Pura Kastigá: PACO UMBRAL.- LA ESCRITURA COMO FORMA DE VIDA.

sábado, 26 de diciembre de 2015

PACO UMBRAL.- LA ESCRITURA COMO FORMA DE VIDA.

"EL TALENTO,EN BUENA MEDIDA, ES UNA CUESTION DE INSISTENCIA"

Buen día.

El protagonista de nuestro artículo de hoy significa, para mí, especialmente, un motivo de satisfacción; en primer lugar, de reconocimiento del alcance de su obra literaria, y en segundo término, por recordar su propia tragedia personal, que le llevó a servirse de la literatura para plasmar sus mas emotivos sentimientos.

Nadie pone en duda que Francisco Umbral sea una de las mas brillantes personalidades que la literatura española nos ha permitido conocer y gozar, afortunadamente. Y no solo destaca por la calidad de su obra, sino también por lo que es en cantidad, no restando valor ésta a aquélla.

Y es justamente su calidad creativa, unida a la emoción lingüística y su estilo, siempre original, desarrollado en base a una síntaxis rápida y flexible, abundando en lo que son neologismos y alusiones, los que nos llevan a considerar su literatura de una mas que exacta lírica y estética. El hecho de que su lenguaje sea un tanto "peculiar" ha contribuido a que su obra no se haya traducido a muchos idiomas y por tanto, es desconocido a nivel global.

Narrador, cuentista, ensayista y periodista, fue precisamente, en el artículo de opinión donde nos encontramos con el Umbral mas visceral, mezclando para ello lo que era cultura de la calle y de la élite. En el aspecto de la crónica, Paco Umbral destaca por su estilo ácido y su mordacidad.

FRANCISCO PEREZ MARTINEZ nació en Madrid, el 11 de mayo de 1932, hijo de Alejandro Urrutia, abogado cordobés y padre del poeta, Leopoldo de Luis, y de su secretaria, Ana María Pérez Martinez, en el hospital benéfico de la Maternidad, y ello pese a que su madre residía en Valladolid, pero al ser madre soltera se decidió por trasladarse a la capital.

Un hecho mas que cierto es que el pequeño Francisco siempre fue consciente de la falta de cariño de su madre para con él, lo cual le afectó enormemente.

Fue un niño al que prácticamente no se le prestó la atención que necesitaba, pues su salud era bastante frágil y hasta los diez años no pudo ser escolarizado. Mas había algo en Francisco que le dotó la Naturaleza, su afán por aprender y el gusto por la literatura, lo que le llevaba a leer todo tipo de libros. Su primer trabajo fue de botones en un banco, con catorce años de edad.

Con Indro Montanelli

Sus comienzos literarios los lleva a cabo en Valladolid, disfrutando de lecturas de poemas y conferencias, publicando, a su vez, en El Norte de Castilla, gracias a la ayuda que le proporcionó Miguel Delibes. De Valladolid se traslada a León, donde colabora en la emisora La Voz de León y en el diario Proa y El Diario de León.

Sus colaboraciones en distintas publicaciones y sobre todo, su asistencia a tertulias literarias marcan el día a día de Umbral, destacando la tertulia del Café Gijón, donde trabaría una especial amistad con José García Nieto y con Camilo José Cela, quien fue el que le ayudó en gran medida en la publicación de sus libros.

Y es precisamente, por estos años -60/70- , cuando sus crónicas y columnas en prestigiosas revistas cobran protagonismo, sirviéndose para ello de dos seudónimos, Jacob Bernabéu y Francisco Umbral. Publicaciones que conocieron la excelencia de su obra escrita como La Estafeta Literatia, Mundo Hispánico, Ya, El Norte de Castilla, Por Favor, Siesta, Mercado Común, Bazaar, Interviú, La Vanguardia y un más que largo etc...

Una magnífica y singular sección fue la que ocupó en El Mundo, bajo el título "Los placeres y los días", de imprescindible lectura.

En su obra narrativa nos encontramos con una cierta influencia de Larra, Pérez Galdós e incluso de Ramón Gómez de la Serna, para lo cual destacamos títulos como Balada de gamberros (1965), Memorias de un niño de derechas (1972) o incluso Las ninfas (1976)..

Distintas obras son recopilaciones de artículos, publicados en diferentes rotativos, y en los que abunda por su singular léxico y su prosa del todo rotunda, a la que une un cierto sentido no exento de lirismo. Podemos detenernos en Diario de un snob (1974), La rosa y el látigo (1994) o Las señoritas de Avignon (1995). No debemos olvidar La noche que llegué al Café Gijón (1977), Diario de un escritor burgués (1979) o El socialista sentimental (2000).

Asimismo de su pluma no escapa el trabajo biográfico, como el que hace de Larra, Anatomia de un dandy (1965), Ramón y las vanguardias (1978), o Y Tierno Galván ascendió a los cielos (1978).

La crónica y el ensayo también conocen de la imaginación y el talento de Paco Umbral, dejándonos muestra de ello en España como invento (1984), El Fetichismo (1986), La década roja (1993). Fueron sus últimas Las ligas de Madame Bovary (2003) y Dias felices en Argüelles (2005).

Mas en un aparte, y asomándonos por unos momentos a su vida personal, ésta se vió enriquecida gracias a su matrimonio con María España Suárez Garrido, fotógrafa de El Pais, en el año 1959.

El año 1968 supone para Paco Umbral la culminación de la felicidad con el nacimiento de su niño: Francisco Pérez Suárez, al que todos llamaban "Pincho".

Mas cinco años mas tarde el fallecimiento prematuro de ese hijo tan amado, tan sentido, como consecuencia de una leucemia, nos deja a un Paco Umbral hundido en la desesperación, de la que da fe un libro, maravilloso él, y a mi parecer, lleno de una belleza desgarradora "Mortal y Rosa", considerado por muchos como su mejor obra y por ello, valorada en el sentido de serlo, maestra, y en él la temática contempla un año de vida de un escritor, cuyo hijo muere a los cinco años de edad, por lo que, en cierta y gran medida es un diario íntimo, como él mismo lo llama en algunas ocasiones.

Con su esposa

Su hijo "Pincho"

FRANCISCO UMBRAL llegó a cultivar todos los géneros narrativos: cuento, novela, autobiografía, memorias, y curiosamente, algunas veces mezclado. También la poesía le sirvió para expresar sus sentimientos, sus emociones. Sus ensayos, su crítica literaria, del todo marcada por la ironía, la agudez y la renovación en mucho de lo que hasta ese momento estaba escrito, nos le acercan, sin lugar a dudas, al hombre de la calle. E incluso llegó a practicar la entrevista literaria y el reportaje.

Sin lugar a dudas su altura literaria está mas que demostrada, concediéndole la herencia de Azorín, Eugenio D´Ors así como César González-Ruano.

Su estilo incisivo, brillante y la permanente renovación del lenguaje como señas de identidad fueron definitivos para que en el año 1996 fuera galardonado con el Premio Príncipe de Asturias y en el 2000, con el Premio Cervantes.

En Francisco Umbral nos encontramos la escritura como forma de afirmación, forma de vida, en definitiva. Y es que, es todo un hecho, y para nuestro Paco, Paco Umbral "vivir y escribir son la misma cosa".