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Dentro de los distintos temas que podemos encontrarnos en lo que es la expresión de la pintura, uno de los más atractivos y que tienen un mayor número de admiradores es la llamada "Pintura de Historia".
Si tenemos en cuenta que hasta principios del siglo XX todo tipo de pintura era figurativa, es decir, que nos presentaba a los objetos, a las personas con forma del todo real, los temas que abarcaba la pintura eran muy diversos, temática religiosa, fundamentalmente, durante la Edad Media, y fue a partir del siglo XIV cuando los temas laicos empezaron a protagonizar las más variadas escenas. La naturaleza pasó a ser fuente de inspiración, así como la arquitectura, la vida cotidiana, y los paisajes urbanos, amén, por supuesto del retrato.
El juramento de los Horacios
Fue en Francia, a principios del siglo XVII, cuando los temas religiosos, mitológicos, históricos e incluso alegóricos empezaron a ser calificados como "pinturas de historia". No obstante, sobre todos el principal gran genéro conocido dentro de este marco es la historia de los pueblos, a menudo, la vida de sus reyes y batallas. De esta forma la pintura de historia es considerada como la más difícil desde el punto de vista técnico, pues necesita de un artista que lo sea, a la vez, retratista y paisajista, y da por sentado que tiene suficientes conocimientos culturales y sobre hechos históricos.
Detalle de El Juramento de los Horacios
Si bien fue Charles le Brun el primer exponente de los pintores de cuadros históricos, nos vamos a detener en estudiar, con menos profundidad de lo que quisiera, a su más que digno sucesor Jacques Louis David, quien supo representar la historia del pueblo francés, así como enseñar lecciones moralizantes al respecto.
Entre sus obras más destacadas están El juramento de los Horacios y Los Lictores llevando a Bruto los cuerpos de sus hijos, La coronación de Napoleón.
En todas y cada una de estas obras nos encontramos con escenas heróicas, históricas, enmarcadas en lienzos de considerables dimensiones, todo lo cual lleva a dar la sensación de sublime.
Los Lictores llevando a Bruto los cuerpos de sus hijos
La coronación de Napoleón
No obstante, una de las obras más bellas de Jacques Louis David es El rapto de las Sabinas. En esta obra, datada en 1799, óleo sobre lienzo, con una medidas de 385 x 522 cm, y que está expuesta en el Museo del Louvre, David nos propone conocer un episodio de la historia de Roma, y que está documentado en la Historia de Roma de Tito Livio, y en la Vida de Rómulo de Plutarco.
Sin embargo, David se decantó por la representación, no de el rapto de las sabinas por parte de los guerreros romanos, cuya intención era la de conseguir mujeres para crear su pueblo, sino tiempo más tarde, en el que los sabinos se presentan en Roma para vengar su honor y llevarse a las que habían sido sus mujeres. Curiosamente, la sabinas exigen la paz entre los combatientes, pues por un lado, están sus familias originarias, pero por otro, sus hijos y los padres de éstos.
En una época de la historia de Francia, 1799, en la que se buscaba la unidad de todos los ciudadanos de un país, y la consecución de la paz en Europa, el episodio que refleja David en su obra es más que significativo.
Evidentemente, nos encontramos ante una historia con una base más que sólida a la que se une una aureola de dramatismo y emoción.
Este detalle del cuadro, amen de a Tacio, nos ofrece la imagen de Hersilia, esposa de Rómulo, que intenta separar a ambos combatientes
Este detalle nos muestra a Rómulo, al que se le reconoce por su escudo redondo con una loba, en actitud similar a la de Tacio. Es magnífica la forma en la que David da la vuelta o gira los cuerpos, tal y como lo hiciera un escultor.
Detrás de Rómulo, observamos como una anciana se rasga sus vestiduras, y a una joven sabina, cuyos pechos están descubierto y que nos muestra un primer plano de sus hijos, que serán las víctimas de quienes son sus padres o sus tíos-
En esta escena, el héroe Tacio es el que lidera a los sabinos, y su desnudez, que está disimulada por la vaina de la espada, la justificó David en función de que los poetas y pintores antiguos representaban a sus héroes desnudos, sobre todo a los que querían dar un significado especial.
Estimados amigos, cuánto hay de historia en la pintura, y cuántas pinturas han hecho historia. Analizar, aunque sea de forma superficial una obra de arte, es introducirse en el mundo plasmado por ese instante, y descubrir una parte de nuestra propia existencia.
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