PANDEMIA.
En el episodio final de toda historia
se vislumbra una cierta esperanza
a menudo concebida en aras a satisfacer
la conciencia de quien alardea de sinceridad.
Ayuda al sueño sereno del pesaroso
la confianza en que todo es cuestión de mala fortuna,
la seguridad en la responsabilidad ajena
de un mundo abundante en necios
mal llamados "inocentes".
Considerando el hecho de que salvando las distancias
el camino de la reconciliación sería más fácil,
el error carente de mala intención
conllevará la base de la buena convivencia.
Obviamos la plenitud de toda actitud
que nos abra los ojos y nuestros oídos sacuda
a modo de azote de "sincera" pandemia.
Todo pasa con el tiempo,
incluido lo mejor.
RF.
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