martes, 4 de febrero de 2014

EL NACIMIENTO DE VENUS, por William Bouguereau.

Buenas tardes mis queridos amigos, tal y como ya os anuncié ayer, y después dos o tres "post" de marcado carácter histórico-literario, hoy tengo una cita con vosotros con el arte de la PINTURA, quizá, para mi gusto, una de las mas bellas expresiones de la belleza, y en su forma de tratamiento, tan distinta, según las épocas, y según los movimientos artísticos.

Nuestro protagonista de hoy es William Bouguereau, o más bien, una de sus obras EL NACIMIENTO DE VENUS, un óleo sobre lienzo, con una dimensión de 300x215cm, que se exhibe en el Museo D´Orsay, de Paris (magnífico exponente de toda la belleza que encierra el devenir de la historia).
Pues bien, he aquí el propósito de nuestro tema de hoy:



Como podeis ver, perfectamente, esta representación clásica de la siempre bellísima diosa del amor tiene su base en múltiples obras clásicas anteriores.
Su autor, William Bouguereau, que representa al típico artista académico frances, se sirvió de ella para rendir un merecido homenaje a la pintura de Sandro Boticelli, a "El triunfo de Galatea", de Rafael y a "Venus Anadiómena", de Jean Auguste Dominique Ingres.
La belleza que sugiere la imagen de Venus es la de una mujer ideal, piel blanca, cuerpo proporcionado, pelo largo y suelto, al tiempo que cae en cascada en forma de grandes rizos, y la vemos emerger del mar, sobre una concha, rodeada de seres mitológicos: tritones, ninfas marinas y putti (figuras de niños con motivos ornamentales, desnudos y con alas, imitando a Cupido).
Bouguereau era un amante de la belleza clásica, y nada mejor para dar expresión a este clasicismo que el tema de Venus, que nos ofrece un retrato voluptuoso y del todo ideal de la diosa, pero sin perder la carnalidad. Los colores son intensos, aunque tiernos y dulces, y la perfección física conseguida con Venus no tiene nada que envidiar al resto de las figuras que la acompañan.
Evidentemente, una belleza de esta naturaleza tuvo un gran éxito en el momento de su  exposición, no sólo por la temática escogida por su autor, sino también por la  técnica empleada en su confección, que le valió la admiración de todos los que gustaban del clasicismo, en contra de las vanguardias que siempre han mantenido posiciones opuestas (evidente y lógico, así funciona el Arte).


Detengámonos a posar nuestros ojos sobre el cuerpo de Venus, exclusivamente, que comparte con Botticelli, la postura asimétrica. Sin embargo, nuestra Venus no se tapa sus partes íntimas, el erotismo es mucho más explícito y el artista "disfruta" con la exhibición de este bellísimo cuerpo, que aparece pintado con pinceladas suaves, lo que da un efecto maravilloso a la piel aterciopelada de Venus.
Otro punto a tener en cuenta es que Venus se exhibe a sí misma, sin ningún pudor, para ello levanta sus brazos, sus senos se perciben perfectamente, y el rostro de Venus nos invita a descubrir la languidez del momento. 

Continuamos con este pequeño y modesto análisis del cuadro, y dirigimos nuestra vista hacia los "Putti" que son pequeños y regordetes niños con alas que se sitúan en la parte superior del óleo, ocupando gran parte de éste, y ofreciendo una tierna imagen, la de unos niños que juegan entre sí, sin perjuicio de pertenecer al "universo" de la mitología.


Aquí en la parte inferior del cuadro vemos dos "putti", que juegan con un delfín, pero uno de ellos, un niño de extraordinaria belleza, dirige su mirada a Venus, sintiéndo y haciéndose también partícipe de la escena. El hecho de que aparezca la figura del delfin obedece a que simboliza la protección. Toda una magnífica muestra de reverencia al Arte del Renacimiento italiano.

No podemos terminar sin hacer una pequeña observación sobre las ninfas y el céfiro que se sitúan en la derecho del óleo. Según la mitología romana, los céfiros fueron los que arrastraron a Venus en una concha desde el océano hasta Pafos, Chipre, y nos invitan a reconocer las pasiones espirituales.

En definitiva, una bellísima obra que en nada desmerece a LA VENUS, de Botticeli, y que le hace un espléndido homenaje.

Breve biografía del artista:-
William Bouguereau nacio en La Rochelle, Francia, formándose en las clases de dibujo de Luis Sage, que a su vez, fue alumno de Ingres. En 1842, se trasladó con su familia a Burdeos, en donde se matriculó en la Ecole Municipale de Dessin et de Pinture. En 1844 ganó su primer premio por su pintura de la figura de San Roque. En 1846 ingresó en la Ecole des Beaux Arts de  París, y gano el Prix de Rome en 1850. 
Su pintura empezó a popularizarse, gracias a las pinturas de género y temas mitológicos en el Salón de Paris.
Hacia 1875 comenzó a dar clases en la Academie Julian, siendo elegido primer presidente de pintura de la Societê des Artistes Français, en 1881.

William-Adolphe Bouguereau (1825-1905) - Artist Portrait (1879).jpg

William Bouguereau fue un pintor de meritorias dotes y un muy hábil artista de su época, pues sabía perfectamente lo que la sociedad burguesa quería mirar -mujeres hermosas, desnudas, delicadas jóvenes y adolescentes, todas ellas con un aspecto, hasta cierto punto, angelical-. Si nos detenemos en cada uno de sus cuadros, uno a uno, rinden homenaje a la mitología clásica.
Fue un hombre conocedor de sus aptitudes y que, según nos cuentan sus biógrafos, era un temible enemigo de todo aquel que no viese y estuviese dispuesto a reconocer el esfuerzo que le suponía cada una de sus obras.
En definitiva, era del todo consciente de su valía.

Y para terminar y dejaros con una obra bellísima de William Bouguereau, aquí os "cuelgo" esta obra, denominada DOS HERMANAS, una bellísima muestra que une la belleza, la técnica y la mas sincera de las ternuras.



BUENAS TARDES A TODOS Y ESPERO SEPAIS SACAR PROVECHO A TODO ESTE UNIVERSO LLENO DE DE POESIA Y BELLEZA

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