Destacar la obra escultórica de REMBRANDT BUGATTI nos lleva irremediablemente a hablar de una de sus grandes pasiones, su amor por la naturaleza y, en especial, por los animales.
REMBRANDT BUGATTII nació en Milán, el 16 de octubre de 1884, y falleció en París, el 8 de enero de 1916.
Fue la suya una vida corta si bien supo transmitirnos a través de su obra su emoción y un talento que el tiempo nos impidió que evolucionara.
Nacido en el seno de una familia en la que el arte era denominador común, su padre fue Carlo Bugatti, un magnífico diseñador de mobiliario art nouveau, y su hermano Ettore, el fabricante de la famosa marca de coches de lujo, Rembrandt recibió no ya solo el nombre del famoso pintor holandés admirado por su padre, sino también una innata capacidad para la escultura.
Precisamente, para su hermano Ettore diseñó diferentes adornos y el elefante plateado que coronó el radiador de uno de sus coches más deseados, el Bugatti Royale de 1941.
Esta admiración por el mundo animal se vio traducido en su escultura, es más, ya siendo niño manifestaba su interés en realizar figuritas de arcilla o plastilina cuya perfección era objeto de admiración por parte de quienes le conocían; fue precisamente, uno de los asiduos al taller de su padre, el escultor ruso Pável Trubeskói (que ostentaba el título de principe) quien se fijó en el pequeño Rembrandt y le tomó bajo su tutela.
Es así que siendo muy joven comenzó a trabajar con Adrian Hébrard, dueño de una galería de arte.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Rembrandt Bugatti se ofreció como voluntario médico, sirviendo en un hospital militar en la ciudad de Amberes; más tanto horror le produjo una depresión, que se vio perjudicada por problemas económicos.
Sus paseos por Paris por la reserva natural situada próxima al Jardin des Plantes, así como al zoo de Amberes, le facilitó el estudio de los animales, amén del disfrute al contemplarlos.
La triste circunstancia de que el zoológico de Amberes tuvo que sacrificar a muchos de sus animales al carecer de abastecimiento, llevó a Rembrandt Bugatti a caer en una depresión aún más profunda, pues muchos de ellos le habían servido de modelos para sus esculturas.
Es así que en 1916 con solo 31 años y en su propio apartamento, se suicidó inhalando gas; fue enterrado en el panteón familiar situado en la región francesa de Alsacia.
El hecho cierto es que tanto el artista como su obra cayeron en el olvido, y fue gracias a una gran exposición que se celebró en la Alte Nationale Galerie de Berlin, entre marzo y julio de 2014, y que contó con préstamos de diferentes colecciones privadas, así como de museos de París, Washinton y Amberes, el público en general pudo retomar el conocimiento y admiración por la escultura de este indiscutible artista.
Rembrandt Bugatti no solo es un artista digno de reconocimiento por su trágica historia, relacionada con su pasión por la naturaleza y los animales, sino por la especial sensibilidad de su escultura.
De especial belleza son sus figuras en bronce de panteras y elefantes, realizadas con gran realismo y provistas de una gran expresividad cinética con raíces cubistas; sus formas nos hablan entre el naturalismo, el expresionismo, el cubismo y el futurismo, con un denominador común: una mirada próxima a la belle époque.
Conozcamos, pues, la obra escultórica de REMBRANT BUGATTI.
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