sábado, 4 de enero de 2020

EL CASO DREYFUS.- LA CALUMNIA COMO RAZÓN DE ESTADO.

Alfred Dreyfus

El cineasta Roman Polansky presentó en el Festival de Cine de Venecia en 2019 una polémica película, bajo el título de Un oficial y un espía, galardonada con el Gran Premio del Jurado y Premio FIPRESCI (Federación Internacional de Críticos de Cine), cuyo título original es "J´ACCUSE", drama basado en un hecho histórico, conocido como "El caso Dreyfus" que tuvo su origen en un "error judicial", si bien bajo el mismo existía un fondo de espionaje y antisemitismo.


La víctima "escogida" fue el capitán Alfred Dreyfus, de origen judío-alsaciano, cuyo caso durante doce años, entre 1894 a 1906, conmocionó a la sociedad francesa y fue el detonante del antisemitismo escondido en una sociedad que proclamaba valores bajo palabras como "Liberté, Égalite, Fraternité".



Alfred Dreyfus nació en Mulhouse, Alsacia, el 9 de octubre de 1859, en el seno de una familia bien acomodada de origen judío y que debía su situación económica a la industria textil. Cuando Alsacia fue anexionada por Alemania tras la II Guerra Franco-Prusiana, en 1871, Dreyfus prefirió adoptar un año más tarde la ciudadanía francesa y dirigió su vocación hacia la carrera militar.
Es así como en 1882 entró en la École politechnique, consiguiendo el grado de oficial de artillería, para posteriormente ascender en 1889 a capitán. Un año más tarde, en 1890 entró en la Escuela de Guerra y en 1893 en el Estado Mayor del Ejército en el Ministerio de Guerra francés, y fue justamente entonces cuando le acusaron falsamente de espionaje, fue apartado del Ejército y recluido en la Isla del Diablo, situada a 11 kilómetros de la costa de la Guayana Francesa, en Sudamérica, y todo ello por un delito de "alta traición".


Todo este entramado de falsedades y calumnias vino precedido de una historia que intentaré resumir en la medida de lo posible.
En septiembre de 1894, el servicio de contraespionaje francés interceptó una carta que contenía secretos de estado y que iba dirigida al agregado militar alemán en París.
Todo ello comenzó a raíz de una persona cuya actividad dentro de la embajada alemana en París se limitaba a atender el servicio de limpieza, madame Bastian, escogida para ello, por su condición de analfabeta y que tenía como misión recoger cuantos documentos encontraba en las papeleras y entregarlos al comandante Hubert Joseph Henry.
El 26 de septiembre de 1894, madame Bastian dio con un descubrimiento que provocó que el jefe del gobierno, Charles Dupuy convocara al ministro de la Guerra, Auguste Mercier, en un gabinete de crisis, procediendo a realizar una investigación por parte del jefe del servicio secreto Jean Sandherr.


La nota en cuestión, a la que se conocía como el bordereau, estaba redactada por un anónimo oficial francés que ofrecía sus servicios al agregado militar alemán en París, Max von Schwarzkoppen, en relación con las actividades del Estado Mayor francés.
Las primeras investigaciones dieron como resultado que sólo una docena de oficiales habían tenido contacto con diferentes departamentos del Ejército, siendo Alfred Dreyfus uno de ellos.
Para ello procedieron a realizar un examen caligráfico que vino a "confirmar" que el sospechoso no era otro que Dreyfus, si bien la elección ya había sido hecha de antemano, al ser judío, ya que gran parte del equipo que formaba el servicio secreto era antisemita.
A todo ello se unía el hecho de que el ministro Mercier le convenía un culpable judío, pues por parte de la prensa derechista se había iniciado una campaña contra él al permitir el ingreso de numerosos oficiales hebreos en un ejército que no estaba dispuesto a consentirlo.


Así fue como el 15 de octubre de 1894 Alfred Dreyfus fue arrestado.
El acusado de espionaje no fue informado debidamente de lo que se le acusaba, pues incluso entre los calígrafos no existía acuerdo sobre si la letra era de Dreyfus o no, más ello no supuso problema alguno, pues se llegó a admitir como "prueba" que si la letra del bordereau no era suya, se debía a que había alterado la misma. En definitiva, era culpable, sí o sí.
Alfred Dreyfus defendía su inocencia, máxime teniendo en cuenta que su curriculum militar era brillante, por lo que para que la decisión de culpabilidad fuera tal se llevó a cabo una guerra sucia contra su persona, y de ello se encargó la prensa.


Los periódicos empezaron a culpar a Dreyfus y Francia clamaba por el castigo para con el traidor.
Fue así como la presión popular llevó a Henry a convocar un consejo de guerra, acusando a Dreyfus de alta traición por espiar a favor de Alemania.
Toda la documentación aportada en el juicio fue manipulada, con la aprobación del ministro Mercier, amén de que las reglas del Código Militar se saltaron, no se informó a su abogado y la condena fue unánime: confinamiento de por vida y degradación.
De esta forma, el 5 de enero de 1895, en la Escuela Militar de París, Alfred Dreyfus fue despojado de todo aquello que definía su condición de militar, incluso su sable fue roto por la mitad. De ahí, lo siguiente fue el destierro a la isla del Diablo.



