolló, fundamentalmente, en dos ciudades. En 1923 adquirió a su amigo Robert de Montesquiou, el Palais Rose en Vesinet, si bien 13 años antes había estado viviendo de alquiler en el Palacio Venier dei Leoni, en Venecia, que nunca fue terminado y del que solo se construyó la planta baja. Fue otra gran mujer, mecenas de múltiples artistas, Peggy Guggenheim la que en el año 1948 se estableció en el mismo, lo reformó y al día de hoy, es la sede de su fundación.


Rodeada de amigos en sus veladas de disfraces


 Por Giovanni Baldini

Fueron mas que conocidas y renombradas sus fiestas de disfraces, en las que Luisa Casati recibía a sus invitados disfrazada de mil y una formas, haciendo su aparición acompañada de animales como galgos e incluso, un leopardo o una serpiente. Todos los invitados llevaban a cabo excursiones por el Gran Canal, vestidos con esos siempre edulcorados ropajes dieciochescos, y todo ello hasta la Plaza de San Marcos, donde terminaban la velada.
Luisa Casati era un producto que se vendía a sí misma, como objeto motivo de atracción y de sugerente extravagancia. A ello contribuía que era una gran aficionada a la magia y al espiritismo, llegando su extravagancia a hacerse dobles en cera a los que vestía con sus ropajes y los sentaba a la mesa de sus invitados. En definitiva, era lo suyo un avance de lo que hoy conocemos como performance.

Por Federico Armando Beltran Masses

Por lo que respecta a su vida sentimental, después de su divorcio fue amante durante años de Gabriele D´Annunzio. Nadie como Luisa Casati supo y participó, desde el punto de vista femenino del dandismo, palabra que, singularmente, no significa NADA.

Por Man Ray

Mas si hay un elemento común en el que converge la vida de todo dandi es en su futuro: siempre acaba mal. 
Luisa Casati se trasladó a Londres a finales de los años treinta y allí vivió sola, en una habitación, arruinada, hasta que falleció en 1957. Sus únicos ingresos provenían de lo poco que le pasaba el que fue su amante Augustus John, que solía gastar en sesiones con mediums.
Luisa Casati se inventó y reinventó a sí misma, mil y una veces, y siempre el resultado era objeto de admiración por todos los que la conocieron, curiosamente, hombres y mujeres, porque el caso de Luisa Casati es el que todos soñamos alguna vez "ser protagonistas absolutos del gran circo del mundo". Ella lo consiguió.


"El sueño ha apresado la huella
Y el color de tus ojos."            
(Paul Eluard)


BUEN DÍA A TODOS

http://directoriohispanodelasartes.com/pura-kastiga/



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