domingo, 4 de junio de 2017

CLAUS SLUTER: EL POZO DE MOISÉS.




Buen día.

Una obra escultórica protagoniza nuestro espacio de hoy, la llamada EL POZO DE MOISÉS, cuyo autor fue Claus Sluter, y está considerada como una de las más importantes y destacadas obras de la escultura occidental, datada entre los años 1395 y 1404.



La belleza del conjunto escultórico debe de ser considerada partiendo de la importancia de cada una de las figuras que forman parte del mismo, dotadas de un gran dramatismo y fuerza expresiva.

David

Claus Sluter fue un escultor de origen holandés, cuyo nacimiento se estima hacia el año 1350 en Haarlem (Países Bajos).
Es del todo probable que desarrollara su actividad en Bruselas, antes de establecerse en Dijon, entre los años 1385 a 1389, como asistente de Jean de Marville, a la sazón escultor de la corte de Felipe el Atrevido, Duque de Borgoña. Fue a partir de 1389 y hasta su muerte que desempeñó el cargo de su predecesor.
Si bien Sluter ha sido considerado como un escultor caracterizado por un estilo suave a la vez que gótico, el hecho cierto es que su obra apunta a lo que sería la escultura del Renacimiento. Considerado el más importante escultor de su época, fue el pionero del realismo nórdico.
En sus esculturas domina la expresividad facial de las mismas, y el gusto por el detalle, fundamentalmente en el ropaje.




EL POZO DE MOISES descansa sobre un pilar hexagonal, en el que se sitúan seis profetas, de tamaño natural y seis ángeles, y se le conoce bajo esta denominación desde el siglo XIX, pues es la base superviviente de lo que, en su día fue una cruz de tamaño monumental, considerada a la vez arte y obra de ingeniería, llamada La grande Croix.
Su diseño lo fue para el centro del claustro de la cartuja de Champmol, cerca de Dijon, a instancias de Felipe el Atrevido, y en el que éste último tenía destinado instalar su mausoleo y el de toda su familia.
Para llevar a cabo tan maravillosa obra escultórica no se escatimaron en gastos, teniendo en cuenta que la misma iba revestida de oro y azul ultramar (según pueden apreciarse en su superficie, una vez que fue restaurada.




El hecho cierto es que durante la Revolución Francesa, el monasterio fue destruido y la mayor parte de las obras de arte que en el mismo se guardaban fueron dispersadas, en tanto fue EL POZO DE MOISÉS lo único que quedó de la inicial obra llevada a cabo.
Para la realización de la que fuera La Grande Croix, Claus Sluter se sirvió de una cruz de 11 metros de altura y 4 metros de base hundida en el suelo, con un pozo a su alrededor, y todo ello, pues su emplazamiento lo era en un terreno muy pantanoso. El hecho de que se concibiera con un pozo alrededor de la gran cruz no tenía otra misión más que la de servir de colector a un suelo del todo húmedo.



Jeremías

Los seis profetas, -David, Jeremías, Zacarías, Daniel, Isaías y Moises- están situados rodeando la base, sobre montículos de color verde y con textos relativos a la Pasíón de Cristo enrollados en sus manos.
Fueron esculpidos para ir por parejas, siendo los dos situados en la parte frontal, David y Jeremías, los que de esta forma veían los monjes inicialmente cuando pasaban al claustro, y ello toda vez que ambos profetas tenían un significado especial para los cartujos, David, como autor de los salmos, cuya lectura era obligada para los monjes, y Jeremías, a modo de modelo de vida que tenían que llevar.


No obstante y con independencia de este significado religioso, también tenían un significado que les vinculaba con el rey de Francia, al que se le identificaba con el rey David, es más la escultura es un retrato de Felipe, no solo en cuanto a su físico, sino por lo que se refiere a los ropajes que lo visten, así como por la corona hecha a base de flores de lis.
Por encima de los profetas, destaca la figura de un ángel que aparece vestido de blanco, que, a su vez, es el color del hábito cartujo. Seis son los ángeles que figuran en su totalidad esculpidos, todos ellos provistos de alas y adoptando una postura que invita a la oración.
En la peana que corona las figuras de los profetas, y el pie de lo que fue, en su momento, una cruz, totalmente dorada,estaba situada la Magdalena, vestida a base de rojo y oro.




Un hecho más que significativo es la especial policromía del conjunto, pues la cruz estaba dorada con 3.100 láminas de oro y pintada en color azul ultramar, amén de otros pigmentos de gran calidad con la intención de dar a la obra su carácter monumental, para lo que contó con la colaboración del pintor Jean Malouel.
Y hasta tal punto llegó a estar ricamente ornamentada que, una vez terminada, hubo de erigirse un pabellón para impedir que la lluvia o el viento la estropeasen.



EL POZO DE MOISÉS o lo que queda de La Grande Croix nos ofrece la oportunidad de contemplar unas figuras, tipos humanos corpulentos, que destacan por sus volúmenes y todo ello nos aproxima a una mayor monumentalidad, que destaca por el esculpido de los ropajes de los profetas.

Un magnífico legado histórico, artístico y religioso.




BUEN DÍA A TODOS

PURA KASTIGÁ.

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Directorio Hispano de las Artes



Fuentes: Wikipedia.
Las setenta Grandes Obras 
de Arte de la Historia.Blume.


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