viernes, 13 de octubre de 2017

ALBERT CAMUS: EL MITO DE SÍSIFO.




Buen día.

Aprovecho la ocasión de tratar en este artículo un tema literario, toda vez que mi pasión es la literatura.
Nunca tengo límite a la hora de dedicar tiempo a esta deliciosa no ya afición, sino que en mí se ha vuelto adicción, a base de disfrutar y aprender con ella.
Y qué mejor forma de adentrarnos en terrenos literarios que partiendo de una obra que me parece de una actualidad permanente, y cuyo autor es uno de los grandes escritores del siglo XX.



Es así que ALBERT CAMUS nos ofrece en esta obra EL MITO DE SÍSIFO un ensayo sobre si merece la pena vivir, pues conocer de la existencia de una razón para vivir, es conocer también la razón para morir.
La obra se inicia con una cita de Píndaro que dice así:
"No te afanes, alma mía, por una vida inmortal, pero agota el ámbito de lo posible".



Y el hecho de que acuda a titular su obra con "EL MITO DE SÍSIFO" alude al personaje -de la mitología griega Prometeo-, quien habiendo engañado a los dioses debido a su astucia, recibió como castigo perder la vista y empujar perpetuamente un gran peñasco montaña arriba, hasta que llegaba a la cumbre, retrocedía y volvía al fondo del valle. Es así como Sísifo iniciaba, una vez más, su trabajo de volver a subir la piedra hasta la cumbre, indefinidamente.
Sólo cuando Sísifo experimenta lo que viene a llamar "libertad" es el momento tan pequeño en el que acierta a llevar hasta lo alto de la montaña el peñasco, sensación o estado que desaparece tal y como empieza a volver a realizar el repetitivo trabajo, de ahí que convierta a Sísifo en el héroe absurdo definitivo.


Albert Camus nos plantea la validez de la existencia humana, y también apuesta por la verdadera esencia de lo absurdo.
Para Camus el "hombre absurdo" es consciente de lo que condiciona la inutilidad de su vida, de mundo, pero se mueve dentro de esta incomprensión.
En pocas palabras Camus se cuestiona si merece la pena vivir la vida y que el suicidio es un mal interior, no un mal social.
Es humana la condición de racionalizar, entender y explicar todo.



En el primero de los cuatro capítulos en que se divide la obra Camus se plantea la más que fundamental pregunta de la filosofía: si merece la vida ser vivida.
Y es que mayormente el hombre cree vivir en una sucesión de infinitos mañanas, sin plantearse el hecho de la muerte, la certeza de este definitivo hecho.
Se plantea el individuo hasta qué punto el conocimiento verdadero es imposible y ni la razón ni la ciencia pueden explicar el universo, pues todo termina con posicionamientos abstractos.
No es el mundo el absurdo, sino que este surge cuando el ser humano fuerza la necesidad de entender la irracionalidad de éste, y como consecuencia de este reconocimiento surgen la rebeldía, la libertad y la pasión.



Para ponernos ejemplos de lo que Camus considera como ejemplos de vidas absurdas recurre, por ejemplo, a la figura del seductor Don Juan, quien vive de una existencia apasionada y reconoce esa existencia del todo pasajera.
Otro de sus ejemplos lo plantea en la figura de un actor que es la suya una sucesión de "vidas efímeras", con la finalidad de conseguir una fama, que efímera es.
Y como tercer ejemplo, nos acerca a la figura del guerrero, el conquistador que se hace dueño de la historia de la humanidad, para lo cual prefiere la acción a la contemplación, y que ninguna victoria es la victoria final. (Capítulo 2).



En el Capítulo 3, Albert Camus se centra en el estudio de quien puede considerarse artista o creador -siempre absurdo-. Y toda vez que si no existe una explicación del mundo que deje de ser absurda, el arte que de la misma se desprende también lo es.
Su análisis de la obra de Dostoievski es fundamental para explorar el tema del suicidio.



Por último, en el Capítulo 4, es cuando Camus se refiere al Mito de Sísifo, pues ve en él al héroe que siendo consciente de lo absurdo de su vida, la odia a muerte, y es condenado a un trabajo inútil, no renuncia a la misma.
Fundamental es el momento en el que Sísifo se plantea "su absurdo", en tanto regresa al fondo del valle, para volver a recoger el peñasco una vez más. Es consciente, en ese preciso momento, de su desesperanza, más a la vez esa conciencia de futilidad de su tarea es lo que lo libera y es así como llega a un estado de aceptación.
Su tragedia es, en definitiva, su victoria. Pues es lo que hay: Sísifo y la roca.

Fotografía Gilbert Garcin


Una lectura más que recomendada, y que en este pequeño artículo, aderezo con algunas de las representaciones del mito de SÍSIFO.

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Fuentes: Wikipedia.
http://clubdelabuenaestrella.blogspot.com


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