INVIERNO.
El tiempo del invierno acecha,
frías son las noches que perfilan
el augurio de tu ausencia.
En tus ojos encendidos
goza una infinita aurora boreal,
tu corporeidad dibuja delirios:
el final se hace anunciar.
Mas el final es lo que empieza.
Retorno en la oscuridad
al contorno de tus abrazos:
líneas curvas,
suaves rectas,
contrapunto de un tiempo
para el que la imaginación
servida va.
No te escondas en la sombra de mis miedos.
No habites mi conciencia afligida.
No receles sin haber indiferencia.
Todo se resolverá,
es con tu sola presencia
que haces vida de mi vida.
Salúdame cuando decidas venir.
Tal vez,
que lo sea al llegar.
Rosa Freyre del Hoyo
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