jueves, 31 de julio de 2014

BARRETT & BROWNING: La poesía del amor.



Buenos dias a todos mis queridos amigos y lectores, el "post" que voy a desarrollar en el día de hoy tiene un especial cariz para mí, y digo especial, porque en el mismo voy a "enfrentar" cara a cara a dos grandes de la literatura inglesa, -hoy las imágenes y retratos son las de nuestros protagonistas-. ELIZABEHT BARRETT y ROBERT BROWNING.
¿Que qué tienen de particular?. Pues la mas maravillosa y sentida historia de amor que ha conocido la literatura inglesa y por ende, la universal.



Pero empecemos conociendo un poco a ELIZABETH, nacida el 6 de marzo de 1806, en el condado de Durham (Inglaterra), a los quince años tuvo un accidente que la dejó postrada durante bastantes años, si bien, dicha situación no le impidió formarse, gracias a la lectura, el estudio, y la traducción de idiomas. Baste decir que con tan sólo 19 años tradujo el Prometeo encadenado, de Esquilo.





Viviendo en Londres con su familia continuó dedicándose a la poesía, llegando a publicar, en 1844 dos libros de POEMAS, que cambiaron el rumbo de su vida, pues llamaron poderosamente la atención de otro poeta, ROBERT BROWNING, el cual quiso conocerla, y le  enviaba continuas misivas con tal intención, si bien, ELIZABETH, dada su situación física, que era más mental que otra cosa, le negaba continuamente la visita a su casa. Pero tal fue la insistencia de nuestro amigo poeta, que consiguió una entrevista con su admirada ELIZABETH. Tal fue la impresión de ambos cuando se conocieron personalmente, que al poco decidieron abandonar Inglaterra, desoyendo consejos familiares, y trasladarse a Italia, concretamente a Florencia, donde vivieron su amor en total plenitud, y llegaron incluso a tener un hijo.



Elizabeth escribió en honor y por amor hacia Robert unos sonetos, llamados SONETOS DE LA DAMA PORTUGUESA, una de las mayores obras de la lírica inglesa de todos los tiempos.




Pero dejemos hablar a ELIZABETH con su propia voz:

REPÍTEME, repite de nuevo que me amas, 
pese a que la insistencia pudiera parecerse
a la canción del cuco, como tú mismo dices;
mas recuerda que nunca llegó la primavera
galana con sus verdes a llanura o colina,
a los bosques y valles, sin la canción del cuco.
Amado, yo encerrada en tinieblas, escucho
a un espíritu ignoto y grito en la ardua duda:
¡Dí otra vez que me quieres!. Pues ¿quien ha de temer
demasiadas estrellas girando por los cielos,
ni demasiadas florres coronando al verano?
¡Dí que me quieres, dilo, que me quieres, y ofrece
repetición de plata! Mas no olvides tampoco
el quererme en silencio, desde lo hondo del alma.


Y, después de la presentación de la vida de ELIZABETH, que no es otra que la de ROBERT, que sabemos de éste?



ROBERT BROWNING nació en Londres, en 1812, y su formación se debió practicamente al estudio de los libros que existían en la biblioteca existente en su casa paterna que no abandonó hasta los treinta y cuatro años, coincidiendo con la huida a Italia con ELIZABETH. Si bien podemos decir que sin Elizabeth, Robert Browning hubiera sido un buen poeta, gracias aquella lo fue de forma brillante. Su poesía es intensamente material, y su verso rebosa sentido, si bien no es un poeta fácil de leer. Es el poeta que posiciona a sus lectores  en su propio estado, y les deja que observen y miren por sí mismos.

Pues, entonces, observemos por nosotros mismos, con este poema, titulado CITA NOCTURNA:

El mar gris y la costa, larga y negra;
y el creciente amarillo, grande, bajo;
las olas asustadas y menudas que brincan
con fiero cabrileo, a su sueño arrancadas,
al llegarme a la rada, con proa decidida,
y detener su marcha veloz en blanda arena.
Luego -una milla- tibia y oliendo a mar, la rada,
y cruzar tres bancales, antes de la alquería;
un golpe en el postigo, el roce áspero y breve
y el destellar azul de un fósforo en la sombra,
y una voz aún más queda, por miedo y alborozo,
que los dos corazones, latiendo confundidos".



LA POESIA LES UNIÓ, EL AMOR HIZO EL RESTO.
Buenos dias a todos y que lo sean por todo el día.

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