domingo, 29 de diciembre de 2013

LA ASTROLOGÍA Y EL RENACIMIENTO.

Bienvenidos todos amigos a este nuevo día en el que me inclino por tocar un tema histórico pero que guarda una interrelación con las estrellas, hoy nos centraremos en la importancia que durante el Renacimiento tuvo la Astrología, de la que servían y en la que confiaban desde Papas, reyes, teólogos e intelectuales, pues era considerada como una verdadera ciencia.




Las muy ricas horas del duque de Berry
Hacia 1416. Museo Conde. Chantilly.

No obstante, y en la misma medida en que gozó de enorme popularidad, también fue muy cuestionada, y levantó numerosas polémicas, como consecuencia de la influencia sobre aquellos que tenían poder, en  distintos estamentos sociales, políticos o religiosos, por parte de embaucadores y truhanes al servicio de intereses contrarios a lo establecido como "apropiado", en los distintos medios.



Bóveda de la Biblioteca de El Escorial
Los frescos relativos a la Astrologia fueron pintados por Pellegrino Tibaldi.


Sin embargo, casi 700 años después, los seres humanos seguimos manteniendo una especial "fe" en las estrellas, y en que el destino de cada uno de nosotros está "escrito" en ellas.
La astrología nació como una forma de conocimiento que pretendía dar una explicación unitaria de todo lo existente. O sea, que venía a darnos una representación científica de lo universal, desde el movimiento de los vientos y las mareas, la formación de los minerales, el mundo de las plantas y animales y la interacción de las emociones y la conducta humanas.

Remontándonos a la famosa fórmula que contiene la TABLA ESMERALDINA, atribuida a Hermes Trimegisto, "lo que está arriba es como lo que está abajo y lo que está abajo es como lo que está arriba". De esta forma, el cielo no era más que un libro abierto, en el que los astros que lo habitaban eran sencillamente una revelación del mundo terrestre.




TABLA ESMERALDINA


Esta creencia en el vínculo universal entre las distintas partes del cosmos, no sólo era aplicable a los fenómenos externos, sino también a la psicología de cada persona.
De esta forma macrocosmos y microcosmos tenían un común sentido, pues cada ser humano era considerado un pequeño mundo que compendiaba el equilibrio de la Creación. 
Si la personalidad humana dependía de la posición de los astros en el nacimiento de cada persona ¿existía el libre albedrío? ¿cómo quedaba limitada la capacidad de decisión de cada ser humano?.
La iglesia católica dio solución a esta y otras cuestiones similares, manifestando que sólo el cuerpo se encontraba sometido a la influencia de las estrellas, en tanto el alma poseía una plena libertad de actuación. Evidentemente, ello conllevaba una separación entre materia y espíritu que dejaba abierto otro problema.



LOS VIAJES DE SIR JOHN MANDEVILLE
Siglo XV.

Ello dio lugar a que durante años no existiera una frontera entre la astronomía y la astrología, tal y como hoy es entendida. Es más, los tres padres o grandes maestros de la astronomía moderna, Nicolás Copérnico, Thycho Brahe y Johannes Kepler, creían firmemente en la astrología.
El término "horóscopo" -del griego "oro" (hora) y "skopeo" (observo) se aplicó al estudio y predicción de la vida de una determinada persona, basándose para ello en la posición de los astros en el momento de su nacimiento. Estas cartas astrales eran una especie de mapas del destino, para lo cual la persona debía adoptar determinadas actitudes, ante la posible irrupción de circunstancias difíciles en su vida.
¿Qué como se llevaba a cabo el cálculo de un horóscopo? Pues teniendo en cuenta muchas variables, entre ellas, los astrólogos debían identificar las doce "casas" de la bóveda celeste, ocupada por una serie de elementos fundamentales: el signo zodiacal, el ascendente, esto es, la constelación que aparece en el horizonte en el momento del nacimiento, y los llamados "aspectos", que son situaciones relativas de dos astros, como el trígono, la cuadratura o el sextil, entre otros. 


Es bien cierto que durante el Renacimiento se extendió mucho la creencia de la influencia de los astros en la vida y comportamiento de las personas, así se atribuía la voluntad y la actividad, al Sol, la imaginación o el mundo de las formas, a la Luna, la acción y destrucción a Marte; la intuición y el movimiento a Mercurio, el juicio y la  dirección a Júpiter; el amor y las relaciones a Venus, y la duración y la reserva a Saturno. Según la influencia de cada planeta en el carácter de cada individuo ello le abocaba a una forma de actuación relacionada con aquella.



Marte y Venus.Oleo.
Sandro Botticelli.Galeria Nacional. Londres


Es más, según el astro o divinidad protectora, los individuos estaban predestinados a llevar a cabo determinados actos, por ejemplo, los hijos del Sol estaban destinados a gobernar; los de la Luna, a dominar el mundo acuático; los de Mercurio, a ocuparse del comercio, la ciencia o las artes; los de Venus, a entregarse al amor y a la sensualidad; los de Saturno, eran propensos a la melancolía; los de Júpiter se orientaban a la administración de la justicia, y los de Marte, a la guerra.



Andreas Cellarius, Harmonia Macrocosmica


Los siete planetas de la tradición clásica tenían por misión la de gobernar el mundo terrenal, en función de los poderes que habbían  recibido de las divinidades astrales.

La palabra "Atlas" tan utilizada en los libros de texto, en la mitología griega era el gigante a quien Zeus obligó a llevar el cielo sobre sus hombros como castigo tras la guerra que los dioses libraron contra los titanes. En la cultura astrológica renacentista representó la condición humana, dividida entre el libre albedrio y el determinismo cósmico.


El Atlas Farnesio
Museo Arqueológico de Nápoles.

En palabras del teólogo Gaspar Navarro, en su tratado sobre la superstición (1631): "Esta Astrología es ciencia verdadera y natural, como la Filosofía y Medicina y aunque muchas veces los astrólogos yerren, no es maravilla, porque (....) trata de cosas muy altas".

Una de las personalidades mas fervientes admiradoras y seguidoras de la ciencia de la Astrología fue el rey Felipe II, y ello a pesar de su gran fe y posicionamiento católico; vivió rodeado de alquimistas y astrólogos, y llegó a hacerse su propio horóscopo personal, conocido como PROGNOSTICON, confeccionado por el doctor Matias Haco, que se conserva en el Monasterio de El Escorial, y el propio rey lo usaba como ¡libro de cabecera!, y lo consultaba cuando tenía que tomar alguna decisión importante. 

EL PROGNOSTICON
Monasterio de El Escorial

LO MISMO, ACERTÓ haciendo caso a LAS ESTRELLAS.


BUENAS TARDES A TODOS
Y MIRAD EL CIELO, DE VEZ EN CUANDO,
ALGO DEBEN DE TENER LAS ESTRELLAS


web: www.purakastiga1.es
blog: www.valedorasdelgusto.blogspot.com
FUENTES: Historia. National Geographic.

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