Pierre-Auguste Renoir
Buen día.
RENOIR está de plena actualidad y es que tanto en Madrid, en el Museo Thyssen Bornemisza, como en Barcelona, en la Fundación MAPFRE, sendas exposiciones nos dan una más que suculenta información sobre la magnífica obra de este gran genio del impresinismo.
Si nos atenemos a sus propias palabras: "La obra de arte debe cautivarte, envolverte, arrastrarte. Es el medio por el que el artista transmite sus pasiones, es la corriente que emite la que te arrastra". No cabe la menor duda del éxito de sus pretensiones.
Pierre Auguste Renoir nació en Limoges, en 1841, iniciándose a trabajar como pintor en una fábrica de porcelana de Paris, lo que le llevó a aprender el uso de los colores claros y frescos que vendrían a definir, fundamentalmente, su obra.
En ésta destaca la predilección por una temática del todo alegre, y que tenía sus referencias en el estudio de los grandes maestros del Rococo, cuya obra había tenido la ocasión de conocer en el Louvre.
Fue en 1862 cuando ingresó en el estudio de Gleyre y trabó gran amistad con Monet, Sisley y Bazille, con los que coincidió en la llamada Escuela de Barbizon, siendo miembro más que destacado del grupo de impresionistas que se reunía en el café Guerbois.
Si bien en sus principios como pintor conoció ciertas estrecheces, lo cierto es que a finales del siglo XIX la cotización de Renoir, al igual que la de Manet, no dejó de crecer.
El genio de Limoges traspasó las fronteras de su Francia natal y llegó a exponer en EE.UU., Alemania e incluso, Rusia.
En 1900, valga como ejemplo, la Exposición Universal reconoció el movimiento Impresionista, pues nada menos que once cuadros de Renoir participaron en la Centennale.
Con 59 años aceptó la Legión de Honor; en 1904, el Salón de Otoño, le dedicó una sala en la que se exhibieron nada menos que treinta y cuatro de sus cuadros. Y un año más tarde, una gran exposición en Londres ofreció a sus admiradores un total de cincuenta y nueve obras.
Hoy, nosotros, en este espacio nos vamos a dedicar a una de sus obras: LOS PARAGUAS, - THE UMBRELLAS- un bellísimo óleo sobre lienzo, realizado entre 1881-1886, con un tamaño de 180 x 115 cm. y que se encuentra en la National Gallery, de Londres.
Con esta obra, Renoir abandona sus habituales ambientes que sitúa en el campo y nos presenta una escena de la vida parisina.
En esta composición debemos hacer especial mención del movimiento que resalta de la muchedumbre que aparece retratada de forma evidente, y del todo rigurosa, donde Renoir juega con las formas -el círculo y el semicírculo- (el aro que sostiene la pequeña), en los paraguas, el cesto de la joven que aparece en el centro de la imagen y sobre todo, con los más que maravillosos contrastes de luz y sombra, a base de tonalidades azules.
Con LOS PARAGÜAS Renoir adopta una técnica en la que destaca la geometría, no obstante, se ve suavizada por la calidez y ese ambiente de alegría y felicidad que desprende la escena.
También es de reseñar la distinta disposición de las figuras en diferentes planos, paralelos, que nos acercan a un Renoir amante de la fotografía.
Esta obra queda situada en un periodo de transición en el que Renoir se despega un tanto del impresionismo e intenta hallar un nuevo estilo. En cierta medida, se ve influido por el japonismo.
Existen diferentes opiniones en el sentido de que este cuadro pudo ser pintado en dos etapas distintas, pues existe un marcado contraste entre la parte derecha del mismo, en la que podemos observar a una mujer y a unos niños cuyos rasgos son trazados con una serie de pequeñas pinceladas discontinuas, lo que lleva a los críticos a situarlo entre los años 1881 y 1882. Por lo que respecta al lado izquierdo de la obra, destaca por su magnífica nitidez, y es por ello que se la fecha un año más tarde. En ella la factura resulta mucho mas ajustada, mas perfeccionada.
Curiosamente, los estudios minuciosos llevados a cabo por especialistas han concluido que la figura de la joven que aparece en el centro del cuadro con el cesto fue pintada inicialmente con un marcado matiz impresionista, a la vez que las niñas y la mujer, amén de que iba ataviada con un rico traje de encajes y con sombrero, si bien, con posterioridad, Renoir pintó encima de ésta la joven que podemos hoy apreciar.
Otro dato que nos lleva a afirmar el hecho de que el cuadro fuera realizado en dos etapas distintas es el color azul, el lado derecho destaca por el uso del azul cobalto, que se utilizaba hasta inicios de 1880, más el azul que observamos en la zona izquierda del cuadro es un azul ultramar, que solo podría haber sido utilizado con posterioridad.
Suzzane Valadon
Por lo que respecta al mensaje que Renoir nos quiso transmitir por medio de esta su pintura, es el de la incomunicación de una sociedad, en la que unos permanecían ajenos a los comportamientos y actitudes de otros.
Y entre los personajes figuran personas reales, del entorno de Renoir, como son su hermano Edmond y su amigo Paul Lhote. La modelo no es otra que la conocida Suzanne Valadon, sobre la que realicé un artículo en este mi blog, cuyo enlace os situaré al final, y que fue también pintora.
Renoir: The Umbrellas
Una obra deliciosa, no solo por su temática, sino también por el cromatismo y la esencia tan sutil que Renoir nos hace llegar de lo que era la vida parisina, y todo ello en un cuadro que es una composición en la que arriesga por el movimiento de variados personajes, algo difícil de ejecutar con el resultado tan genial que nos legó el maestro Renoir.
BUEN DÍA A TODOS
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http://purakastiga.blogspot.com.es/2014/08/suzanne-valadon-el-circo-de-la-vida.html
Fuentes: 100 obras maestras de la pintura universal.
Diccionario de Arte. Ian Chilvers.
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