BUENA MÚSICA
domingo, 13 de mayo de 2018
sábado, 12 de mayo de 2018
MONSU DESIDERIO.- EL PINTOR DE LAS ARQUITECTURAS ONÍRICAS.
MONSU DESIDERIO
Buen día, estimados lectores, todos atraídos por el mundo del arte y de la cultura, en sus más que diferentes y singulares facetas, siendo mucho lo que de ensueño y misterio nos impulsa a contemplar bellas o turbadoras imágenes, tal es la pintura por la que apostó MONSU DESIDERIO, nombre del pintor francés François de Nome, nacido en Metz, sobre 1583 y fallecido en Nápoles, sobre 1644.
François de Nome
Tanto su propia vida como su arte están envueltos en un auténtico misterio, toda vez que con dicha firma -MONSU DESIDERIO- se reunieron obras no sólo de Nome, sino del también pintor Didier Barra, pues ambos realizaron en común algunas pinturas. Más una vez separadas las trayectorias de ambos artistas, Barra destaca por sus pinturas panóramicas, así como vistas de la ciudad de Nápoles, en tanto Nome se decanta por las arquitecturas fantásticas y las ruinas que nos sugieren escenarios oníricos.
Obra de Didier Barra y François Nome
Didier Barra
François de Nome
De Monsu Desiderio se conservan un total, reconocidas, de menos de cien obras, de las que la mitad, en la actualidad se ubican en EE.UU., a excepción de algún que otro cuadro en alguna iglesia napolitana o museo, y los que están en colecciones privadas; no obstante, podemos encontrar cuatro de sus obras en el Museo de Artes Decorativas de París.
Tanto la personalidad como la obra de Monsu Desiderio sólo empezaron a ser conocidas en 1956, a raíz de que viera la luz su acta matrimonial en la que se precisaba su origen lorenés.
Huérfano a temprana edad, se sabe que abandonó su ciudad natal para dirigirse a Roma, en compañía del que fuera pintor flamenco Balthazar Lauwers, a la sazón discípulo de Paul Brill, destacado paisajista. Fue en la ciudad de Roma, donde Monsu Desiderio permaneció durante ocho años, para a continuación trasladarse a Nápoles y trabajar en el taller de un pintor de estandartes, Louis Croys, contrayendo matrimonio con su hija Isabelle.
La complejidad de conocer con exactitud la vida y la obra de Monsu Desiderio radica, en cierta medida, en el hecho de que en Italia, a todo extranjero que llegaba y que hablaba francés, se le llamaba "Monsu", -de Monsieur-, seguido de su nombre, que no del apellido.
François Nome, a la sazón Monsu Desiderio, se inició con los grabados y los pinceles, coincidiendo en su desarrollo como artista con otros de diferentes nacionalidades, entre ellos, Desiderio Barra, y es entonces cuando empieza la colaboración entre ambos.
Si Barra se interesa por la pintura paisajística, apostando por la panóramica, Nome aporta el elemento fantástico, siendo una de las primeras obras nacidas de esta unión artística, la conocida como "La Torre de Babel", un cuadro en gran medida tenebroso, en el que se multiplican los personajes del todo insólitos, llevando al espectador a una sensación de ingravidez y ensueño.
La Torre de Babel
Es así que el trabajo en común de ambos artistas lo llevan a cabo durante un largo periodo de tiempo, combinando, ambos la dosis de genialidad que hace de cada obra una pintura excepcionalmente hermosa.
Con el tiempo, Barra se mantiene en lo que es su inicial pintura panorámica de vistas y paisajes, más Nome evoluciona y su obra va ofreciéndonos pequeños detalles de sus obsesiones, de sus miedos que traduce en arquitecturas del todo irreales.
Pese al trabajo en común de ambos artistas, el tiempo ha venido a demostrarnos que tras MONSU DESIDERIO se esconde la persona de FRANÇOIS NOME, cuya obra libera lo simbólico y la imaginación.
