En los inicios del pasado siglo XX empezó a desarrollarse una prensa hasta el momento del todo desconocida, la llamada "prensa de moda", con revistas como Vogue o Vanity Fair.
Fue ADOLPH DE MEYER el primero de los fotógrafos que trabajó en la plantilla de Vogue, en 1914, haciendo más que famosas sus fotografías de las entonces actrices, bailarinas e incluso aristócratas que originaron una nueva clase social, del todo cosmopolita, y en la que también brillaban literatos, dramaturgos y todo tipo de artistas visuales; podemos afirmar, sin lugar a dudas, que a ADOLPH DE MEYER fue el gran predecesor del internacionalmente conocido CECIL BEATON.
ADOLPH EDUARD SIGISMUND DE MEYER vino al mundo en París, el 1 de septiembre de 1868, y falleció en Los Ángeles el 6 de enero de 1946; una vida larga y fructífera la del hijo del matrimonio formado por Adolphus Louis Meyer, judío alemán, y de la escocesa, Adele Watson. Gran parte de su infancia transcurrió en Alemania, en un ambiente en el que no careció ni de educación ni de medios para desarrollar sus intereses.
Después de instalarse en Londres, en 1895, pasó a formar parte de la Royal Photographic Society, así como en la llamada Linked Ring -una asociación que tenía como finalidad la de promover la fotografía, no ya solo como forma de plasmar la realidad, sino como una forma de crear arte-; cuatro años después contrajo matrimonio con la escritora y modelo de artistas Olga de Meyer, si bien éste no fue más que un matrimonio de conveniencia, pues Meyer era homosexual.
Un nuevo traslado de residencia, esta vez a Nueva York, en 1913 le dio la oportunidad de convertirse en el primer fotógrafo oficial de la revista Vogue, a la vez que el primero en ser fotógrafo de moda. Hasta el año 1922 estuvo trabajando en Vogue, y fue a partir de dicho año cuando fue nombrado fotógrafo jefe de Harper´s Bazaar, en París, cargo ejerció durante dieciséis años, hasta que en 1938 regresó, de nuevo, a los EE.UU.
El estilo que puede considerarse único y que identifica la fotografía de Adolph de Meyer nos regaló la aportación de la denominada iluminación dramática, para lo cual se decantaba por el empleo de la luz suave y abundar en el color blanco y negro sobre las modelos, a la vez que fue suyo también el método de retratar a las modelos en ambientes y situaciones del todo naturales.
Son las suyas unas imágenes que nos resultan atractivas por su visión pictórica, romántica, cuyas modelos nos recuerdan el arquetipo de la belleza clásica; es el suyo un maravilloso trabajo que se vio recompensado por el reconocimiento de todo el mundo que vivía los tiempos de la Belle Époque, cuando la belleza y el arte eran uno, y por su objetivo pasaron grandes personalidades de todo ámbito.
Es del todo significativo recordar que su primer retrato para Vogue lo fue el de Gertrude Vanderbilt Whitney, quien, con el tiempo, fundaría el Whitney Museum; ello dio lugar a muchas personas relevantes pidieran ser fotografiadas por De Meyer, como Gloria Swanson o Anna Pavlova.
Su principal musa fue su mujer a la que fotografió en innumerables ocasiones, e incluso la famosa Coco Chanel fue la protagonista de un reportaje para Harper´s Bazaar.
Su maravillosa obra puede ser disfrutada en diferentes museos, tales como el MET de Nueva York o el Getty de Los Ángeles; desgraciadamente, muchos de sus reportajes se perdieron durante la guerra, más sobrevivió una de las campañas que hizo famosa a Elizabeth Arden.
...ismos Para entender la fotografía. Emma Lewis
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