Buen día, estimados amigos, ¿que tal van esas fiestas?, bien, por supuesto. Lo importante es encontrar el valor en aquéllo que nos ofrece el día a día, sea Nochebuena, o incluso Martes 13. Mas para ello es necesario un cierto entrenamiento en lo que es el DISFRUTAR, que no consiste en el llamado "desenfreno de los sentidos" -bueno, ese también-, sino en gozar con todo aquéllo que nos gusta, y en su justa medida.
Y como a mí una de las cosas que mas me gustan es la pintura, y puesto que llevamos varios "post" que no "tocamos" dicha disciplina artística, hoy nos detenemos en un pintor que es la auténtica encarnación del clasicismo francés, su nombre NICOLAS POUSSIN, nacido en Les Andelys, en 1594 y fallecido en Roma, en 1665. Fue un hombre de caracter solitario, muy exigente consigo mismo y respetado por sus amigos y relaciones, que desarrolla un arte lleno de erudición, poesía y sensibilidad. Fundamental es en su obra el dibujo, al igual que Rafael; no se siente identificado con los mas que coloristas venecianos y con el flamenco Rubens. La validez artística de su obra es toda una referencia. Podemos situarlo al margen de la estética barroca que, por entonces, tenía múltiples seguidores en Roma; es el suyo un arte que sirve para ilustrar su personalidad y su filosofía. Al ser el dibujo esencial en su pintura, da una mas que especial prioridad al equilibrio en la composición y en las emociones, y nos hace una especial llamada a los personajes, que cobran vida en sus mas que paisajes ideales. Su color es del todo perfecto, y la factura del mismo lisa.
Mas, hoy me interesa ante todo, conocer un poco mas a fondo dos obras paisajísticas de Nicolas Poussin, los conocidos como LOS CUADROS DE FOCIÓN.
Uno de dichos cuadros representa los funerales del general griego Foción, y el otro, a su viuda, recogiendo las cenizas tras su cremación.
Nicolas Poussin estaba en plena madurez cuando los pintó, tenía 54 años,y por entonces, residía en Roma, donde se había establecido definitivamente.
Estas obras vienen a representar parte de la temática de una obra de Plutarco, la llamada "Vidas Paralelas".
La historia nos recuerda que Foción era un mas que conocido general ateniense, que vivió en el siglo IV a. C., que se granjeó las antipatías de sus conciudadanos pues era un hombre de política austera. Fue acusado por haber cometido graves delitos, condenado a muerte y para ello bebió la siempre presente, por entonces y generalizada, cicuta.
Una vez fallecido, sus enemigos dieron expresas órdenes de que fuera desterrado de su país. Trasladado a Megara, el cuerpo de Foción fue incinerado y sus cenizas fueron recogidas por su viuda y una sirvienta.
La esposa de Foción se encargó de volver con las cenizas del que fuera su esposo a Atenas para que los griegos reconocieran su error, cosa que llevaron a cabo -en definitiva, tampoco les resultaba un problema, con Foción muerto-. Es mas admitieron que "habían hecho matar a aquél que defendió la justicia y la honradez en Atenas".
Foción
Nicolas Poussin llevó a cabo la composición en sendos cuadros, el primero de ellos, al que tituló Paisaje con los funerales de Foción, que se expone en el National Museum of Walles, Cardiff, si bien es un préstamo del conde de Plymouth, Oakley Park, Shorshire, y el segundo, titulado Paisaje con las cenizas de Foción, podemos disfrutarlo en la Walker Art Gallery, Liverpool.
He aquí ambas bellísimas obras de arte.
Paisaje con los funerales de Foción
Paisaje con las cenizas de Foción
En el primero de los cuadros podemos observar como dos hombres cargan en una parihuela el cadáver de Foción, el cuál va cubierto con un blanco sudario. La escena central nos muestra distintos personajes que siguen con su labor diaria, un pastor, un jinete, varios campesinos. Mas, a lo lejos podemos observar una procesión, que lo hace ante el pórtico de una basílica, pues Foción fue ajusticiado el 19 de marzo, que es el día en que los atenienses celebraban una procesión en honor a Zeus.
En el segundo de los cuadros nos encontramos en la ciudad de Megara, y siguiendo la misma estructura o técnica que el anterior, el personaje principal la viuda de Foción recoge las cenizas del que fue su marido, en tanto la sirvienta permanece en atenta vigilancia, por si las descubren. La parte central de la obra está, igualmente salpicada de distintos personajes que se entregan a su tarea diaria, si bien la de este último cuadro nos ofrece escenas de relax y distración, pues si nos fijamos bien, observaremos a una mujer que toca la flauta, a un grupo de arqueros e incluso a otro de bañistas.
En ambos cuadros existe un denominador común: la pintura de paisajes de la que Poussin no solo era un mas que espléndido representante sino un gran admirador.
Mas aunque no lo veamos a simple vista, los detalles que Poussin nos sitúa en ambas obras nos muestran distintos aspectos de la condición humana: la ingratitud, y el dolor ante la injusticia, la fidelidad, y el perdón. Y todo ello como marco el de la mas que excepcional Madre Naturaleza.
Otro día, trataremos a Poussin, mas extendidamente, y haciendo una mas que interesante reflexión y exposición sobre su obra y su relevancia para la Historia del ARTE.
BUEN DÍA A TODOS
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