sábado, 18 de febrero de 2017

GUSTAVE COURBET Y SUS MUJERES.

Gustave Courbet


Buen día.

Los que sois asiduos a la lectura de estos pequeños artículos sabréis, como todo ser humano que disfruta con alguna afición que, siempre dentro de ésta pues existe una preferencia por alguien, por algo, en especial... 
Evidentemente, la pintura y la literatura son, en mi caso, dos grandes formas de alcanzar ese sentimiento que solo te aporta la contemplación o la lectura, según el caso, que se convierte en belleza y admiración.
Hoy nos paramos, una vez más, en el mundo de la pintura y con uno de mis artistas favoritos, un hombre que según el mismo escribía en una carta, en octubre de 1853 a su amigo y protector Alfred Buyas que..."él no era solo un pintor sino que antes que nada un hombre que había hecho pintura, no por hacer arte por arte, sino para conquistar mi libertad intelectual"...Ese hombre que se expresaba con estas palabras tan definitorias de lo que es una opción de vida era GUSTAVE COURBET.

El estudio del artista

Lot y sus hijas

Jo, la bella irlandesa

El estudio de la obra de Gustave Courbet, pintor francés, nacido en Ornans, en 1817, en el seno de una familia acomodada de agricultores, es una empresa fascinante, tanto como el descubrimiento de un ser humano que vivió de forma más que apasionada la realidad de la existencia, con el convencimiento absoluto de que ésta tenía un sentido que debía alcanzar. Ello le llevó, en cierta medida, a un enfrentamiento con el mundo real, pues lo que Gustave Courbet viene a considerar como su propia libertad no fue un camino sencillo, sino que le granjeó grandes enemistades.
Mas también el carácter de Courbet a quien podríamos definir como un "bon vivant", le hizo consumarse como bebedor incansable.


Lo que es el conocimiento de las cosas que conforman su existencia lo fue, primordialmente, por haberlo vivido, visto, olido, tocado, en definitiva, degustado y amado.
No obstante, sin perjuicio de lo que podríamos considerar como contenido social y revolucionario de su obra, en Courbet nos encontramos una increíble capacidad sensorial, una pasión por aquellos aspectos de la vida que para muchos significaban vulgares y corrientes.

Joven leyendo

Las durmientes

La sonámbula

Gustave Courbet es el pintor de todo lo que tiene vida, de las frutas, de los animales, de las flores y sobre todo, amigos míos, de la CARNE, de una carne fresca que se saborea a medida que se descubre, en la acción de ir pintándola.
Su obra es toda una clase magistral de lo que podríamos llamar corporalidad, que integra al ser humano con la naturaleza, y de esta forma nos podríamos situar en la forma de  expresión literaria de Whalt Whitman, quien al igual que Courbet, vive sumergido en una pasión global que afecta a todos los seres de la creación. 
La bañista

Mujer desnuda con  un perro

Su manera de modelar las figuras, sirviéndose de la gradación de tonos, que surgen de la oscuridad para destacarse de forma nítida en luz, es, en puridad, un procedimiento muy antiguo; la materia se transforma en el centro de cualquier debate sobre la verdad y la belleza, y lo que fue su experiencia vital da lugar a una fuente de inspiración pictórica maravillosa. La materia cobra entidad como algo vigorosamente lleno de vida.
A lo largo de su trayectoria, Courbet hace un uso constructivo del color, pues con el negro da la sensación de solidez y forma al objeto.

La bacante

Mujer con medias blancas

En resumen, el arte de Courbet puede considerarse moderno porque se dirige de forma directa al conocimiento de sí mismo, en lugar de hacia un sujeto externo, y no podemos obviar el hecho de que en los cuadros de Courbet hay una especie de amorosa complacencia en la sustancia, para lo que se sirve del empleo de una gruesa capa pictórica, lo cual le permite jugar con las posibilidades expresivas de la textura.

La hamaca

La joven bañista

Gustave Courbet era un total narcicista, siendo él su más querido modelo. Evidentemente, el físico le acompañaba a tal consideración, pues era esbelto, alto, con cabellos largos y negros y una barba agraciada, sus ojos adquirían cierta languidez, siendo su nariz recta y su frente pequeña; en definitiva, era un hombre admirado por las mujeres y él pues no se resistía a esa admiración.
Tuvo, a lo largo de su vida, numerosas amantes, con una de ellas, la modelo Virginie Binet, llegó a tener un hijo, si bien tenía verdadera aversión al matrimonio que consideraba como una esclavitud.
Su debilidad por las mujeres le llevó a retratarlas, en innumerables ocasiones, en las mas variadas composiciones, y nos proporcionó imágenes de una deliciosa y natural vitalidad, del todo exenta de una retórica cursi.
Sus desnudos nos ofrecen la visión de mujeres sumidas en el sueño, en la intimidad, en su lecho o al aire libre, y por supuesto, sus mujeres disfrazadas de diosas de la mitología en poses provocadoras.

La fuente

Mujer con loro

Pocos pintores han desatado tantos debates sobre el papel de la mujer en su obra pictórica como Courbet, hasta cierta medida convertida en argumento para la exploración de éste y del espectador, por supuesto.
Las mujeres de Courbet aparecen, en innumerables ocasiones, dormidas, o sumidas en un profundo ensueño, siendo necesario reconocer el significado que el término dormir supone para Courbet: dormir es un placer.
Mujeres que ríen, que sueñan, duermen, se miran al espejo, aparecen convertidas en seres mitológicos, en definitiva, la mujer en todas sus más deliciosas facetas... tal y como la vio y la retrató GUSTAVE COURBET.

Muchachas a la orilla del Sena



Sirva de homenaje de una mujer para con este gran pintor y amante de la belleza femenina.

Ustedes disfruten tanto como el mismísimo Courbet.

BUEN DÍA A TODOS

PURA KASTIGÁ

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Directorio Hispano de las Artes

Fuentes: Wikipedia.
Gustave Courbet. Historia 16.



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