Buen día, estimados amigos, ya era hora que EDOUARD MANET fuera protagonista de uno de nuestros post, méritos no le faltan a este mas que excelente artista francés.
Es por ello que entramos de lleno en lo que fue la vida, y lo que, para el legado de la humanidad, constituye su obra.
Le Fifre
Édouard Manet (1832-1883) fue hijo de un magistrado del Ministerio de Justicia, y una vez fallecido éste, heredó una mas que notable fortuna -quien, por cierto, nunca fue partidario de la afición y dedicación de su hijo a la pintura-. Era la suya una familia perteneciente a la clase burguesa, y como artista fue considerado siempre un tanto rebelde y rechazado por sus contemporáneos, también artistas, mas pese a ello, Manet buscaba el reconocimiento a su obra.
Retrato de Berthe Morisot
Entre los años 1850 y 1856, fue alumno del estudio de Couture. La base de su estudio se inició con el conocimiento de los antiguos maestros que "habitaban" el Louvre, entre ellos, Velázquez, quien centró fundamentalmente su interés, y también, Goya y Ribera. Entre los artistas modernos se decantó por Courbet y Delacroix.
Su educación artística se vió completada con los viajes que llevó a cabo por los distintos museos de los Paises Bajos, Alemania, Austria e Italia.
Un artista, admirador como él de los grandes maestros del pasado, luchó a lo largo de su vida porque el mundo artístico de su época, le reconociera su propio mérito, mas estuvo muy cuestionado entre el público, fundamentalmente.
Victorine Meurent
Fue la suya una producción que convulsionó permanentemente el mundillo artístico, por la naturaleza de su temática, y por la forma de expresión de la misma.
Y mas que biografía, propiamente, dicha, vayamos a tratar la obra de Manet y su reacción entre la crítica y el público.
Almuerzo campestre
Y que mejor oportunidad que nos ofrece el artista, con su obra Almuerzo campestre, que provocó un escándalo mas que significativo, cuando fue expuesto en el año 1863, en el Salon des Refusés, un espacio en el que se exponían los cuadros rechazados por el jurado del Salón Oficial.
En él podemos observar la representación de una mujer desnuda, sentada, con la mayor naturalidad, entre dos caballeros que, por contra, aparecen completamente vestidos. Esta bellísima obra se consideró escandalosa e indigna de ser calificada como "arte". Su mas que recepción hóstil tuvo como base dos hechos, morales y estéticos, toda vez que el desnudo se consideraba aceptable, si el artista lo situaba lejos en el tiempo o el espacio, y el que nos ocupa nos ofrece la mas que cercana presencia de una mujer desnuda. Otro aspecto que fue duramente criticado fue el hecho -hasta ahí afinaba la crítica y la moral- de que el ambiente dominical del almuerzo campestre, que era muy apreciado por la burguesía, lo ponía a la altura de la prostitución que se ejercía, como todo el mundo tenía conocimiento, en las zonas de recreo adyacentes.
Si bien Édouard Manet se decantó por reflejar en sus obras personajes contemporáneos, y pese a que tuvo un estrecho contracto con el movimiento impresionista (llegando incluso a exponer con ellos), su obra no puede calificarse como impresionista, en el sentido extricto que sus contemporáneos consideraban, basándose en que Manet mezclaba los colores tradicionales sobre la paleta, mas no los descomponía; era la suya una pintura superficial y que valoraba, en mayor medida, la claridad de los contornos; otro dato característico fue el empleo del color negro, uno de sus preferidos, que le sirvió y mucho para pintar personas, y no paisajes, como gustaban los impresionistas.
Otra de las obras que llevaron a Manet a servir, de nuevo, de comidilla de los círculos artísticos, fue su obra Olimpia, al ser expuesta en el Salón; en él la figura desnuda aparece reclinada, y representa a la Venus de Urbino de Tiziano, que Manet copió en Florencia, durante su estancia en dicha ciudad, diez años atrás. Consideraban que atentaba contra el decoro, y fue tal el escándalo que un crítico llegó a afirmar de tan bellísima obra: "El arte que ha caído tan bajo no merece ni reproches" (Sin palabras, el crítico de arte debería haberse dedicado a otros menesteres, claro está).
Hasta tal punto llegó el ataque a la obra de Manet, que se convirtió, sin quererlo, en un icono de la vanguardia.
Olimpia
Curiosa superposición con la Venus de Tiziano
Detalle
Y fue a partir de entonces cuando muchos jóvenes artistas, del movimiento impresionista, entre ellos, Monet, Renoir, Bazille, Sisley y Cezanne, que tenían por costumbre compartir mesa en el cafe Guerbois, descubrieron la calidad de la obra de Manet.
Si algo es del todo cierto es el hecho de que Manet mantenía las distancias con este grupo de jóvenes, si bien gustaba de la compañía de Degas, cuya familia era también de clase media alta. Mas, rendido ante la evidencia del movimiento impresionista, Manet se sirvió de su técnica pictórica para su obra al aire libre, lo que le dió a la misma mucha mas luz y luminosidad -gran influencia en ello tuvo su cuñada Berthe Morisot-.
En la pintura de Manet hay algo que nos recuerda el momento que capta la cámara fotográfica, pues roba momentos, no se observa ni se adivina el movimiento. Sus personajes parecen como ensimismados, pensativos, en su propio mundo, alejados del presente en el que aparecen representados.
Y aquí tomamos como ejemplo otra de sus obras El bar del Folies-Bergères, pintado un año antes de su muerte, cuya observación nos invita a contemplar toda una armonía cromática, mas, al mismo tiempo, por el rostro de la joven camarera que reposa sus manos sobre la barra, del todo inexpresivo, nos llega a mostrar la incapacidad de comunicación en la sociedad moderna. En el espejo observamos el rostro de un caballero, quien, en definitiva, es ni mas ni menos que el "espectador". Una mas que brillante muestra de creación pictórica.
Detalle en el que destaca "el espectador"
En los últimos años de su vida, Manet enfermó gravemente de ataxia locomotriz (evidentemente, como muchas de las enfermedades de por entonces, relacionada con la sífilis, en su último estadio), y su muerte estuvo precedida de terribles dolores.
Después de morir, su maravillosa obra fue reconocida, pues se le concedió la medalla de 2ª clase en el Salón y la Legión de Honor.
EDOUARD MANET fue un artista complejo, un hombre polifacético, que trabajó infinidad de temas, destacar también su labor como aguafuertista y litógrafo.
Una primera impresión de su obra nos ofrece una visión de frescura y espontaneidad, el hecho cierto es que Manet solía trabajar y mucho cada una de sus producciones, repintaba y recomponía, hasta conseguir el efecto deseado.
Su temática que alcanzó mayor notoriedad es la relacionada con aquélla que refleja la vida moderna, pues era un paseante empedernido de los maravillosos boulevares de Paris, en los que tomaba continúas notas.
Y lejos de ser cuadro simples, algunos de ellos son ciertamente enigmáticos, como es el antes referido El bar del Folies-Bergère.
Es la suya una total forma de expresión de la libertad con respecto a lo que se considera tradicional dentro de la vida cotidiana, y es por ello, por lo que, sin lugar a dudas, está considerado como uno de los mas emblemáticos representantes del "arte moderno".
Violetas, Manet
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Directorio Hispano de las Artes.
Fuentes: Wikipedia.
Historia de la Pintura.
Diccionario de Arte. Alianza Editorial.
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