Si pudiéramos calificar a JOSÉ PÉREZ OCAÑA, conocido popularmente como OCAÑA, con una única palabra sería la de transgresor, en una etapa de la historia de España, años 1970 a 1980, en la que el denominado "activismo queer" estaba muy perseguido.
Con su singular personalidad y su valentía, tanto en el ámbito personal como en el profesional, la figura de OCAÑA toma un especial protagonismo que nos lleva a considerarle como todo un icono de la resistencia de la dictadura franquista.
JOSÉ PÉREZ OCAÑA nació en Cantillana (Sevilla), el 24 de marzo de 1947, y falleció en Sevilla, el 18 de septiembre de 1983, un pueblo con el que durante su corta existencia mantuvo siempre una relación de amor-odio.
Con tan solo 15 años OCAÑA, reconocido homosexual, se trasladó a vivir a Barcelona, donde se estableció en la Plaza Real, en una pequeña buhardilla.
De profundas convicciones anarquistas, su arte manifestó no ya solo el sentido de su vida, sino también el de su pensamiento, y para ello se servía de diferentes performances y formas de protesta, un precedente de lo que vendría a significar el nacimiento del movimiento punk y las manifestaciones en favor de la libertad sexual y de género.
Era del todo frecuente verle pasear por Las Ramblas de Barcelona, travestido, sin tapujo alguno, sin ningún tipo de miedo a posibles consecuencias, y con un imaginario que llamaba poderosamente la atención al ser una mezcla de estilismo andaluz e iconografía religiosa.
Su pintura nos transporta a un mundo poblado de vírgenes andaluzas y de altares, realizando varias exposiciones que llegaron a considerarse como "naïf". El componente homosexual es una constante en su trabajo, sirviéndose de su expresión artística para luchar por defender dicha condición en una etapa histórica en la que nada de ello era bien tolerado.
Es frecuente encontrarnos con retratos, autorretratos y escenas populares, así como trabajos relacionados con el tema de la muerte, muy recurrente en Ocaña, es más, pintó su propio velatorio en la obra cuyo título es "Mi velatorio", en 1982.
Si bien vivía en Barcelona, a menudo volvía a Cantillana, y fue precisamente en Cantillana donde sufrió un accidente; Ocaña se había disfrazado de sol el día 23 de agosto, para participar en una fiesta que él mismo había organizado. Llevaba adosadas a su cuerpo una serie de bengalas y una de ella se prendió, produciéndose graves quemaduras, siendo ingresado en la unidad de quemados de la residencia García Morato, en Sevilla; si bien las quemaduras no fueron la causa directa de su muerte, una antigua hepatitis complicó su debilitada salud y le provocó la muerte el 18 de septiembre de 1983.
La noticia de su fallecimiento fue un duro golpe para las gentes de Cantillana, así como sus amigos y compañeros de su trayectoria personal y profesional de Barcelona.
Curiosamente, José Pérez Ocaña protagonizó una de las primeras películas españolas sobre el tema de la homosexualidad: era el año 1978, y su director fue Ventura Pons. La película, Ocaña, retrato intermitente.
Son tantas y seguirán siendo las personas transgresoras que rompen tabúes y abren camino en esta nuestra sociedad que merecen ser recordadas, y por supuesto, como es el caso de JOSÉ PÉREZ OCAÑA, o solo OCAÑA, un transgresor, una persona libre y todo un icono de la que sería una generación.
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