VINCENT VAN GOGH fue en vida un pintor marginado e incomprendido, lo que puede venir a considerarse como un artista "maldito", cuya obra que se extiende a lo largo de un periodo de diez años está muy ligada a los acontecimientos de su vida y nos aporta la esencia de una persona perturbada e inestable.
Van Gogh no llegó a obtener beneficio económico ni comercial alguno a lo largo de su vida, a pesar de que es la suya una incesable búsqueda de la fusión de color, forma y dibujo de la que trasciende un sentimiento brutal.
Entre sus trabajos abundan los retratos, autorretratos y paisajes, así como suele recurrir a escenas de ambiente popular cuyos protagonistas son campesinos, gente anónima, si bien sus composiciones florales y sus naturalezas muertas son abundantes.
Vincent Van Gogh vendió un único cuadro durante toda su vida: Viñedo en rojo en Arlés, que fue adquirido por la pintora belga Anna Bloch.
Viñedo rojo en Arlés
En el artículo de hoy no vamos a generalizar sobre toda su producción, sino que nos aventuraremos con una única obra, que tiene su origen en una parábola: EL BUEN SAMARITANO,(Lucas, X, 25-37).
Es esta una obra curiosa dentro de la temática de Van Gogh un hombre que conocía bien poco sobre los textos bíblicos, y tanto es así que para la representación de "El buen samaritano" toma prestado el "modelo" de Delacroix, de su pintura del mismo nombre (El buen samaritano, óleo sobre lienzo, colección particular).
El buen samaritano
Eugéne Delacroix
El lienzo de Van Gogh, datado en 1890, óleo con unas medidas de 73 x 59,5 cm, y que podemos admirar en el Kröller-Müller Musseum, en Otterlo, es sencilla y llanamente una "copia" singular, eso sí, del cuadro de Delacroix.
La escena es la misma, pues capta el momento en el que el samaritano intenta situar al herido en su montura, el paisaje que sirve de fondo, la maleta rota del hombre que ha sido atacado y viene a "copiar" dos pequeños personajes que se alejan.
No obstante, sí que existe más que una diferencia entre ambas obras, vinculadas, evidentemente, con el estilo de cada uno de estos grandes maestros, siendo una de ellas el hecho de que la luz es mucho más brillante, en tanto en Delacroix se advierte el estilo del romanticismo francés.
Como ya he indicado todo el "escenario" en el que se desarrolla la escena es "exacto": el torrente, el cielo nublado, el difícil camino por el que se sacerdote y el levita siguen su trayectoria sin detenerse ante la suerte del pobre asaltado y salvado por el buen samaritano.
Este cuadro fue pintado cuando Van Gogh ya se encontraba muy enfermo, en el asilo psiquiátrico de Saint-Paul, en Saint-Rémy-de-Provence, y si bien en muchas de sus obras Van Gogh viene a expresar sus miedos y terrores internos, en esta obra, nos muestra, sirviéndose de una parábola, la terrible angustia que le supone la enfermedad mental, que le ataca, de la misma forma que un salteador de caminos. Es la pintura su samaritano, la que le ayuda a seguir cada día y la que le consuela y le acompañará hasta su muerte.
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Fuentes:
Maestros de la pintura. Larousse
La Biblia explicada a través de la pintura. Larousse.
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