miércoles, 7 de junio de 2023

LOS DISCÍPULOS DE REMBRANDT


                                                                    
                                                     

El gran maestro REMBRANT, pintor y grabador neerlandés nacido Rembrandt Harmenszoon Van Rijn  en la deliciosa villa de Leiden, por cierto una de las más ricas de los Países Bajos, y sólo superada por Ámsterdam, en 1606 contó con una gran cantidad de discípulos que continuaron su legado.

Por entonces, Leiden era una ciudad dedicada fundamentalmente al comercio y al sector textil, lo que no impidió que en la misma creciera el interés por la ciencia y el arte, lo que se vio reflejado en 1575 cuando se creó la universidad más antigua de todo el país.

                                                          
                                                         

Rembrandt nació en el seno de una familia acomodada y, en consecuencia, recibió una más que excelente educación, estudiando en la llamada Escuela Latina, latín, griego y dibujo. Sus padres, conscientes del talento del joven lo matricularon en la Universidad de Leiden, si bien el joven no siguió ninguna enseñanza, sino que entró como aprendiz en 1621 en el taller de Jacob Isaacsz van Swanenburg, pintor barroco y cuya técnica y sello encontramos posteriormente en su alumno. Poco después el propio Rembrant decidió ampliar sus horizontes y trasladarse a Ámsterdam, donde estudió en el taller del pintor Pieter Lastman, experto en temas históricos y fue gracias a éste que Rembrant descubrió la obra de Caravaggio y de los Carracci.

                                                    

Después de esta experiencia regresó a su ciudad natal, con apenas 20 años, pero ya se consideraba un pintor formado con una clara visión de lo que pretendía con su pintura. Su principal temática serán los cuadros históricos y de retratos y con sus conocimientos sobre el claroscuro convence y emociona, sus colores terrosos o resplandecientes,  y la excelencia de sus autorretratos, en gran medida expresionistas. Rembrandt fue también, sin lugar a dudas, el más grande aguafuertista de la historia del arte, celebrado y admirado a lo largo de toda su vida,  que llegó a romper con los preceptos tradicionales de la pintura, dotando a la suya de una plástica más que singular. 


                                                                                 
                                  

Es así como Rembrandt tiene su propio método de creación, para lo cual empieza sus obras con un esbozo, realizado con tono monocromático con pincel, diferenciando las zonas con colores. Son los colores lisos y transparentes los primeros que le ocupan, recurriendo al relieve en su búsqueda constante del juego del claroscuro. Su obra reúne dentro de una compleja y a la vez sencilla traducción lo que es el tema, la técnica, el color y la luz. 


                                  
                                 

Con un maestro de tan extraordinaria naturaleza no fue nada extraño que tuviera muchos y, entre ellos, algunos grandes discípulos, en total, a lo largo de su vida, más de 50.

El primero de sus discípulos fue GERRIT DOU, con sólo 14 años, cuando Rembrandt contaba con 21, y acababa de abrir su propio taller.

                                                                  
                                                                 

GERRIT DOU nacido también en Leiden en 1613, cuyas primeras obras se basan fundamentalmente en las de su maestro, es más, uno de sus más famosos trabajos Ana y el ciego Tobías fue pintado por Dou a partir de un esbozo de Rembrandt y con la ayuda de éste. Con el tiempo Dou desarrolló su propio estilo, pintando obras de reducido tamaño, con superficies muy lisas y en las que destaca el cuidado por los detalles. Podemos afirmar que Gerrit Dou tenía una gran preocupación por todo lo relacionado con el orden y la limpieza de sus herramientas, pues le tenía horror al polvo. Sus cuadros recrean ambientes domésticos, en los que podemos observar figuras enmarcadas por ventanas, y cuya decoración la constituyen los más variados objetos, desde libros hasta objetos musicales. A lo largo de su próspera vida tuvo también muchos alumnos que continuaron su legado y cuyas obras fueron muy cotizadas. Es la suya una obra que destaca por su pulcritud y precisión de estilo.


                                                        
                                                       

                                                            
                                                            

El pintor NICOLAES MAES, nacido en Dordrecht (Holanda), en 1634, fue también discípulo de Rembrandt, en Ámsterdam, hacia 1653/54. Su obra está formada fundamentalmente por cuadros de lo que se viene a llamar de "género", que nos aportan una visión un tanto emotiva de la temática que aborda, sirviéndose de colores brillantes. Con el tiempo su temática evolucionó abundando en el retrato, así como en la paleta de colores de la que eliminó el color rojizo y se decantó por una más amplia, con tonalidades claras, destacando los grises y negros para los fondos. Es así que en esta última fase de su trayectoria nos recuerda más a Van Dyck que al que fue su maestro, Rembrandt.


                                                           

                                                                                                                     

También WILLEM DROST fue un destacado discípulo de Rembrandt, del que apenas se conocen datos sobre su biograría, y su obra es más bien reducida, entre la que también se encuentran grabados.


                                                                
                                                                

                                              

AERT DE GELDER, pintor holandés nacido en Dordrecht en 1645 fue también uno de los más significativos díscipulos del maestro Rembrandt, y sobre todo, fue la suya una obra continuista de la de éste último; el estilo de Rembrant puede apreciarse claramente en las pinturas religiosas; dotado de una excepcional imaginación, así como de audacia en el empleo de la paleta de colores, De Gelder apuesta por el empleo de amarillos y lilas, -algo que no eran especialmente utilizados por Rembrandt, lo que aporta a su trabajo una gra luminosidad. Precisamente, una de sus obras más conocidas, El sueño de Jacob, fue considerada durante mucho tiempo autoría de Rembrant.

                                                          

                                                                      

Terminamos este recorrido dedicado a cuatro de los más de cincuenta discípulos de Rembrandt con CAREL FABRITIUS, el más dotado de todos ellos, cuya obra destaca por su originalidad y elegancia. Desgraciadamente su temprana muerte a consecuencia de la explosicón del almacén de pólvora de Delf acabó con su vida, es así que sólo se conservan de él doce cuadros, entre ellos, el conocido La resurrección de Lázaro; sí que es acertado afirmar que su estilo fue derivando tornándose más personal, destacando por el exquisito uso de las armonías en los colores fríos, así como en el interés por la perspectiva.


                                           

                                                          

Si bien es acertado afirmar que muchos de los alumnos del taller de Rembrandt no pudieron vivir de su trabajo, la cantidad y calidad de éstos con referencia en sus respectivas obras, nos viene a confirmar la extraordinaria aportación del arte de Rembrandt y de cómo influyó no ya sólo en su etapa histórica, sino que lo ha seguido en las siguientes generaciones.




Fuentes:
Muy interesante. Edición Coleccionista: Rembrant. El secreto del arte.
Diccionario de Arte. Ian Chilvers.

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