Lo curioso de toda esta historia que pudo quedar así tal cual, fue que el azar, en ocasiones, juega a favor de aquellos que han sido víctimas de la injusticia, y de la misma forma que madame Bastian inició la tragedia personal y militar de Dreyfus, también abrió las puertas de todo el proceso que le devolvió no ya sólo su libertad, sino el reconocimiento de su inocencia.
En marzo de 1896, madame Bastian en el ejercicio de su labor volvió a encontrar una nueva nota, en este caso, de Von Schwarzhoppen dirigida a su topo francés, si bien tenía un claro destinatario el comandante Ferdinand Walsin Esterhazy.
Esta documentación fue entregada al nuevo jefe del espionaje francés, el coronel Georges Picquart, quien procedió a comparar la escritura de la nota ahora encontrada con el ya famoso borderau.
Ello trajo como consecuencia el descubrimiento del auténtico traidor, amén del motivo que le había llevado a ello, su situación económica.


El coronel Picquart procedió poniendo en conocimiento de sus superiores el descubrimiento, más éstos prefirieron dejar el tema tal cual, ante el escándalo que podría suponer para la credibilidad del sistema judicial.
Más la presión de Picquart y la voluntad de la familia del injustamente condenando, amén de la fuerza de la opinión pública; a ello se unió la prensa, pues el 10 de noviembre de 1896, el periódico parisino Le Matin, publicó una fotografía del bordereau, y un banquero identificó la letra como la de uno de sus clientes, el ya citado Esterhazy, y así lo comunicó al hermano de Alfred Dreyfus, Mathie Dreyfus.
De nuevo fueron cotejados documentos vinculados al juicio amañado, y el Ejército convocó un juicio de guerra contra Esterhazy, con tal de calmar los ánimos del pueblo francés.
Más este juicio no fue más que una estrategia y Esterhazy salió absuelto del mismo, ya que volvieron a falsificarse pruebas. No obstante, el servicio secreto francés había dado órdenes tajantes a Esterhazy para que rompiera sus comunicaciones con Von Schawarzkoppen.



Todos estos sucesos trajeron como consecuencia que muchas personalidades de la vida pública francesa se postularan a favor de "Dreyfus", sobre todo a raíz de las declaraciones del gobierno, a través de Jules Méline al declarar: "No existe ningún affaire Dreyfus".


Fue entonces cuando entró en escena la brillante pluma del escritor Émile Zola, quien publicó en la prensa su más que famoso artículo "J´Accuse...!", una total denuncia de lo que realmente aconteció con el caso de Alfred Dreyfus. Este manifiesto le costó nada menos que un año de prisión y 3.000 francos de multa, amén de que tuvo que huir a Gran Bretaña.
Más sus propósitos en el sentido de hacer conocedora a la opinión pública del "Caso Dreyfus" se cumplieron.
Cuando en junio de 1898 el centro derecha perdió las elecciones el gobierno de tendencia izquierdista encabezado por Pierre Waldeck-Rousseau decidió ofrecer la verdad de toda este entramado, y con el apoyo del coronel Picquart, quien acusó a sus superiores y defendió las falsificaciones de las pruebas que condenaron a Dreyfus, ALFRED DREYFUS abandonaba la isla del Diablo en julio de 1899, con destino a Rennes, donde la esperaba la revisión de su juicio, en el que tuvo que medirse con su principal acusador, el exministro Mercier, volviendo a ser declarado culpable.



Más la suerte o el simple hecho de que la verdad acaba por imponerse a la calumnia y la mentira, se tradujo en el hecho de que ante la que vendría a ser la Exposición Universal de París de 1900, y temiendo el gobierno una mala imagen ante el resto del mundo, ofreció a Dreyfus un indulto, más este lo rechazó, porque era "inocente", pidiendo su absolución. No obstante, después de meses de espera, aceptó el indulto, amén de que consiguió la revisión de su juicio, en la que todas las falsedades, calumnias, mentiras se dieron a conocer y Alfred Dreyfus fue declarado, finalmente, inocente.
Alfred Dreyfus regresó al Ejército, en julio de 1906, concretamente en a la Escuela Militar de París, siendo nombrado jefe de escuadrón y recibiendo la distición de caballero de la Legión de Honor.


Como suele ocurrir en la mayoría de los casos en los que se condena a inocentes en base a lo que viene a llamarse "razón de Estado", nadie fue juzgado por tamaña injusticia.
Y esta es una situación que vivimos y a la que asistimos como espectadores, cada vez menos atónitos, más "acostumbrados" a lo que es la "verdad" de nuestra sociedad actual.



Fuentes:
www.lavanguardia.com/historiayvida.
https://wikipedia.org

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