martes, 29 de julio de 2014

LOS ESPEJOS DE LA VIDA.


Bienvenidos a un nuevo día, mis queridos lectores, los que seguís asiduamente mi blog sabéis que soy una lectora compulsiva, todo lo que cae en mis manos, siempre que suponga un enriquecimiento, en todos los aspectos que la cultura nos ofrece, mas no por ello renuncio a la diversión, pues para mí, ambas circunstancias van unidas.
Una de mis publicaciones favoritas es ALBUM-LETRAS-ARTES, revista que desde hace mas de dos décadas vengo adquiriendo y deleitándome con su lectura. Es por ello que, contando con el consentimiento de ésta y del autor del artículo que figura como titulo en la entrada "LOS ESPEJOS DE LA VIDA", quiero que leáis y reflexionéis un poco sobre su contenido. Sus palabras, en todos los aspectos son de una belleza exquisita y el efecto que produce en aquél que lo lee y lo relee, como ha sido mi caso, es de los que no podré olvidar nunca. 
Verdaderamente es un prodigio que el ser humano sepa expresar tan bellamente sus sentimientos y sus emociones, y hacernos compartirlas. Es por ello que con el permiso de Carlos García Olalla, autor de este artículo "Los Espejos de la Vida", lo reproduzco a continuación, porque debe llegar al mayor número de personas posible.
A medida que vayáis leyéndolo me daréis la razón y espero que para vosotros como para mí sea una "hoja de ruta" de lo que es la VIDA.

"Son muchos los espejos que la vida pone frente a nosotros. A algunos los tenemos muy vistos, están siempre ahí, esperándonos, aguardando a que nos pongamos frente a ellos. Nos conocen tan bien que pocas veces nos sorprende. Son los espejos voluntarios, esos frente a los nosotros elegimos cómo y cuándo ponernos delante. Pero hay otros espejos, unos espejos mucho mas sutiles y mágicos que modifican lo que reflejan en función de quien sea el que los mira o del momento de la vida o incluso del día en que los mira. Son espejos que nos sorprenden poniéndose frente a nosotros cuando menos lo esperamos. Esos espejos nunca mienten, nos conocen perfectamente, reflejan mucho más de lo que ponemos frente a ellos, aunque solo nosotros podamos verlo.
Nuestra relación con los espejos voluntarios varía a lo largo de nuestra vida, aunque es una relación que suele ser muy rutinaria: nos ven por las mañanas, todas las mañanas, justo cuando nos arreglamos para salir a la calle a vivir la vida que nos ha tocado o, si hemos sido lo suficientemente audaces o afortunados, la que hemos elegido.
Esos espejos, fieles guardianes de nuestros secretos, conocen todos nuestros defectos, esas arrugas que, siempre inesperadamente, aparecen sin remedio para recordarnos que estamos de paso y que nunca como ahora volveremos a ver tan joven al rostro que tenemos frente a nosotros. Nos ven acicalarnos, lo han visto siempre, desde que nos mirábamos aquel grano adolescente a cuando nos sorprendía aquella primera arruga que presagiaba lo inevitable. El grano se fue, pero a la arruga la siguieron muchas mas. El tiempo es un artista lento, tan lento que casi pasan desapercibidos los trazos que cada día dibuja en nosotros. Son otros espejos, las fotografías antiguas, las que nos hablan del paso del tiempo, de lo que fuimos, de lo que ya nunca seremos. Son espejos que hablan de los sueños, de lo que anhelábamos ser de lo que nunca fuimos.....
Hay otros espejos  voluntarios con los que nuestra relación no es tan cotidiana, aunque sí tan monótona y repetitiva: los de los ascensores  o los de los lavabos de hoteles o de casas ajenas en los que, de pasada, nos damos el último retoque. Son como los de los probadores de las tiendas. Están hartos de vernos poner extrañas posturas, de vernos acercarnos o alejarnos una y otra vez para comprobar que todo está en orden, que nuestra imagen realmente es la correcta, la que estamos dispuestos a que los demás vean. Y aún hay otros muchos espejos voluntarios que, imperturbables y pacientes, nos aguardan: los cristales de un escaparate frente al que pasamos, el retrovisor del coche que conducimos.... En todos, aunque solo sea por un fugaz instante, siempre encontramos los mismos ojos que nos miran desde el cristal, esos ojos que nos hablan desde el silencio.....
Dos son las características que definen los espejos voluntarios: ser de cristal y estar destinados a reflejar nuestro cuerpo. Pero hay otros espejos que son mucho mas sutiles e interesantes, espejos que no reflejan la apariencia, sino la esencia de lo que somos. Son muchos, y poco importa el material del que estén hecho, los hay de todos los tamaños, colores y variedades. Esos espejos no reflejan lo superficial de quien se pone frente a ellos, sino su yo mas profundo. Son los espejos del alma. Ponerse frente a un cuadro, frente a un poema, frente a una puesta de sol, o, simplemente, frente a una mirada, es ponerse frente al espejo del alma. La belleza que reflejan esos espejos no está en el objeto o en la persona a la que vemos, sino en el que mira, en lo mas hondo del que mira.Una flor es un espejo del alma, como también lo son su aroma, una canción o el silencio.
Los espejos del alma no necesariamente son voluntarios. Pueden serlo, desde luego, pero también pueden aparecer cuando menos lo esperamos: en esa mujer que camina por la  calle, en la sonrisa del niño que se sienta frente a nosotros en el metro, en ese abrazo intenso que hacía tanto tiempo que no recibíamos, en ese frondoso árbol que nos saluda con sus hojas al pasar, en el músico callejero que evoca nuestros más íntimos recuerdos cuando toca una canción, nuestra canción, en esa mágica línea del libro que estamos leyendo que nos transporta a ese otro mundo donde todo es posible, en esa película que hace que nuestras lágrimas salgan de su guarida, en la ternura del recuerdo de aquella caricia, en la suavidad de esta caricia nueva y desconocida, en ese sempiterno mar que acuna nuestros sueños, en las estrellas que cada noche se reflejan en nosotros... Sí, son muchos los espejos del alma. Incluso hay uno que, a veces, es el que mas nos cuesta reconocer: el que nosotros somos para los demás".

Como podréis comprobar si habéis leído este mas que maravilloso y espléndido poema en prosa, que eso es lo que es, Carlos Garcia de Olalla es un maestro de la vida y un hombre provisto de una vida interior tan suculenta y tan rica como es capaz de expresar a través de su palabra escrita. Mi mas sincera enhorabuena.



BUEN DÍA A TODOS

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