Influenciado por las obras de El Bosco, Brueghel y Cock, François Nome se introduce en delirantes mundos, visiones asombrosas de arquitecturas imaginarias, cuyos personajes son palacios, estatuas, elementos de la naturaleza, como tormentas, e incluso utiliza fuerzas sobrenaturales que le asaltan en su inspiración.
A través de la que es su pintura MONSU DESIDERIO nos habla de la temporalidad de la vida, del sufrimiento y aterrado por lo que presiente y ve, se vuelca en ofrecernos cuadros en los que el miedo dirige sus pinceles. La idea de la muerte está presente en su obra, así como todo lo que suponga destrucción, desaparición o caos.
Nos abre las puertas de un futuro desolador, de una realidad deformada, en el que los seres humanos hemos quedado convertidos en meros paseantes por un mundo en ruinas, o tal vez, esa visión no fuera tal irreal y pudiera ser la percepción de un futuro que los que hoy vivimos ya conocemos.
MONSU DESIDERIO es, en resumidas cuentas, el portador de un "mensaje profético", atemporal e imperecedero, y que, en consecuencia, debe ser entendido no como un anuncio sino como la constatación de una realidad que, una vez, sea "pasado", volverá a ser "presente", y se presumirá irremediablemente "futuro".
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Directorio Hispano de las Artes
Fuentes: Wikipedia.
Album. Letras-Artes.
viernes, 11 de mayo de 2018
GEOFFREY CHAUCER.- LOS CUENTOS DE CANTERBURY
Geoffrey Chaucer
Buen día, estimados lectores, y como de eso se trata, de leer, hoy dedicamos este pequeño espacio a conocer un poco sobre la vida de GEOFFREY CHAUCER, quien junto con William Shakespeare, es una de las figuras más representativas y brillantes de la literatura inglesa, y por supuesto, universal.
De todos los libros de Geoffrey Chaucer, sin lugar a dudas, el que es más conocido y que viene a hacer un retrato de toda una época y sociedad, es LOS CUENTOS DE CANTERBURY, cuya lectura nos ofrece una visión, siempre actual de la esencia del hombre y del mundo en el que habita.
Geoffrey Chaucer nació en Londres, sobre 1343 y falleció, también en Londres, hacia 1400.
Su padre era proveedor de vinos de la corte, y el joven Geoffrey se formó en la escuela de gramática latina de la catedral de San Pablo, estudiando leyes en el Inns of Court.
En su juventud fue paje de la condesa del Ulster y escudero de Eduardo III de Inglaterra.
Su cercanía a la corte le ayudó a conseguir contraer matrimonio con una dama de compañía de la reina, en 1366, llamada Philippa Roet.
Con independencia de lo que es su condición de escritor, Chaucer se empleó como interventor de aduanas en el puerto de Londres, pasando después a ser juez de paz en Kent, parlamentario y también se encargó de los jardines y palacios reales. Atendiendo a peticiones de la corte, llevó a cabo numerosos viajes al reino de Navarra, por Francia e Italia, y precisamente, gracias a su estancia en Italia, conoció la obra de Dante, Petrarca y Boccaccio.
Su vida terminó en una casa cercana a la Abadía de Westminster, en donde fue enterrado.
La obra de Chaucer abarca desde la traducción de otras, como la del conocido Roman de la rose, de la que apenas se conservan algunos fragmentos, a la propia, siendo la primera de sus obras el Libro de la duquesa, hacia 1374, escrita en tono elegíaco y que dedicó al que fuera su protector, Juan de Gante, a raíz de la muerte de la primera esposa de éste, Blanche.
Durante su estancia en Italia, concretamente, en Génova, hacia 1372, y por motivos relacionados con su profesión, se interesó profundamente por la literatura italiana, fruto de ello fueron sus poemas La casa de la Fama -1380- y El parlamento de las aves -1382..
Otra de sus obras también de influencia italiana es la llamada Troilo y Crésida, que es un extenso poema de ocho mil versos, cuya temática está relacionada con el amor y teniendo como escenario la guerra de Troya. Poco después, escribió La leyenda de las mujeres virtuosas -1386- obra que no llegó a terminar.
