No es este artículo el primero ni el último que tenga como protagonista un artista, en concreto, un pintor al que puede encuadrarse dentro del MOVIMIENTO SIMBOLISTA, teniendo en cuenta que como tal fue un auténtico fenómeno de carácter internacional, que si bien se aplicó inicialmente a la poesía, pronto se impuso en las artes plásticas, dando forma a imaginarias escenas de ensueño en las que abundaban contenidos psicológicos, sexuales y místicos.
La tumba de Aquiles
El arte simbolista vino a significar para muchos intelectuales, artistas y estetas toda una revolución, convirtiéndose en una especie de religión, en la que la belleza resumía toda una carga espiritual. Y es a William Butler Yeats al que debemos un delicioso resumen de este movimiento: "Todo arte que no se limita a la pura narración de historias o al mero retrato es simbólico (....) cuando se libera a una persona o a un paisaje de las cadenas de los motivos y sus actos, de las causas y los efectos y de todas las cadenas excepto de las cadenas del propio amor, se modificará a los propios ojos y se convertirá en un símbolo de sentimiento infinito, de un sentimiento perfecto, de parte de la sustancia divina".
Ondina
ADOLF HIRÉMY-HIRSCHL (1860-1933) fue un artista de origen judío húngaro, cuya obra destaca por su preferencia por las pinturas de índole mitológico e histórico, principalmente en relación con la Antigua Roma. Sin lugar a dudas la pintura de Adolf Hirémy-Hirschl está considerada como una de las más significativas de la Viena del fin de siècle, si bien su fama se vio eclipsada ante la aparición de la conocida Sezessionsstil, y fundamentalmente, por Gustav Klimt.
Son numerosas las obras de Adolf H.H. que, a día de hoy, se encuentran desaparecidas y de las que tenemos conocimiento lo es gracias a la especial dedicación e interés de sus herederos.
Adolf Hirémy-Hirschl nació el 31 de enero de 1860 en la ciudad de Temesvár, que formaba parte por entonces de Hungría, y desde muy temprana edad realizó sus estudios en Viena; fue su especial dedicación la que le valió una beca para asistir a la Akamemie der bildenden Künste en 1978; su primer premio lo consiguió tan sólo dos años después gracias a su obra Farewell: Scene from Hannibel Crossing the Alps, y un segundo premio más tarde con el pudo permitirse viajar a Roma.
The souls of Acheron
La estancia en la ciudad de Roma marcó para Adolf Hirémy-Hirschl la que sería gran parte de su obra, pues se enamoró de la maravillosa ciudad que es -quién no-, así como de su historia y de regreso a Viena comenzó a trabajar en pinturas en las que el tema fundamental era el histórico ambientado en la antigüedad romana, si bien a día de hoy la mayoría de estos trabajos están perdidos.
La peste
No obstante, una de sus obras más aclamadas es la conocida como La peste en Roma (1884), también en paradero desconocido. El hecho cierto es que Adol Hirémy, tal como él mismo se empezó a hacer llamar, a raíz del nacimiento y crecimiento del movimiento de la Secesión vienesa tuvo una carrera de gran brillantez y sus obras llegaron a cotizarse en las más grandes colecciones privadas.
Fue en Roma donde pasó los últimos 35 años de su vida, , ciudad que le acogió de buen grado y en la que se sentía realmente a gusto, dentro de la comunidad artística expatriada; en 1904 una retrospectiva suya tuvo un enorme éxito, en la que se expusieron setenta de sus pinturas.
Entre sus últimos trabajos destaca Sic Transit... (1912), en el que representa, en forma de políptico, una alegoría sobre la caída del Imperio Romano y el nacimiento y crecimiento del cristianismo.
(En las imágenes siguientes los tres paneles -izquierda, centro y derecha-).
Adolf Hirémy murió el 7 de abril de 1933 y sus restos reposan en el cementerio protestante de Roma; sus herederos consiguieron mantener durante bastante tiempo su estudio de trabajo y se ocuparon de la conservación de su legado.
Con independencia de su obra pictórica ADOL HIRÉMY-HIRSCHL fue un excepcional dibujante, lo cual se desprende del gran número de estudios de figuras y drapeados realizados en tiza o carboncillo que luego plasmó en sus pinturas, ya que se trataban de estudios preparatorios; también llevó a cabo numerosos desnudos femeninos, que destacan por su deliciosa sensualidad; no menos importantes son sus estudios en pastel, acuarela y gouache.
Para quienes deseen contemplar su obra pictórica mayormente se encuentra en los EE.UU. en la Colección Jack Daulton en Los Altos Hills, California.
Y para los que no nos podemos permitir el lujo de viajar, pues nos quedamos con la siempre deliciosa vista del legado de ADOLF HIRÉMY-HIRSCHL.
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