lunes, 8 de septiembre de 2014

MARIA BLANCHARD: EL ANHELO POR LA BELLEZA.



Buen día, estimados amigos, la historia que hoy vamos a conocer es la de una persona, dotada maravillosamente para el arte, concretamente, para la pintura, mas cuya vida estuvo marcada por su apariencia física.
Recordemos una frase suya:


...."cambiaría toda mi obra..... por un poco de belleza"...

Esta frase viene a reflejar la opinión que tanto sobre su obra como sobre su físico tenía MARIA BLANCHARD, a la que vamos a dedicar un "post", mas que emotivo, por las circunstancias vitales de ésta, y mas que deliciosamente encantador por la "belleza" que supo plasmar en su mundo exterior, por medio de su capacidad artística.




Hace aproximadamente un año y medio que el Museo Nacional Reina Sofía dedicó una exposición monográfica dedicada a Maria Blanchard, que nos hizo partícipes de toda la mas que excepcional trayectoria artística de esta mujer, miembro activo de las vanguardias de la primera mitad del siglo XX.
En dicha exposición se hizo evidente la transcendental importancia que existió entre los condicionamientos físicos de María y la trayectoria de su creación.
Es por ello que creo que MARIA BLANCHARD merece un trato mas que especial por mi parte, en justo reconocimiento como mujer y como artista.


Mujer ante el espejo

MARIA BLANCHARD nació con el nombre de María Gutierrez Blanchard, el día 6 de marzo de 1881, dentro del seno de una familia de la nueva burguesía montañesa. Su padre fue Enrique Gutierrez-Cueto, originario de Cabezón de la Sal (Cantabria) y de Concepción Blanchard y Santiesteban,  nacida en Biarritz. 
La pequeña María fue la tercera de las cuatro hijas del matrimonio: Aurelia, Carmen, María y Ana. 
Su familia estaba muy integrada en los círculos literarios de la época, pues su abuelo, Castor Gutierrez de la Torre, fue el fundador de "La Abeja montañesa", y su padre de "El Atlántico", un diario liberal del que fue su director, en tanto también trabajaba en la Junta de Obras del Puerto.
Desde su nacimiento María estuvo marcada por la deformidad física, pues se dió la triste circunstancia de que estando embarazada su madre, se cayó al bajar de un carruaje de caballos, y ello ocasionó al feto, a partir de entonces, una cifoescoliosis, acompañada de una doble desviación de columna. 
El hecho cierto es que María Blanchard siempre vivió condicionada por su situación física, siendo como era "una amante de la belleza", sufría en exceso la carencia de dicho don en su persona.
Mas su vida se desarrolla en un hogar liberal y culto, cuyos padres, si bien distantes de sus hijas, fomentan en éstas sus dotes artísticas, en el caso de María, pues es animada, precisamente por los suyos -que reconocen en la joven a muy tierna edad sus dotes para el dibujo y su mas que expresiva sensibilidad- que se traslada a Madrid, para formarse.



Bretona

Es en el estudio de Emilio Sola, donde María comienza su andadura, trabajando la precisión del dibujo y la abundancia del color; mas la sociedad madrileña le cierra las puertas.
Es con el fallecimiento de su padre, en 1904, cuando toda la familia decide su traslado a Madrid.
La joven María estudia, en 1906, con Fernando Alvarez de Sotomayor y comienza sus primeras exposiciones en Bellas Artes. Con su obra "Los primeros pasos", consigue un tercer premio de pintura, dos años después. Continúa su formación, ahora en el taller de Manuel Benedito, y es gracias a que la Diputación de Santander y el Ayuntamiento de su ciudad natal que le conceden unas becas puede continuar sus estudios en Paris.
En Paris, Maria Blanchard poseedora de un estilo pictórico propio, se siente libre y, por supuesto, menos condicionada por su deformidad física. Nadie la conoce, y nadie la juzga por su físico. Es en París donde acude a la academia Vitti, y recibe enseñanzas por parte de Anglada-Camarasa y Van Dongen, quien fomentan en María que se deje llevar por esa expresividad tan viva suya que se reconoce en el color, y olvide los academicismos.




Es ya introducida en el mundillo artístico cuando María Blanchard empieza a trabar conocimientos con personas con idénticas inquietudes como la artista rusa Angelina Beloff, con la que viaja a Londres y Bélgica, y es entonces cuando coincide con Diego Rivera. A su regreso a Paris, los tres compartirán vivienda y estudio.
La ambición por el conocimiento y perfeccionamiento de su talento la lleva a matricularse en 1910, en la Academia de María Vassilief, pintora rusa, con la que con el tiempo también convivirá.  Es en este momento de su vida, cuando entra en contacto con un movimiento artístico, el cubismo, que es el que desarrollaba la directora de la Academia. Siendo así que Maria Blanchard se presenta a la exposición nacional de Bellas Artes con "Ninfas encadenando a Sileno", obteniendo un segundo premio. 


Ninfas encadenando a Sileno

María viaja entonces a Granada, donde pasa un tiempo, y entre tanto, solicita de la Diputación y del Ayuntamiento de Santander una nueva beca que le es concedida y regresa a París, en 1912, compartiendo casa y estudio con Diego Rivera y Angelina Beloff. Es durante es periodo de tiempo cuando entra en contacto con la vanguardia cubista, especialmente, con Juan Gris, del que será su gran amiga, y con Jacques Lipchitz.