Más, sin lugar a dudas, la obra más conocida y reconocida de Geoffrey Chaucer es LOS CUENTOS DE CANTERBURY, que es un compendio de diferentes relatos y que bebe de las fuentes de El decamerón, escrito entre los años 1386 a 1400.
En todos y cada uno de los cuentos que integran este libro, Chaucer nos hace un análisis más que preciso no sólo de la sociedad de su época, sino de las personas y las conductas humanas, sirviéndose de un estilo vivo y con un gran sentido del humor, en muchos casos sarcástico.
Sin lugar a dudas, está considerada como la mejor obra de la Edad Media en Inglaterra, contribuyendo a la popularización del inglés como lengua vernácula en la literatura.
Para el punto de partida de los diferentes relatos, Chaucer se sirve de una serie de personajes de diferentes clases sociales, en peregrinación a la catedral de Canterbury, en la que se encuentra la tumba de Santo Tomás Becket.
La peregrinación en sí misma es sólo una excusa de que se sirve Chaucer para que los lectores asistan a las distintas narraciones que hacen los personajes, guiados por una inicial apuesta del dueño del mesón, desde el que se inicia el viaje, haciéndolo más ameno y que garantizará al ganador del mejor de los relatos, al regreso, una suculenta cena que pagarán entre los demás.
Chaucer apostó, inicialmente, por cuatro cuentos por cada uno de los treinta peregrinos, que habrían hecho un total de 120 cuentos; más no contó con la temporalidad de la vida, y sólo pudo llegar a escribir 24 narraciones todas ellas igual de sugerentes y que abarcan temas tan distintos como la codicia, la lujuria, el amor, el perdón o la venganza; en definitiva, historias del todo atemporales.
Vidriera de la Catedral de Canterbury
Y una de las características más significativas de estas singulares historias y que redundan en su vigencia y modernidad son los recursos narrativos que emplea su autor, con tramas que se entrecruzan, recurriendo a elipses y acotaciones, e incluso, dando vida a cuentos dentro de cuentos, que forman parte de la historia central.
Es así como podemos deleitarnos con diferentes historias, que Chaucer nos clasifica en función de la profesión o trabajo al que se dedica quien lo relata: El cuento del caballero, del molinero, del alguacil, del cocinero, del magistrado, de la esposa (o comadre) de Bath, del fraile, del convocante, del erudito, del mercader, del escudero, del terrateniente, del médico, del bulero, del marino, de la priora, de Sir Thopas, de Melibeo, del monje, del capellán de monjas, de la segunda monja, del criado del canónigo, del ecónomo, y del clérigo.
Una lectura del todo recomendada, por su agilidad, frescura y que arrastra al lector hacia mundos que le son del todo conocidos, si bien no dejan de sorprenderle, pues pertenecen a lo que viene a llamarse esencia del ser humano, y ésta, amigos todos, se repite a lo largo de la historia de nuestra humanidad, para bien y para mal de todos o de muchos.
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Directorio Hispano de las Artes
Fuentes: Wikipedia.
www.biografiayvidas.com
jueves, 10 de mayo de 2018
miércoles, 9 de mayo de 2018
PHILIPP OTTO RUNGE.- LA ARMONÍA DEL COLOR.
Philipp Otto Runge
Buenos días, estimados lectores, nos adentramos hoy en el mundo fascinante de la pintura y de todos aquellos que han conseguido hacernos admiradores de una de las disciplinas artísticas que más abundan en nuestros museos, y sobre la que, mayormente, disfrutamos: LA PINTURA, y para ello tomamos como referente a un pintor romántico alemán quien pese a haber comenzado su trayectoria un poco tarde, y fallecer tempranamente, nos legó unas obras, todas ellas deliciosas, siendo considerado, después de Friedrich, como el más destacado de los pintores alemanes: PHILIPP OTTO RUNGE.
