No cabe la menor duda que a todos los que nos gusta la literatura y la historia, saber de la relación entre una y otra, de cómo circunstancias, acontecimientos sucedidos años o siglos atrás tomaron forma en obras literarias. Este es el caso de FUENTEOVEJUNA, la excepcional narración del que fuera poeta y dramaturgo madrileño LOPE DE VEGA, nacido en Madrid en 1562 y fallecido en 1635, cuya vida estuvo plagada no sólo de éxitos literarios, sino también de todo tipo de lances amorosos, lo que le llevó amén de a procesamientos, también al destierro.
Contrajo matrimonio en dos ocasiones, si bien el hecho de hacerse sacerdote no le limitó en la que era una de sus pasiones más terrenales, a tenor de su descendencia.
Mas Lope de Vega no solo fue activo en producción literaria y amores, sino también en su forma de entender la vida, formando parte de diferentes expediciones militares.
Por lo que respecta a su obra literaria destaca su producción poética y teatral, siendo en este último aspecto en el que Lope de Vega desarrolla todo un género renovador.
Sus obras teatrales se remiten, por lo que respecta a la temática, a dos ejes: el amor y el honor, en la que los personajes son tanto nobles como criados, por lo que sedujo a diferentes tipos de público, desde gentes del campo a ilustres personalidades. Es importante destacar sus comedias de capa y espada, siendo las más conocidas aquellas en las que nos muestra de qué forma la nobleza abusaba de la gente del pueblo, y por supuesto, de las mujeres, destacando la que hoy es motivo de este artículo: FUENTEOVEJUNA.
Su historia nos acerca a lo ocurrido en un pueblo cordobés, Fuente Obejuna, allá por el siglo XV, en la que el comendador Fernán Gómez de Guzmán llevaba a cabo todo tipo de abusos y tropelías, hasta que el pueblo se volvió contra él y le mató de forma brutal.
De esta forma el rey reconoce el derecho del pueblo a actuar como lo hizo haciendo frente común contra la tiranía de un noble.
Lope de Vega tomó como inspiración esta historia ocurrida concretamente el día 22 de abril de 1476, partiendo de acertadas crónica de la época, y describiendo el personaje del comendador a modo de cruel y arrogante tirano, que no ya solo robaba bienes, sino que abusaba de mujeres. Es por ello que el móvil sexual es esencial en la actitud del pueblo de Fuente Obejuna para terminar con tamaña tiranía.
La muerte y asesinato del comendador fue del todo violenta, a base de golpes, llegando incluso a despedazarle, con la rabia que provoca una situación de terror vivida a lo largo del tiempo, y en la que los protagonistas son tanto hombres como mujeres del lugar.
Si bien el móvil sexual aparece en primer plano de la venganza, el hecho cierto es que fueron diferentes los motivos que hicieron que el pueblo se alzara contra la tiranía, entre ellos, el sometimiento de la población a la conocida como Orden de Calatrava, lo cual condujo a más cargas tributarias, quedando fuera del control del alfoz de Córdoba. Son numerosas las crónicas históricas que nos hablan del protagonismo de las autoridades de Córdoba en su afán de retomar el dominio de la población de Fuente Obejuna y sus consiguientes beneficios.
En definitiva, la rebelión del pueblo de Fuente Obejuna tuvo unas connotaciones mucho más complejas y diferentes a las que nos relató Lope de Vega en su obra dramática, que vio como el movimiento romántico del siglo XIX la convertía en un "icono" de la lucha del pueblo contra el tirano.
Es así como Federico García Lorca, durante la II República española llevó a cabo un montaje con la que fue su compañía teatral La Barraca, que alcanzó una gran notoriedad.
Más si nos remitimos a la historia real, el auténtico desenlace de esta revuelta no es tal y como nos lo relata Lope de Vega en su obra dramática, sino que frente el deseo de la villa de Fuente Obejuna de convertirse en villa autónoma, Córdoba retomó su antiguo dominio sobre la misma. Es más en 1480, la reina Isabel ordenó nuevamente que Fuente Obejuna fuera devuelta a la Orden de Calatrava.
Sin perjuicio de la triste realidad que es la historia, la literatura nos ofrece una visión de aquello que el ser humano siempre ha soñado y pretendido, la victoria de la dignidad de los pueblos y los individuos sobre los tiranos, de toda naturaleza, pues en cuestión de tiranía, no existe un patrón ideológico exclusivo, sino que es la ambición por el poder y el dominio sobre el pueblo, el que convierte a un gobernante, un Estado, en un tirano, amparándose incluso en aquello que viene a llamarse el "bien colectivo".
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