Auguste Rodin
Buen día.
Son ya varios los artículos en los que Auguste Rodin y algunas de sus maravillosas obras han sido objeto de protagonismo en este pequeño espacio, por la sencilla razón de que considero a RODIN el más grande de los escultores de la historia, después, por supuesto de Miguel Ángel.
Conocer la inmensidad de la obra de este genio que fue Auguste Rodin es también ahondar en su vida, y curiosamente, otro genio, en este caso de la literatura -Rainer María Rilke- escribió una biografía, deliciosa, sobre el gran Rodin, y lo que nos hace aproximarnos a la personalidad de éste es el hecho cierto de que le conoció personalmente, a raíz de que la que fuera su esposa, la escultora Clara Westhoff, se lo presentó en París en el año 1902, y el propio Rilke se convirtió en el secretario personal del gran escultor, algo que vino a enriquecer poderosamente su magnífica ya de por sí trayectoria como poeta.
Después de esta pequeña entrada, vayamos a conocer la historia de LA PUERTA DEL INFIERNO, unas monumentales puertas que, en principio, estaban destinadas para la entrada del que sería futuro Museo de Artes Decorativas en París, que nunca se concluyó, si bien la antigua estación de ferrocarriles alberga hoy el bellísimo Museo d´Orsay.
La obra fue un encargo a Rodin efectuado por Jules Ferry, a la sazón Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de Francia, por escrito, el 16 de agosto de 1880, y por el que Rodin recibiría 8000 francos por llevar a cabo la ejecución de una puerta "adornada con bajorrelieves que representaran a la Divina Comedia de Dante". No obstante nos queda la duda sobre si sería el propio Rodin quien inspiró el motivo que adornaría la puerta, en base a que era un gran admirador de Dante.
Segundo boceto de La Puerta del Infierno
Entusiasmo por este singular encargo, Rodin se puso a trabajar en un depósito de mármoles en la calle de la Universidad, lugar que había sido designado al efecto. Y es así que imaginó para "su puerta" una composición en paneles, tal y como realizó el escultor Lorenzo Ghiberti, para la Puerta del Paraíso.
Es así que a partir de 1880 se decidió por la elaboración de numerosos bocetos y maquetas en barro, que permanecen, al día de hoy, en el Museo Rodin de Paris.
Con respecto a la ejecución de la obra, Auguste Rodin llevó a cabo la elaboración de tres maquetas, en la que en la primera -realizada en cera hacia 1880- observamos una clara influencia de Ghiberti, y en la misma se distingue lo que es el marco y cada una de las dos hojas divididas en cinco paneles. Todavía no aparecen incorporados personajes; por lo que respecta a la que fue su segunda maqueta, no contiene la estructura al completo, sino que se ocupa de lo que es el tímpano y la parte superior de las hojas. Si que es cierto que Rodin ya moldeó algunos de las figuras que, en grupos, serían inmortalizadas en la puerta.
Ya en la tercera de las maquetas, Rodin nos ofrece una visión clara de lo que sería la obra definitiva, pues en ella renuncia a lo que es la división en paneles y sí que plantea columnas decoradas y el tímpano. Podemos reconocer figuras que, posteriormente, tendrían su versión como obra independiente, como El Pensador, El beso, y Ugolino y sus hijos y Las tres sombras (que aparecen en la parte superior de la puerta).
El pensador
Las tres sombras
Ugolino y sus hijos
El Beso
Auguste Rodin se sirvió de dos fuentes de inspiración para llevar a cabo tan excelsa obra, una de ellas, La Divina comedia, de Dante, la otra, Las flores del mal, de Charles Baudelaire.
Es así que la influencia de La Divina Comedia la aborda a través de visiones del Infierno, fundamentalmente, toma como referencia al mismísimo Dante, para quien reserva la figura de El Pensador; la historia de la pareja de Paolo y Francesca en el instante en el que conocen del pecado -posteriormente sendos amantes serían los que, en obra independiente, protagonizarían El Beso-.
El tema tan terriblemente crudo de Ugolino y sus hijos recibe por parte de Rodin de la influencia de Jean Baptiste Carpeux.
Por lo que se refiere a la influencia de Baudelaire y Las flores del mal la podemos descubrir en las diferentes actitudes de los personajes que son esculpidos en la puerta, y es de destacar que el propio Rodin ilustró, entre los años 1887 y 1888 la que fuera primera edición de Las flores del mal.
En La Puerta del Infierno, Auguste Rodin nos plantea una profunda reflexión sobre la condición humana, llevando a cabo una alegoría de lo que es el amor y la condena que conlleva.
Con esta bellísima obra Rodin se nos adelanta para ofrecernos formas y técnicas que sentarán las bases de lo que es el arte moderno.
El modelado de todas y cada una de las figuras es digno de un particular estudio, pues en lo que son los desnudos destaca su peculiar energía, en tanto la fuerza expresiva de su escultura se hace más que patente en los acabados más pulidos como en los que se distinguen como rugosos o inacabados. Todo ello ofrece al espectador una visión en la que se hacen patentes los efectos lumínicos, con lo que se refuerza la composición en su conjunto.
El relieve es trabajado en planos diferentes que parten desde el bajorrelieve que simulan las llamas, hasta figuras que parecen escapar del marco acercándose al espectador.
Y es bien cierto que Auguste Rodin es un completo rompedor de lo que se consideraba clasicismo y realismo en la escultura de la época. Sus figuras adquieren una cualidades anatómicas llenas de expresividad, que nos auguran la llegada del expresionismo, más la gran potencia romántica que aborda en cada una de las antedichas figuras le mantiene en una posición que aún se puede considerar dentro del movimiento romántico.
Sólo una vez el propio Rodin mostró su conjunto escultórico, en la Exposición Universal de París, en 1900, si bien la puerta no estaba concluida, pues faltaban las figuras principales, y aparecían anotaciones en el lugar que debería ocupar cada personaje.
Museo Rodin-Zurich
Y no fue hasta el año 1917 en el que Léonce Bénédite, primer conservador del Museo Rodin consiguió convencer al escultor para que le dejase reconstruir la que fuera su gran obra maestra y proceder a realizar de la misma una fundición, a lo que Rodin asintió, y que cobró forma a mediados de 1920.
A esta primera fundición en bronce le siguieron otras siete que, al día de hoy, están repartidas en distintos países del mundo.
Vaciado en bronce
La Puerta del Infierno
Museo d´Orsay
Desgraciadamente Rodin no llegó a ver el resultado final pues murió el 17 de noviembre de 1917.
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Fuentes: Wikipedia.
www.arte.laguia2000.com
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