martes, 21 de junio de 2016

ALEGORÍA DE VENUS Y CUPIDO. AGNOLO BRONZINO.

Agnolo Bronzino

Buen día.


Dedicamos el espacio de hoy a realizar un pequeño estudio de una obra que es toda una delicia para los sentidos; su autor AGNOLO BRONZINO, pintor italiano, nacido en Ponticelli de Florencia, el 17 de noviembre de 1503 y fallecido en Florencia, el 23 de noviembre de 1572, siendo considerado como uno mayores representantes del manierismo, si bien en su vertiente mas refinada y madura.

La pintura obedece al nombre de ALEGORÍA DEL TRIUNFO DE VENUS, también conocida como ALEGORÍA DE VENUS Y CUPIDO o ALEGORÍA DE LA PASIÓN, que fue realizada entre los años 1540 a 1550, durante el gobierno del duque Cosme I de Médici.
Las dimensiones de la obra son de 146 x 116 cm, y la podemos disfrutar en la National Gallery de Londres, desde 1860, gracias a la adquisición que de la misma hizo el coleccionista de arte francés Edmun Beaucousin. 
Considerada, en esencia, como una composición que se posiciona en el llamado movimiento "manierista" o manierismo,  es una manifiestación del concepto de belleza clásica que brilló durante el Renacimiento.



Agnolo Bronzino se especializó, fundamentalmente, en la pintura en la que se llevaba a cabo la narración de situaciones alegóricas.
Realizó, durante su aprendizaje y posterior trayectoria un estudio minucioso y dellado sobre las figuras humanas, para posteriormente utilizarlas en obras como la que nos ocupa. 
Es está una composición compleja, en la que intervienen numerosos personajes, como la figura del anciano con un reloj de arena que porta sobre su espalda, representando el Tiempo.
Por lo que respecta al resto de las figuras todas ellas se acercan a situaciones placenteras, un placer en el que destaca una connotación pícara. Curiosamente, las figuras que aparecen entrelazadas dirigen sus miradas en diferentes direcciones, con lo que nos da una sensación de movimiento, y un detalle común en la pintura manierista es el hecho de que los pies y las manos son representados con formas alargadas.



Mas destaca, principalmente, la especial relación de las dos figuras centrales, sus expresiones faciales para las que Bronzino se vio influenciado por el poeta italiano Petrarca.
Es de señalar la especial belleza que desprende la piel de Venus, con un acabado que nos asemeja el alabastro. Todo su cuerpo está deliciosamente modelado, cual escultura, sus contornos, sus curvas y la conformación de sus brazos y piernas.
En LA ALEGORÍA DE VENUS Y CUPIDO existe una sutil mezcla que entrelaza la alegoría y el erotismo con un toque de elegancia buscada y conseguida. No obstante, Bronzino, admirador de la obra de Pontormo, no llega a conseguir la perfección del que fue su maestro.



Mas no acaba aquí este pequeño estudio de esta obra, sino que vamos a detenernos en algunos de los personajes que la conforman.
En el extremo superior izquierdo nos encontramos con un rostro, que representa la inconsciencia, en la que se observa una expresión de horror, ante el incestuoso amor de Venus y su hijo Cupido.
La imagen de los rostros de madre e hijo lo es de marcado carácter erótico, ya que no solo rozan sus labios, sino que la lengua de Venus resalta en la imagen. Venus está perfectamente identificada por la manzana que tiene en una de sus manos, en tanto que Cupido lo es por sus alas y su flecha.



Un pequeño rostro, con un extraño semblante nos sugiere que se trata de la representación del Engaño, pues en una de sus manos sostiene una tarta de miel que ofrece a Venus, en tanto con la otra sostiene el aguijón de su cola. Se trata, sin lugar a dudas, de la visión de un personaje grotesco.

Otra figura, de cuerpo entero, que aparece a la derecha de la obra es un pequeño niño, con expresión traviesa, y en cuyas manos lleva unos pocos pétalos de rosa, preparados para ser arrojados, por lo que se le puede identificar con el Placer.

En la parte inferior del cuadro vemos diferentes máscaras, que son muestra de lo que puede considerarse como falsas apariencias, y que se dirigen todas ellas a la figura de Venus; y por último, justo detrás de Cupido, causa impresión una figura, en la que destaca una total desesperación, representada por una mujer que se agarra la cabeza con sus manos. No podía ser otra que la Envidia.

Sin lugar a dudas, el cuadro de Agnolo Bronzino viene a representar al amor, que se compone de pasión carnal y de amor idealizado, pero que, irremediablemente, está condenado al fracaso, como bien señala el Tiempo, personaje fundamental en la obra.
En definitiva una temática compleja, que Agnolo Bronzino resuelve mediante la mezcla de elementos clasicistas y del empleo de una técnica que es propiamente manierista.

Disfrutad de su visionado.

BUEN DÍA A TODOS

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Fuentes: Arte.Toda la Historia.
Wikipedia



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