miércoles, 21 de febrero de 2018

EL HÉRCULES MASTAI.- LA ESTATUA QUE FULMINÓ UN RAYO.

Hércules Mastai

Buen día.

Dedicamos este espacio de hoy al hallazgo de la estatua del que se conoce como HÉRCULES MASTAI, que se produjo el 31 de agosto de 1864, en el transcurso de las obras de cimentación del conocido como Palacio Pío, en Roma, una excepcional obra realizada en bronce dorado, con una altura de 3,83 metros.
La historia que rodea a esta escultura es realmente curiosa así que empezaremos ciñéndonos a la misma.
Los romanos consideraban el hecho de la caída de un rayo sobre la tierra como una forma de comunicación entre el mundo divino y el terrenal, y a raíz de ello el lugar en el que caía el rayo en cuestión era considerado sagrado. Es así que todo lo que fuera alcanzado por tal descarga eléctrica de la naturaleza, ya fuera persona o animal debía de ser enterrado en ese mismo lugar, para lo cual se llevaba a cabo un ritual especial.


El lugar donde había caído, llamado "bidental", se convertía en lo que se conoce como locus religiosus, y todo lo que había sido fulminado debía ser recogido en una caja, debiendo estar protegida por un muro.
Es así como la estatua del Hércules fulminado por el rayo se ocultó dentro de una singular arca, totalmente sellada, y que quedó marcada con una inscripción, debiendo ser protegida por sacerdotes, que respondían al nombre de bidentales, y que, en honor de la estatua y su carácter sagrado, llevaban a cabo el sacrificio de un cordero de dos años (bidens).

Palacio Pío Righetti

Pues el descubrimiento de esta colosal estatua lo fue gracias a las obras de refuerzo de los cimientos que estaba realizando el banquero Pietro Righetti en el que fuera su palacio, situado en la plaza romana del Biscione.
Durante las obras, los obreros encontraron un muro antiguo y observaron la presencia de unos dedos que asomaban. Con especial interés se procedió a trabajar en las obras que ofrecieron la visión de una colosal estatua que había sido allí colocada, con sumo cuidado y en posición horizontal.
El hecho cierto es que la obra en cuestión se encontraba en buen estado, a excepción de la rotura de los pies y la falta de la parte posterior del cráneo y el pubis. Una vez se levantó la estatua, se pudo recoger un fragmento que se correspondía con la piel del león de Nemea (según la tradición uno de los mitos de Hércules).



Los trabajos se alargaron durante todo el verano hasta que el 1 de octubre la estatua pudo ser situada en una sala junto al patio del palacio Pío Righetti, lugar en el que fue inicialmente restaurada, por parte de Pietro Tenerani, a la sazón director de los Museos y Galerías Pontificias.
Una vez restaurada y valorada por la Academia de San Lucas, Pío Righetti la vendió al papa Pío IX, por la suma de 50.000 escudos.
Es así como el Hércules encontrado pasó a llamarse Hércules Mastai Righetti, apellidos del papa y del anterior propietario.
El Vaticano recibió la escultura del Hércules Mastai y en abril de 1866 fue expuesto por vez primera en la Sala Redonda del Museo Pío Clementino.

Sala Redonda del Museo Pío Clementino

Después de innumerables especulaciones sobre su datación, se estableció la misma entre finales del siglo I y III d.C., y que se trataba de una copia de un original griego, datado entre los años 390-370 a.C., atribuido a Lisipo.
Asimismo, también fueron muchas las voces que esgrimieron las posibles ubicaciones iniciales de la estatua, hasta que llegado el siglo XX, y gracias a los trabajos de Carlo Pietrangeli, quien estudió la inscripción que figuraba en la piedra transversal a modo de tímpano en el enclave en el que fue encontrada, se pudo saber que "F.C.S." significaba "Fulgur conditum summanium", lo que traducido viene a decir "enterrado por rayo nocturno". Es así que un rayó alcanzó la escultura, y siguiendo la creencia del pueblo romano tuvo que ser enterrada en el lugar donde se encontraba situada.



El HÉRCULES MASTAI permanece, al día de hoy, en el antedicho Museo Pío Clementino, ocupando un lugar preferente, en una de sus salas más espectaculares, pues la cúpula de la misma imita el Panteón de Adriano, siendo del todo espectaculares los mosaicos romanos que conforman el singular pavimento y que datan del siglo III d.C.



Y es que toda historia encierra no una, sino muchas historias que se encadenan y nos llevan a considerar la maravillosa aventura que es el conocimiento del arte y de las culturas.

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Fuentes: Wikipedia.
Historia. National Geographic.

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