PHILIPP OTTO RUNGE nació en Wolgast, el 23 de junio de 1777 y falleció en Hamburgo, el 2 de diciembre de 1810, a la temprana edad de 33 años.
Su familia estaba muy bien posicionada económicamente ya que tenía una constructora de barcos, por lo que sorprendió un tanto que uno de sus descendientes siguiera el camino de las artes, influenciado por la lectura del poeta Ludwig Tieck.
Es así como Philipp Otto Runge se decidió por estudiar con Jens Juel en la Academia de Copenhague, entre los años 1799 a 1801, para trasladarse después a Dresde donde llegó a conocer a Caspar David Friedrich.
El gran mañana
Los padres del artista
Una vez establecido en Hamburgo, en 1803, a través de su pintura, Runge nos llamó la atención sobre la necesidad de consolidar la armonía del universo, a través del simbolismo del color, la forma y los números, llegando incluso a crear una teoría de los colores, que parte de la que nos mostró Goethe.
(Zur Farbenlehre o Teoría de los colores) es un libro escrito en 1810 por Johann Wolfgang von Goethhe, en el que éste centra sus estudios en el color desde lo que es la percepción humana. Y para ello muestra descripciones sobre fenómenos tales como las sombras coloreadas, la refracción, el acromatismo e hipercromatismo).
Philipp Otto Runge también cultivó la poesía y es determinante para ésta el planteamiento que plasmó en una serie de cuatro pinturas tituladas Las Horas del Día, que debía de verse en un determinado escenario y con el acompañamiento de música y poesía. De esta forma Runge se aproximó y mucho al ideario de los románticos que trataban de conseguir lo que ellos llamaron "arte total", o lo que es lo mismo, la fusión entre todas las formas artísticas y que el propio Runge definió como "un abstracto, pictórico, fantástico poema musical", para lo que se sirve de formas abstractas, a través de figuras alegóricas, con la finalidad de plasmar las fuerzas misteriosas de la Naturaleza.
Runge pintó dos versiones de Morning (hoy en Kunsthalle, Hamburgo), en la primera de ellas, datada en el año 1808, nos dibuja el ciclo del tiempo dividido en cuatro partes. La obra en cuestión nos mostraba el día y las estaciones del año, los diferentes periodos de la vida humana, desde el nacimiento hasta la muerte, las épocas del mundo, y lo que, define como el tiempo y la eternidad. Más de todo ello sólo LA MAÑANA llegó a consolidarse como pintura al óleo, por lo que respecta al resto únicamente tenemos constancia de bosquejos.
Otra de sus obras más que singulares es la conocida como Die Farbenkugel o La Esfera de color, datada en 1810, y en la que nos muestra una esfera esquemática tridimensional con la finalidad de poder organizar todos los colores imaginables, tomando como referencia su tono, brillantez y saturación. Así los tonos puros eran mostrados alrededor de su ecuador, en tanto a través de lo que es el eje central se sitúa una escala de valor gris, desde el negro del fondo hasta el blanco situado en la zona más elevada. Sobre lo que es la superficie de la esfera los colores se graduaban desde el negro al tono puro hasta el blanco, en siete pasos; y por lo que respecta a las mezclas medias, en teoría, permanecían dentro de lo que era la esfera.
Esta teoría, plasmada en dibujo por Runge fue utilizada 150 años después por el profesor suizo Johannes Itten, quien abrió la esfera formando una estrella y así mostrarla de un solo vistazo en dos dimensiones.
Su esposa e hijo
Philiip Otto Runge fue también un genial retratista, de niños, adultos, más siempre gustó especialmente de la pintura de paisajes, siendo uno de sus cuadros más entrañables el que obedece al nombre de Los niños de Hulsenbeck, datado entre los años 1805-1806.
Los niños de Hulsenbeck
Desgraciadamente, la genialidad de este pintor alemán quedó truncada con su pronto fallecimiento, con sólo treinta y tres años, en la ciudad de Hamburgo.
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Fuentes: Wikipedia.
www.artehistoria.com
1000 Obras Maestras de la Pintura.Hfullman
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