Margaret Keane en su estudio
Buen día, amigos, hoy me atrevo a plantearos un "post" con un contenido un tanto especial, el conocimiento del tema del que trataremos ha llegado a mí gracias a la última película de TIM BURTON, si el chico de las eternas pesadillas, ese del que hace poco hice también un "post", dentro de la temática del cine, que tanto me gusta.
Pues bien, como os iba diciendo la historia de MARGARET KEANE nos la relata nuestro querido Tim Burton, en su película "Big Eyes", y esta es su historia.
WALTER KEANE era, en la década de los años 60, uno de los mas exitosos artistas de EE.UU., como consecuencia de los retratos que "pintaba", todos ellos tenían un rasgo en común, tanto niños, mujeres y animales tenían unos enormes ojos en los que se vislumbraba una terrible tristeza.
Gracias a estos retratos se convirtió en una auténtica estrella, muy popular, si bien la crítica lo consideraba un tanto "kitsch". Su labor, durante años, le llegó a hacerse con una legión de admiradores, imitadores y sobre todo, pudo hacerse enormemente rico.
Walter Keane estaba casado con Margaret D.H. Keane nacida en 1927, en Tennesse. Después de un primer matrimonio fallido, en 1950, del que tuvo a su hija Jane, en el año 1955 contrajo matrimonio con Walter Keane. Este último tenía un negocio inmobiliario, mas lo cerró y se dedicó a vender los dibujos y grabados de los niños de OJOS GRANDES de forma masiva, llegando a aparecer en diferentes revistas e incluso libros de comics.
El matrimonio Keane era muy conocido en el ambiente de Hollywood, ambos residían en California, y tenían por hábito el tratarse con las grandes estrellas del cine, algunas de las que les llegaron a pedir que las retratara.
Es mas, hasta el propio Andy Warhol alabó al trabajo de Walter Keane.
Mas el hecho cierto es que todos tenemos secretos y Walter Keane tenía uno y bien grande, que no se conocería hasta años despues, pues quien creaba las pinturas de esos personas de GRANDES OJOS (BIG EYES) era su esposa, Margaret, a la que mantuvo durante mas de una década encerrada en su casa, pintando de forma mas que compulsiva en su estudio.
La película de TIM BURTON sobre el matrimonio KEANE pone al descubierto, al gran público, cuanto de mentira existía en el "arte" de Walter Keane, y cuando de "sufrimiento y abnegación" hubo de soportar la que fuera su esposa, MARGARET.
Walter Keane era un mas que experto farsante, con una habilidad absoluta para inventar todo tipo de circunstancias, tanto es así que él mismo contaba que su arte se inspiraba en los pobres niños que vio al final de la Segunda Guerra Mundial en Berlín, en tanto estudiaba para convertirse en lo que "nunca fue" o sea, en pintor.
Como he indicado anteriormente a su regreso a la ciudad de San Francisco se dedicó a los negocios inmobiliarios, ya que "con su arte" no le daba para vivir.
Fue precisamente en un festival de arte cuando conoció a MARGARET, a mediados de los años 50, cuando ya había tenido una fracasada relación matrimonial y era madre de una niña, por lo que encontró en Walter Keane a la persona que, en aquél momento, necesitaba, para comenzar una vida diferente.
Margaret pintaba sus cuadros, sin sospechar, en ningún momento, que quien los vendía, su marido, se hacía pasar por el autor de los mismos, y lo descubrió un día cuando estando en un club nocturno en San Francisco, el conocido The Hungry i, local en el que se exponían y vendían los cuadros, una persona se le acercó y le preguntó si ella también pintaba. De esta forma tan burda fue consciente del engaño de su marido, al que se enfrentó. Pero Walter Keane, que se las sabía todas, se justificó diciéndole que si descubrían el engaño y la gente dejaba de comprarles, se quedarían sin fuente de ingresos para poder vivir, y MARGARET se calló. De ahí el hecho de que los cuadros en cuestión siempre fueron firmados con el apellido Keane.
Mas si en un principio la situación pudo sobrellevarse, lo cierto es que el "éxito" les permitió cambiarse de residencia a una gran mansión, con piscina incluida, y en tanto Walter se dedicaba a beber y a conquistar señoras, la que era su esposa dedicaba prácticamente todo el día a pintar y pintar, encerrada en la prisión de su estudio.
No obstante, todo hay que decirlo, como el negocio funcionaba, y daba suficiente dinero a la pareja, el engaño siguió subsistiendo. Los cuadros eran adquiridos por miles de dólares y no había quien no conociera a los cuadros de los BIG EYES.
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Después de diez años de matrimonio, la pareja se divorció y Margaret se trasladó a vivir a Hawai donde contrajo matrimonio con un periodista especializado en deportes, amén de que se hizo testigo de Jehová.
En cierta ocasión le preguntaron a MARGARET el por qué de la expresión de tristeza de esos enormes ojos que reflejaban sus cuadros, y su respuesta no se hizo esperar, eran el reflejo de la opresión que sentía en su propia vida.
Pasado ya el "boom" de los BIG EYES, Margaret Keane decidió contar la verdad sobre la autoría de los mismos a un periodista de la agencia UPI. La reacción de su ex marido no se hizo esperar y la acusó de ser una mujer infiel y además de mentir compulsivamente.
Tonto, mas que tonto, Walter Keane, Margaret tenía todas las de ganar pues le retó a que pintaran en público un cuadro de estas características que demostraría quién de los dos era el verdadero autor de los BIG EYES. Walter Keane se negó, y en tanto los ánimos estuvieron bastante exaltados se trasladó a vivir a Europa.
Sin embargo, su "pataleta" de niño grande no había terminado aún, pues en una entrevista que en los años 80 concedió al diario USA Today, Walter Keane volvió a atribuirse la autoría de las pinturas, y justificó la actuación de su esposa, según dijo, pues pensaba que él había muerto, y nada diría al respecto.
Evidentemente, Margaret volvió a hacer público que suya era la autoría de los cuadros, y demandó a Walter por difamación, lo que les llevó a juicio.
El señor Juez dictaminó que ambos deberían pintar en la sala uno de los retratos. Margaret apenas tardó 53 minutos en dibujar un niño con unos mas que enormes ojos, en tanto que Walter se negó a hacerlo, y para ello argumentó que "tenía un problema en el hombro".
Evidentemente, el juez condenó a Walter Keane a pagar a Margaret una indemnización por importe de 4 millones de dólares, dinero del que carecía, pues se lo había gastado todo en bebida y mujeres.
En una entrevista que Walter Keane concedió al periodista Adam Parfrey, éste sacó en conclusión que estaba ante la presencia de "un farsante y en mentiroso".
Afortundamente, en muchos casos, la Historia pone las cosas en su sitio y gracias a la película de TIM BURTON, que os recomiendo, por supuesto, MARGARET KEANE tiene el reconocimiento que merece, y estamos por ver si sus niños de BIG EYES no vuelven de nuevo a comercializarse.
Y es que la vida es puro cine, y también, marketing.
BUEN DIA A TODOS.
Preciosa enbtrada Rosa, Un nudo en la garganta al leerlo. Cuántas injusticias en la historia de la cultura en general, silenciando a las mujeres y reapropiándose de su trabajo. Deseo ver la película ardientemente y más de después de leer tu post!!!
ResponderEliminarOtro tanto haré yo, hay que conocer la historia para juzgar¡
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