Cuando Walt Disney decidió iniciar el rodaje de una de sus más deliciosas películas de animación "Blancanieves y los siete enanitos",para inspirarse en uno de los personajes del que era su proyecto, realizó un viaje por Europa, a la búsqueda de modelos, entre ellos, el de la famosa "Madrastra de Blancanieves", y el hecho cierto es que lo encontró.
Uno de sus colaboradores Wolfgang Reithermann le mencionó la existencia de una escultura, la de Uta von Ballenstedt, si bien Walt Disney no llegó a verla, se hizo con varios libros conteniendo imágenes de ésta. Ante la significativa belleza glacial de la escultura, Disney no lo dudó y se inspiró en esta figura femenina para "construir" el personaje de Grimhilde, si bien, también tomó determinados rasgos de actrices como Joan Crawford, Katharine Hepburn y Gale Sondergaard.
La estatua en cuestión es una de las que adornan el coro occidental de la catedral de San Pedro y San Pablo de Naumburgo, ciudad cercana a la frontera con la República Checa, que representa a una dama del siglo XI, llamada Uta von Ballenstedt, sobre la que se conocen pocos datos biográficos, salvo que era nieta de Otón I, margrave de Sajonia, y que con 26 años contrajo matrimonio con Ecardo II, margrave de Meissen.
La dama en cuestión se libró de la hoguera por una acusación de brujería, culpando en gran medida al que era su esposo (cualidades no le faltaban a la buena señora para siglos después encarnar el papel de la Madrastra de la susodicha Blancanieves).
La escultura de Uta la debemos a un extraordinario escultor, prácticamente desconocido, el Maestro de Naumburgo, quien fue el encargado de llevar a cabo la realización de las que representaban a sus benefactores, y son ejemplo de originalidad dentro de lo que se considera la escultura europea medieval, cuyo realismo se manifiesta en su acertada fisionomía.
Uta von Ballenstedt falleció doscientos años antes de que quedara inmortalizada para siempre, lo que ocurrió en el año 1046, en tanto que su escultura fue realizada entre los años 1250 y 1260, y junto a la de Uta, aparecen once figuras más, dispuestas en semicírculo a lo largo de la pared del ábside.
El grupo escultórico nos ofrece los avances en la representación estandarizada de personas, típica del Románico, y para ello da prioridad a los rasgos individuales, entre ellos, el movimiento de la persona retratada. Y a ello se une el hecho de que las obras que componen el coro representan a personas seculares y no a santos, como era común hasta entonces.
La figura de Uta aparece situada al lado de su poco agraciado consorte, separada de éste por un escudo, luce una corona muy elaborada, y debajo de ésta, siguiendo la tradición de las mujeres de la época, su pelo va recogido en una trenza y sujeto con un Gebende, o tocado parecido al capiello, sujeto por una banda de lino cubriendo la barbilla, las orejas y las mejillas. Su mirada va dirigida al altar, destacando su expresión concentrada y reflexiva, con cierta frialdad. Una de sus manos levanta el cuello de su capa para protegerse del frío, en tanto la otra mantiene la capa pegada al torso.
El realismo de esta escultura es del todo espectacular, fascina a primera vista, algo nada habitual en la escultura de dicha etapa histórica.
La policromía destaca su vestido, que está adornada con un valioso broche, en su rostro, los ojos verdes, la nariz recta y sus labios rojos carmín dotan a la figura de una belleza excepcional.
La imagen de Uta fue utilizada por el régimen nazi para simbolizar los ideales de lo bello y sagrado del Tercer Reich.
Cuando Disney nos regaló su deliciosa obra "Blancanieves y los siete enanitos", en 1937, la figura de Uta von Ballenstedt, como "modelo" de la malvada madrastra Grimhilde, fue reconocida a nivel mundial.
Y es que, en ocasiones, la historia se nos acerca a través de los más curiosos medios, en este caso, una película de dibujos animados, que han convertido a Uta von Ballenstedt en una "estrella cinematográfica".
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Fuentes:
Historia National Geographic
Wikipedia
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