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Retomamos como protagonista de este espacio a "EL CINE", si bien a través de la historia de uno de sus movimientos o tendencias más importantes y relevantes del pasado siglo XX, y que tuvo su epicentro en Italia: EL NEORREALISMO ITALIANO.
El antedicho término fue acuñado por la crítica italiana a principios de los años 40 del siglo XX, siendo el escritor Cesare Zavattini uno de los principales teóricos de este movimiento, y quien alentó a los guionistas a tomar como referente las calles, los autobuses, las plazas, y la historia del día a día de cada una de las personas que se movían en torno a ellos, contemplando con total naturalidad la esencia de la naturaleza humana.
Y fue precisamente Zavattini quien escribió guiones de películas tan elogiadas como Ladri di biciclette (Ladrón de bicicletas, 1948) o Miracolo a Milano (Milagro en Milán, 1951), que nos ofrecen un primer plano de lo que es la vida diaria de las gentes.
El hecho cierto es que este movimiento surgió como reacción a una serie de películas, rodadas en los años 30, que emulaban las historias típicas de Hollywood, y es por esta razón que el neorrealismo italiano nos llevó de nuevo a la realidad de la vida de todos y cada uno de nosotros, con nuestras ilusiones y desengaños, nuestros sueños y fracasos.
Puede ser considerada la primera película dentro de este movimiento la rodada por Luchino Visconti, en 1943, con el título de Ossessione, con ciertas trazas de cine negro y que se basa en la novela de James M. Cain El cartero siempre llama dos veces. Para el guión se sirvió de la aportación de guionistas, entre ellos, Guiseppe De Santis, y nos remite a la historia de un vagabundo que mantiene una relación con la esposa del dueño de un restaurante, a quien se plantean asesinar. Rodada en un ambiente sórdido, una zona provinciana de Italia, Visconti tuvo que salvar un gran escollo: la censura de la Italia de Mussolini.
Como protagonistas de estas historias, los directores y guionistas contemplaban personas de toda edad, niños, jóvenes, ancianos, como es el caso de Vittorio de Sica, en su película Umberto D., cuyo protagonista es un anciano cuya vida se limita a la compañía de su perro, o en Ladri di Biciclette, en las que los niños desempeñan un papel fundamental. En Miracolo a Milano se nos muestra la vida de una serie de personas, todas ellas sin hogar, que sobreviven en un suburbio de chabolas en Milán. Sus actores, mayormente, desconocidos para el gran público consiguen transmitirnos la emoción en todas y cada una de sus mágicas escenas.
Una de las películas fundamentales de este singular periodo, fue Roma, cittá aperta (Roma, ciudad abierta), protagonizada por la conocida actriz Anna Magnani, bajo la dirección de Roberto Rossellini. Esta obra maestra consiguió el gran premio del festival de Cannes y su popularidad ha llegado hasta nuestros días, teniendo como fondo la liberación de Roma por parte de los soldados norteamericanos, lo que ofrece una visión un tanto áspera y ruda de la realidad, algo del todo propio del neorrealismo italiano.
Roberto Rosselini siguió su trayectoria con otra excepcional película Paisà, rodada en 1946, y que nos remite al final de la guerra en Italia y con Germania anno zero, 1948, cuyo protagonista, un niño, intenta sobrevivir en una total destruida ciudad de Berlín, una vez derrotadas las tropas nazis.
Rossellini cambió de registro, por lo que respecta a la temática de su producción con otra de sus obras maestras, Stromboli, 1950, a raíz de la cual la actriz protagonista Ingrid Bergman rompió con el mundo de Hollywood (y su matrimonio) para marcharse a vivir con el director italiano. La historia de Stromboli nos remite a la tragedia de una joven que huye de un campo de concentración y se casa con un pescador italiano, más la sensación de opresión, en este último caso, social la convierte en una nueva prisionera.
Otras películas que también se han convertido en mitos para todos los que nos consideramos cinéfilos son Caccia trágica, 1947, dirigida por Michelangelo Antonioni, que centra su historia en una cooperativa agrícola, también la dirigida por Luchino Visconti, La Terra Trema, 1948, así como la rodada por Giuseppe de Santis, Riso amaro, 1949, protagonizada por la que se convertiría en mito, Silvana Mangano y Vittorio Gassman.
En 1953 se estrena I vitelloni, bajo la dirección de Fellini, cuyo guión nos habla de la vida de un grupo de jóvenes delincuentes, siempre como fondo en zonas rurales o de provincias, y que fue galardonada con el León de Plata en el Festival de Venecia.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial y cuando ya en Italia se dieron condiciones tanto económicas como sociales que permitieron un avance, en diferentes aspectos de la sociedad, el neorrealismo perdió gran parte del interés por parte del público, lo cual no significa que su importancia como forma de denuncia cayera en el olvido. Es más esta etapa dorada del cine italiano ha pasado a la historia como una de las más valientes y documentadas de la vida del cine.
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Fuentes: Wikipedia.
Cine. Toda la historia. Blume.
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