Maternidad

Belleza deseada

Mas a pesar de su total vinculación con el mundillo artístico parisino, a Maria Blanchard, atiende a la llamada de Ramón Gómez de la Serna, en 1915, quien organiza una exposición bajo la denominación de "Píntores íntegros". La exposición en cuestión tuvo lugar en la sala denominada "Arte Moderno", y supuso para Maria un duro golpe, pues víctima del sarcasmo y de la burla, incluida la crítica asistente. 
Toda vez que es precisamente ese año cuando consigue una plaza de profesora de dibujo en las Escuelas Normales de Adultos, en Salamanca, mas renuncia a la misma poco después. Todo el mundo se pregunta, evidentemente, por las causas de la misma: la burla por parte de alumnos y de muchos que la veían pasear por las calles, hace tomar a Maria Blanchard una decisión definitiva, regresar a París y no volver jamás a España.


María dando clase

Durante los años venideros coincidentes con la Primera Guerra Mundial, la vida de María Blanchard, como la de todos los artistas -pintores cubistas- sufre cambios decisivos. Así expone en el Salón de los Independientes, de París, con tres obras, que son propiedad de su marchante Léonce Rosenberg, con el que rompe relaciones en 1920.
Sus exposiciones siguen sucediéndose, en la colectiva "cubismo y Neocubismo", en el Salón de los Independientes de Paris, en 1921. Una de estas últimas obras, es la titulada "La comulgante", con la que obtiene un gran éxito de crítica.


La comulgante



Diego Rivera marcha definitivamente a México, dejando a una Angelina Beloff desolada, lo que hace separarla de María.
De esta forma, María Blanchard se instala sola en una pequeña casa, en París, y continúa con su trabajo de exposición en diferentes Galerías y Salones, con la Galería Centaure de Bruselas, y el ya conocido Salón de los Independientes de Paris.
La muerte de Juan Gris, gran amigo de María, la suma de un profundo dolor, y para salir de la situación se plantea incluso entrar en un convento, mas el padre Alterman se lo impide. Su situación personal no influye para nada en su capacidad creativa que continúa desarrollándose a igual ritmo. 





Es en este momento de su vida, cuando la familia de María Blanchard entra en contacto directo con ésta, instalándose también en París, lo que le supone la posibilidad de relacionarse dentro de su entorno familiar.
Mas el exceso de trabajo al que María somete a su cuerpo y a su espíritu empieza a hacer mella en su salud, y ello conlleva que su hermana Carmen, junto a su marido Juan de Dios Egea, que era diplomático y sus tres hijos, se trasladen también a París. Este exceso de presión familiar, al que nunca había estado sometida, aunque suponga "amor", termina por agotar su salud y su economía.
Pasa por auténticas angustias físicas y emocionales, debiendo vender objetos propiedad de la familia para poder atender las necesidades de ésta. No obstante, viaja a Bruselas, y luego a Londres, exponiendo en la galería Vavin de Paris. En 1930, Paul Claudel la visita en su estudio y queda del todo subyugado por la obra San Tarcisio.
Su obra es seleccionada para ser expuesta en sendas muestras, una de arte francés, que recorre Brasil y otra en el Ateneo de Santander, bajo el título Pintores Montañeses.


Maria Blanchard, por Tora Vega

Estas serán sus últimas exposiciones, pues agotada en extremo, fallece el 5 de abril de 1932.
Sus restos reposan en el cementerio de Bagneux, y entre las personas que acompañaban el féretro, amén de numerosos artistas, abundan gran cantidad de indigentes y personas a las que María Blanchard, a pesar de su economía limitada, ayudaba continuamente.




No puedo terminar este "post", cargado de emoción, sin hacer referencia a una "Elegía a María Blanchard, de Federico García Lorca", una extensa y deliciosa muestra de amor y admiración por su persona y su obra, y de la que reproduzco una pequeña parte:

"La lucha del ángel y el demonio estaba expresada de manera matemática en tu cuerpo.
Si los niños te vieran de espaldas exclamarían: "La bruja, ahí va la bruja!. Si un muchacho ve tu cabeza asomada sola en una de esas diminutas ventanas de Castilla exclamaría: "El hada, mirad el hada". Bruja y hada, fuiste ejemplo respetable del llanto y claridad espiritual. Todos te elogian ahora, elogian tu obra los críticos y tu vida tus amigos. Yo quiero ser galante contigo en el doble sentido de hombre y de poeta, y quisiera decir en este pequeña elegía, algo muy antiguo, algo, como la palabra "serenata", aunque naturalmente sin ironía, ni esa frase que usan los falsos nuevos de "estar de vuelta". No. Con toda sinceridad. Te he llamado jorobada constantemente y no he dicho nada de tus hermosos ojos, que se llenaban de lágrimas, con el mismo ritmo que sube el mercurio por el termómetro, ni he hablado de tus manos magistrales.
Pero hablo de tu cabellera y la elogio, y digo aquí que tenías una mata de pelo tan generosa y bella que querría cubrir tu cuerpo, como la palmera cubrió al niño que tú amabas en la huida a Egipto Porque eras jorobada, ¿ y qué ?. Los hombres entienden poco las cosas y yo te digo, María Blanchard, como amigo de tu sombra, que tu tenías la mata de pelo más hermosa que ha habido en España"


DE TODO CORAZÓN, A LA MAS HERMOSA DE LAS FLORES
MARIA BLANCHARD


BUEN DÍA A TODOS



4 comentarios:

  1. Sencillamente Magistral......Pura Belleza........

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  2. Gracias por tu amable lectura, y por ¡tu calificación!. La personalidad de la pintora lo merece.

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  3. Genia de la pintura! Me ha encantado!! Gracias Rosa por tu trabajo, especialmente por visibilizar a tan grandes artistas.

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  4. Para mi ha sido un post realizado con una emoción suprema, la vida de esta mas que HERMOSA MUJER, y su bellísima obra. Y si no que se lo pregunten a García Lorca, al que debemos su hermosísima ELEGÍA.

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