Viajar no es sólo sinónimo de diversión, también lo es de adquisición de conocimientos sobre culturas, y por supuesto, de saber de la existencia de lugares maravillosos tanto obra de la Naturaleza como de los seres humanos a lo largo de la historia.
En la ciudad de Dambulla, situada en la parte central de Sri Lanka descubrimos un complejo de cuevas con diversos templos en su interior, y entre ellos, uno que destaca por su belleza y perfecta conservación: EL TEMPLO DE ORO DE DAMBULLA.
Tal es su belleza que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1991.
El complejo de templos se remonta al siglo I a. de C., un total de cinco cuevas que se sitúan bajo uno gigantesca roca situada por encima de todas ellas, y la belleza de su arquitectura quedó aumentada cuando en 1938 se llevaron a cabo labores de restauración, a la vez que de seguridad en su estructura, especialmente en cuanto a la singularidad de sus techos pintados con las más variadas imágenes de Buda y bodhisattvas -discípulos de éste a los que enseñó de forma directa-, así como de dioses y diosas.
El monasterio que se encuentra enclavado en las cinco cuevas aún sigue funcionando como tal, y según la tradición fue Valagamba de Anuradhapura quien lo convirtió en templo en el siglo I . de C., lugar en el que vino a refugiarse durante 15 años, tras su exilio de Anuradhapura. Con el paso de los siglos los diferentes reyes convirtieron todo el recinto en un gran centro religioso.
Todo el interior de las cuevas está relacionado con Buda y su vida, de la que nos dan referencias un total de 153 estatuas de Buda, 3 estatuas de reyes srilanqueses y 4 estatuas de dioses y diosas, dos de Visnú y dos de Ganesha. Un total de 2100 metros cuadrados están cubiertos por gigantescos murales.
No obstante, los habitantes prehistóricos de Sri Lanka ya vivieron en dichas cuevas antes de que el budismo llegara como tal a la isla.
Para acceder a este complejo de cuevas es necesario ascender a través de una ladera en la Roca de Dambulla, lo que nos permite admirar la bellísima vista panorámica de todo el complejo.
La primera de las cinco cuevas o "lena", en singalés, es la que se conoce con el nombre de CUEVA DEL REY DIVINO -Devaraja Lena-, en la que, a su entrada descubrimos un relato sobre la fundación del monasterio en una inscripción. La denominación de "Cueva del Rey Divino" obedece a la estatua de 14 metros de Buda, labrada en la roca, y que a lo largo de la historia ha tenido diferentes reparaciones. Situado al lado de Buda está su alumno favorito, Ananda, en tanto en la parte superior se encuentra Visnú, del que se cree que utilizó sus poderes divinos para que las cuevas existieran como tales.
La segunda cueva, conocida como CUEVA DE LOS GRANDES REYES, -Maharaja Lena- es, sin lugar a dudas, la más grande de todas con sus 52 metros de ancho, 23 metros de fondo y 7 metros de altura, y en la que podemos admirar un total de 16 estatuas en pie y 40 sedentes de Buda, además de otras, como las de los dioses Saman y Visnú, la del rey Vattagamani Abhaya y la del también rey Nissanka Malla, quienes fueron grandes benefactores de los templos.
La estatua de Buda que está labrada en la roca aparece escoltada por figuras de madera de Bodhisattvas Maitreya y Avalokiteshvara o Natha -los primeros son los Budas que llegarán en un futuro y los segundos son los Bodhisattvas de la Compasión (muy venerados)- .
Es singularmente delicioso descubrir el manantial que gotea a través de una grieta en la pared y que, según la tradición, su agua tiene propiedades curativas.
También en esta cueva podemos encontrar las más variada decoración a base de pinturas que representan diferentes escenas de la vida de Buda.
La tercera cueva es la llamada GRAN MONASTERIO NUEVO - Maha Alut Viharaya- y se trata de una cueva de un carácter más íntimo, dado su reducido tamaño, lo que no impide que en la misma se encuentren 50 pequeñas estatuas de Buda, y de que su techo se encuentre pintado con una sucesión infinita de Budas.
La cuarta de las cuevas, -Pascima Viharaya-, así como la quinta, -Devana Alut Viharaya- no resultan tan impresionantes como las tres anteriores, si bien obedecen al mismo patrón por lo que se refiere a la decoración con estatuas de Buda y las pinturas de vivos colores que adornan sus muros.
El paso del tiempo en este extraordinario enclave, lugar de culto y peregrinación, amén de circuito turístico, ha sido frenado, en gran medida, por la ardua conservación en trabajos de restauración, principalmente, en lo que son las pinturas, y por supuesto, en mantener todo el complejo de cuevas para lo cual el hecho de que fuera declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1991 ha supuesto la implicación de diferentes instituciones y organismos internacionales.
Un lugar sorprendente, como muchos que existen en nuestro planeta, que debemos preservar no ya sólo por su significado sino por su belleza.
Fuentes:
Wikipedia.
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