viernes, 18 de diciembre de 2015

EL JAPONISMO. La irresistible atracción por Oriente.



Buen día.-
Son ya mas que numerosos los temas que trato de abarcar en este espacio, planteando ideas nuevas para avanzar en el conocimiento del arte y de la cultura. Es así que hoy nos vamos a decantar por tratar el llamado JAPONISMO, término artístico que hace referencia a la influencia de las artes japonesas en occidente.


Y es que en los últimos años el arte y la literatura de Japón han tenido un especial protagonismo. No solo se han llegado a editar novelas sobre mitos clásicos y populares, sino que también son frecuentes las películas que se exhiben en numeros cines y que nos trasladan la cultura japonesa.




Y es un hecho bien cierto que a partir de la década de 1860, concretamente durante la época de la Restauración Meiji, cuando Japón abrió sus puertas a Occidente, después de siglos de aislamiento, es cuando se empezaron a imponer en occidente tanto la moda como el arte japoneses. Ello dio lugar a que se desarrollara un afán por el coleccionismo, entre ellos, de bibelots y de cerámicas, y que fueran galerías como la de Samuel Bing, de Paris o Liberty, en Londres, y también Tiffany, en Nueva York.

Y como ejemplo de maestros que sirvieron de modelo a los artistas que gustaban de esa nueva visión del arte podemos citar a Hokusai "el viejo loco por el dibujo", Hiroshige y Utamaro.

Templo Edo-Hokusai

Hokusai, autorretrato 1839


El término "Japonismo" fue usado por vez primera por Jules Claretie en su libro llamado "L´Art Francais en 1872", que fue publicado ese mismo año. Como consecuencia de la influencia de los principios del arte japonés sobre el occidental, mayormente en obras realizadas por artistas franceses, que reciben la denominación de "japonesque".



Utamaro

La Exposición Universal de Londres, de 1862 tuvo, entre sus principales atracciones, el arte y la artesanía japonesa, y sobre todo los conocidos ukiyo-e (xilografias japonesas) sirvieron como fuente de inspiración de muchos pintores, principalmente a los impresionistas, a los que siguieron los postimpresionistas y modernistas de finales del siglo XIX, alcanzando a los cubistas de principios del siglo XX.





Y es que el arte japonés, marcado por su carácter asimétrico e irregular, causó una total impresión en artistas de la categoría de Monet, Van Gogh y Picasso, entre otras razones por suponían una brecha con el arte occidental academicista.

Van Gogh-"El ciruelo en flor"

Van Gogh-"La courtisane"

Los artistas europeos lograron captar de las obras japonesas el sentido de experimentar composiciones sin profundidad e incluso con perspectivas insólitas. Muchos redescubrieron la asimetría, la luz sin sombras, las áreas planas de colores vibrantes, y gozaron situando a los sujetos protagonistas descentrados. Admiraron y adoptaron el carácter decorativo de las curvas (los tallos verdes, la olas...), se atrevieron con temáticas que abordaban las olas del mar, los puentes, e incluso apostaron por el cambio en las posturas de los hombres y mujeres, tumbados a lo largo, o agachados, e incluso recogidos sobre sí mismos.

Mary Cassat- La joven que se baña

James Tissot-"Jóvenes detras de biombo"

Cartel ilustrado

Y un hecho mas que significativo fue el que descubrieron la justificación de una nueva forma de dibujo que, en los cuadros, rodeaba las formas con una línea, siendo utilizado mucho por Manet y Gaughin, sirviéndose asimismo, de una técnica llamada de "trazo punteado", para la que se utilizaban hojas de caña.
Sus tonos eran vivos y era común la falta de sombra, lo que conseguía que los colores parecieran siempre luminosos.

Manet- "Emile Zola"

Van Gogh-"Retrato de Pere Tanguy"


Un hecho fundamental fue el que el coleccionismo del arte japonés se inició con las estampas (ukiyo-e), y que vieron la luz, por vez primera, en Paris. El responsable de ello fue el artista francés Félix Bracquemond ya que encontró una copia del libro de esbozos Hokusai Manga, en el taller de su impresor, y que curiosamente, habían sido utilizados como "embalaje" para servir un pedido de una porcelana. No obstante estas obras pertenecían a artistas contemporáneos, de los años 1860 y 1870, por lo que hubo de transcurrir algún tiempo hasta que en occidente se apreciaran, en su justa medida, a los grandes maestros japoneses.

Fuji-Hokusai




No obstante, no todos los artistas e intelectuales estaban de acuerdo sobre el exacto valor de los llamados grabados Edo, considerados como vulgares, frente a lo que se consideraba como el legado nacional japonés mas refinado, conocido como Yamato-e.
Fueron muchos los coleccionistas, fundamentalmente franceses, literatos y críticos de arte los que llevaron a cabo numerosas visitas a Japón, entre los años 1870 y finales del siglo XIX, y publicaron variados artículos sobre la estética japonesa y la mas que abundante demanda de láminas de la era Edo en Europa.





Los artistas japoneses mas admirados, y que, por ende, tuvieron influencia sobre otros tantos europeos, fueron Utamaro y Hokusai, y los que se vieron sorprendidos por esa tan singular manifestación artística podemos destacar a Manet, Pierre Bonnard, Toulousse-Lautrec, Mary Cassatt, Degas, Renoir, McNeill Whistler, Pisarro y muchísimos mas.



Bien es cierto que la mayor influencia se vio en la ilustración, mediante la litografía, pues abundaban carteles y láminas, entre ellos, señalar los tan conocidos firmados por Toulouse-Lautrec. La xilografía se vio resurgir, gracias a la obras japonesas, en gran medida por las aportaciones de Felix Vallotton y Gaughin, si bien abundó en la utilización del blanco y negro.
Por lo que respecta a Inglaterra, fue Whistler el que llevó a cabo la introducción de las técnicas y temáticas vinculadas al arte japonés.
También en Van Gogh nos encontramos, en algunas de sus pinturas, estilos y temas que sugieren el ukiyo-e, -Le Père Tanguy-.



Mas no solo en la literatura, sino en la música la influencia del arte japonés se vio de forma explícita en el japonismo imperante en la obra de Puccini "Madama Butterfly", y que luego continuó en "Turandot".



Y es, en definitiva, que el japonismo se vio tan bien reflejado en distintas artes, vinculadas con el mobiliario, pasando por los tejidos e incluso en la joyería y el diseño.


Kimono

No cabe la menor duda de que el arte es la mejor forma de comunicación que los seres humanos tenemos para hacernos herederos de una forma de vida y de un sentimiento que trasladamos de generación en generación, y esa forma de vida es válida, desde el punto de vista artístico, en todo tipo de cultura.
Amar el arte, gozar con la contemplación de la belleza, en sus diferentes formas de expresión, es una baza con la que la Humanidad cuenta para recordar que  el ser humano es fundamentalmente creador. Cuidemos esta última faceta, y tratemos de evitar la que le convierte en mera bestia: la destrucción.

Mariano Fortuny- "Jardín japonés"


BUEN DIA A TODOS

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Directorio Hispano de las Artes

Fuentes: Japonismo, la fascinación por el arte japonés.
Wikipedia.
Japonismo, Leer la pintura.

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