FANTASMAS.
Viajo por un desierto
amenazado por oscuros fantasmas
que se ofrecen a retornar:
no se aceptan vencidos.
Aquí todos creen en Dios.
Escuchan su palabra,
dulce y reconfortante
cuando la vida te abandona.
Sé que moriré pronto
con mi lección aprendida.
Amargo es el turno del adiós.
Quizas me espere un viaje por ese desierto,
hasta un oasis de agua clara y paz silente
que conviertan mi destino un amable final.
Complacido de mí mismo,
nada me impedirá retornar:
como todo fantasma,
no me doy por vencido.
En tanto, mi pulso se reinicia
para una nueva existencia.
Rosa Freyre del Hoyo
Foto: Alfred Stieglitz
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