domingo, 8 de abril de 2018

VERA MÚJINA.- EL OBRERO Y LA KOLJOSIANA.


Vera Mújina

Buen día, estimados amigos, son muchas las obras artísticas por las que un país puede quedar representado, fundamentalmente, en el terreno de la escultura; es así como la estatua de La Libertad nos sitúa mentalmente en los EE.UU. o el Cristo Redentor del Corcovado en Brasil.
De esta forma, una escultura "EL OBRERO Y LA KOLJOSIANA", obra de la escultora Vera Mújina se convirtió en el símbolo de la Rusia Soviética, una obra que es muestra de coraje y superación, si bien su historia, así como la de su autora vivió de difíciles momentos, en una etapa de la humanidad en la que los conflictos, por motivos ideológicos, marcaban grandes diferencias entre los países y sus habitantes.




Vera Mújina nació en Letonia, en 1889, siendo la suya una familia bastante acomodada, si bien la pequeña sufrió la pérdida de su madre con sólo 2 años, a consecuencia de la tuberculosis, enfermedad común por entonces, y su padre se decidió por trasladar su residencia a  Ucrania; la pequeña, dotada de un talento especial, inició sus primeros estudios en pintura y escultura, en Moscú, con maestros como Konstantin Yuon.
Desgraciadamente, el fallecimiento del progenitor, llevó a Vera Mújina a trasladarse a París, donde fue alumna del escultor francés Emile Bourdelle, a la sazón discípulo de Rodin, y de quien adoptó Mújina el gusto por lo que puede considerarse como arte monumental.
Entre los años 1912 a 1914 amplió sus estudios en la Grande Chaumière en París, para después realizar un viaje por Italia y disfrutar de las grandes obras de los maestros del Renacimiento.
Desde el punto de vista ideológico, Vera Mújina se adhirió a la causa de la Revolución de Octubre de 1917, siendo tanto su obra escultórica como sus escritos parte fundamental de lo que se conceptúa como realismo socialista.
Ello cristaliza con su escultura "La Campesina", datada en 1927, así como en el busto de S.A. Samkov, de 1934.

La Campesina

Busto de S.A. Samkov

La popularidad de Vera Mújina surgió a raíz de una iniciativa de Vladimir Lenin, conocida con el nombre de "plan de propaganda monumental", tras su lectura de Tommaso Campanella (1568-1639), y concretamente, de su obra "Civitas solis", en la que que muestra la visión de un Estado utópico bajo los principios de igualdad, haciendo especial mención a la propaganda en forma de grandes esculturas que vendrían a rendir tributo a destacadas figuras históricas y así servir de transmisores de ideologías.
Fueron muchos los escultores que plasmaron su inspiración en obras que desaparecieron con el tiempo, si bien Vera Mújina consiguió lo que ninguno de ellos pudo, que su escultura, con el nombre de "El obrero y la koljosiana", fuera presentada por el pabellón de la U.R.S.S. en la Exposición Mundial de París, de 1937.





Previamente, Vera Mújina compitió con otros dos escultores, más fue la fuerza y la pasión que desarrolló en su proyecto los que consiguieron la elección por parte del jurado.
Es así que empezó por la construcción de una pieza de casi 25 metros de altura, y en el plazo máximo de cuatro meses; para ello, Vera Mújina se sirvió de una técnica nueva: placas de acero inoxidable sujetas a una estructura interior. Si bien recibió la colaboración de numerosos obreros para la realización del monumento, el hecho cierto es que a Vera Mújina siempre se le ocurría dar una nueva dimensión a su proyecto.
El tiempo pasaba y Vera Mújina no tenía lista su obra, incluso llegó a sospecharse de que la escultora escondiera algún mensaje contra el estado ruso, como venganza por el trato que recibió su esposo, médico de profesión, Aleksey Zamkóv, quien fue arrestado al intentar abandonar el país con la finalidad de poder trabajar en un medicamento en experimentación. La investigación había sido ordenada por el propio gobierno soviético calificándola de "curandería".



No obstante, Vera Mújina cumplió su cometido y concluyó su trabajo.
El siguiente obstáculo que tuvo que salvar fue su traslado a París, pues dadas sus dimensiones la escultura en cuestión debió ser desmontada en distintas partes, tantas que a su regreso a Rusia, Vera Mújina dedicó diez días a su nuevo montaje.
Gracias a esta gran escultura Vera Mújina consiguió el Premio Stalin, en 1941, en tanto los estudios Mosfilm, dada la popularidad adquirida por la obra, la utilizarían como símbolo a partir de 1947.

El pan, 1939

Bailarina

Busto del hijo

Su obra posterior conoce de trabajos como "La partisana", de 1942, y una vez finalizada la II Guerra Mundial destaca por su participación en el proyecto "Exigimos la Paz" (1951), cuyo resultado vio la luz en forma de conjunto  escultórico, compuesto por seis personas: cuatro hombres y dos mujeres con niños pequeños, que venían a representar a diferentes pueblos.

La partisana

En esta gran obra trabajaron cinco artistas, amén de Vera Mújina, Nina Zelenskaia, Zinaida Ivanóva, Serguei Kozakov y Alexander Serguéev.
Se sabe con exactitud que la contribución de Vera Mújina fue la figura de la mujer que porta en sus brazos a un niño muerto.


Exigimos la paz

Una obra de arte que nos hace pensar en todo tipo de situaciones, sea cual sea el territorio en el que se produzcan, que nos invitan a recapacitar sobre la exigencia de la búsqueda de la paz y a evitar conflictos: nada tan terrible como la guerra y la muerte.
Destruida posteriormente pudo ser nuevamente restaurada partiendo de los fragmentos que resistieron y al día de hoy, conservada en el Museo ruso, es una auténtica joya de la colección en el parque Muzeon.



Vera Mújina viene a representar la imagen de la mujer fuerte, emprendedora, luchadora por sus ideales, pero que no duda en reconocer la equivocación o el error, y es precisamente, esa especial seguridad en si misma la que nos lleva a considerarla como "ejemplar" modelo de su "Koljosiana".


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Directorio Hispano de las Artes



Fuentes: Wikipedia.
https://enclavedela.worpress.com
https://mundosputniknews.com

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