MUNDOS
INCIERTOS
Habitamos
mundos inciertos,
nada
recomendables
por
ser dominios de bandidos.
Nos
roban el alma,
el
último aliento,
la
esperanza,
haciendo
de nuestra voluntad
instrumento
de sus desmanes.
Solo
la bondad de nuestros actos
les
puede convencer
de
que no somos su mejor presa.
Y
aun así nos observan,
indefinidamente,
hasta
que dejamos de existir.
Es
entonces cuando
los
demonios pasan factura
por
todo el mal que omitimos enmendar.
No
solo es irreprochable la actuación
del
que el bien hace,
sino
la de aquel que el mal denuncia,
persigue
y castiga.
Más
tal vez eso sea mucho pedir
en
un mundo que se nutre de la autocomplacencia.
Rosa
Freyre del Hoyo.
EL BOSCO. El carro de heno
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