Acercarnos a la figura de LEONOR FINI, artista argentina nacida en Buenos Aires el 30 de agosto de 1907, es hacerlo a todo lo que supone rebeldía, impulso vital, fascinación, erotismo, humor..., en definitiva no es la historia de una mujer cualquiera sino la de una pionera del empoderamiento femenino.
Los padres de Leonor Fini eran italoargentinos y es a raíz del traslado de la familia a Italia cuando Leonor empieza a sentir la fascinación por la pintura, admirando las obras de los grandes maestros del Quatroccento, así como los manieristas del siglo XVI. Inicia sus estudios en Trieste y es en el año 1933 que se establece en París, aproximándose al movimiento surrealista. La primera de sus exposiciones en París lo fue en 1933; con el tiempo participaría en otras: en Nueva York, en la denominada "Fantastic Art, Dada, Surrealism", en 1936; en Londres, en la exposición "El surrealismo", en 1966, en la Burlington Gallery.
Mujer polifacética, no solo pintó, sino que dibujó, realizó ilustraciones y confeccionó vestuario y decorados para obras de teatro; en base a ello podemos deducir que para Leonor Fini existía una fascinación total por la ambigüedad, el erotismo, lo que no impide que se nutra, en cierta medida, de la tradición clásica.
Esta genial mujer fue del todo autodidacta, rechazó de forma radical el hecho de ser categorizada, principalmente sobre lo que en nuestros días conocemos como cánones de género, siendo su obra expresión de la inspiración y la exacerbada imaginación, a través de la que lleva a cabo una exploración de lo masculino y femenino, el erotismo, y las distintas formas de entender la sexualidad.
Entre sus amistades más relevantes destacaron Salvador Dalí, así como Marx Ernst, y aunque fue invitada a participar del grupo surrealista encabezado por André Breton no aceptó hacerlo: era la suya una rebeldía total.
La fascinación total que Leonor Fini sentía por la androginia, la llevaba a considerar la misma como el estado ideal, es más ella se consideraba andrógina; en sus trabajos recurre con frecuencia a figuras como diosas, hechiceras, mujeres de inquietante belleza que nos acercan a figuras mitológicas provistas de una gran fortaleza vital, tanto así que llega a hacerlas portadoras de la vida y la muerte.
Recurre Leonor Fini a las máscaras, por las que también se sentía muy atraída, por el exotismo de los trajes o por las joyas como medio de realzar la sexualidad, apostando en numerosas ocasiones por los disfraces; y es que es pasión -arrolladora- la que la impulsa a plantearse hacer de todo ello una performance que sitúa al espectador en el plano del "voyeur".
Es así como rompe todo tipo de tabú, y nos muestra escenas nada convencionales en su trabajo, en las que mezcla el sadismo o el masoquismo, alude al poliamor o a la libre sexualidad.
Y esta forma de entender su trabajo no queda solo ahí, sino que la lleva a su propia vida, pues mantuvo relaciones íntimas con dos hombres, Stanislao Lepri y Constantin "Kot" Jelenski, conviviendo juntos, rodeados de animales (Leonor Fini adoraba a los gatos y llegó a tener hasta veintitrés a la vez).
A Stanislao Lepri, diplomático italiano le conoció en Mónaco en 1941, si bien éste abandonó su trabajo y empezó a convivir con Fini, dedicándose a la pintura; por lo que respecta a Jelenski, era escritor, de origen polaco. Es así como hasta la muerte tanto de uno como de otro, los tres vivieron en París.
La capacidad creativa de Leonor Fini era realmente excepcional, lo que la llevó a manifestar su arte en diferentes facetas, desde la pintura, pasando por el diseño de los más variados objetos.
La singular obra de LEONOR FINI hace de esta artista una mujer adelantada a su tiempo, que supo vivir la vida tal y como la sentía y concebía y que participó del arte de la misma forma que hizo de su vida: libertad, rebeldía, en definitiva, siendo ELLA MISMA.
Wikipedia.
https://historia-arte.com
https://artishockrevista.com
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