domingo, 15 de mayo de 2016

JUAN BÉJAR: IMAGENES QUE CREAN SENSACIONES.




Buen día.

Nos citamos un día mas con la finalidad de pasar unos buenos momentos y disfrutar de la cultura, porque la cultura, amigos míos, hay que disfrutarla.

Hoy contamos con una serie de "pequeñas presencias", un tanto peculiares, las que ven la luz de la mano del pintor malageño Juan Béjar (1946).
Fue la suya una vocación temprana, pues no cabe la menor duda que Juan Fernández Béjar ha tenido siempre unas mas que importantes aptitudes para el dibujo, que se han visto complementadas por la observación y por el estudio de los grandes maestros clásicos.



Su obra está poblada de pequeños seres, cuidadosamente deformes, que nos producen cierto vértigo, al ofrecernos un mundo que podría considerarse de pesadilla. 




Juan Béjar gusta de pintar acompañado del silencio; es hombre que se prodiga poco, no gusta de la exposición masiva, incómodo entre la multitud. Y ante todo, se corrige continuamente; es por ello que su obra no es muy abundante.
Asimismo, se define como bastante neurótico, no termina por aceptar el mundo en el que vive, y a través de su pintura, cuenta aquéllo que le ocurre. Bien es cierto que se divierte con cierto punto de perversión.




En cierta ocasión, le propusieron ser académico de Bellas Artes de San Telmo, que aceptó, más poco después renunció a ello, por la sencilla razón de que para Juan Béjar ese mundo le parecía demasiado obsoleto. La crítica escondida, en tanto, la frivolidad ganaba adeptos. Algo a lo que Juan Béjar le coge de pasada y vuelta.



Son sus personajes solitarios, melancólicos, habitantes de un universo particular, un mundo real, en el que aparecen perfectamente dibujados y con abundantes áreas de color plano, que forman parte de la composición. Asimismo, los gestos de estos pequeños son, hasta cierto punto, teatrales, no solo por el aspecto irreal de sus rostros. En alguna que otra ocasión, aparecen retratados desnudos, lo cual nos ofrece una imagen aún más espectral, pues sí que resulta evidente una peculiar falta de conexión con la vida. Parecen sencillos muñecos, rodeados de cosas y objetos absurdos, y que carecen de explicación lógica.




Con el tiempo sus personajes van convirtiéndose en seres en los que destaca su decadencia,  abundando en el realismo de los detalles y de la misma manera que los rasgos corporales los psicológicos, van provocando una total inquietud en el espectador.
En su pintura actual abunda lo que podríamos considerar como surrealismo ambiental, en la que aparecen nuevamente sus pequeños, con sus formas regordetas que dibujan sus caras, con sus ojos y bocas, sus peinados, todo ello seña de identidad de lo que es la pintura de Juan Béjar.



En su obra es evidente el dominio absoluto del dibujo, sirviéndose de la yuxtaposición e incluso la contraposición entre áreas de color plano (marcadas por tonos azules, violáceos y rosas) y las tonalidades terrosas, marcando los límites de las figuras y los espacios vacíos que le sirven de fondo. Para ello, Juan Béjar se sirve de técnicas como las veladuras, ofreciéndonos la materia pictórica, más empastada, trabajándola minuciosamente, lo que nos lleva a pensar en ciertos efectos que solo produce la técnica del grabado, al que Béjar es mas que aficionado.




Cómo podríamos sintetizar esta singular obra en la que, por una parte, observamos una cierta influencia surrealista, junto con otra que nos devuelve ciertas visiones atávicas y truculentas de lo que supuso la escuela española y su inclinación por lo dramático: dejemos que el espectador saque sus propias conclusiones.





"Soy un pintador de historias con finales poco felices"
(JUAN BÉJAR)

BUEN DÍA A TODOS

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Directorio Hispano de las Artes

Fuentes: El País. Cultura.
Juan Béjar Pintor.

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