MAR MUERTO
Siento tu voz rebotar como
eco en mi conciencia
la llamada de la ausencia
se torna en desesperación,
ante mí la duda razonable expresa calladamente
palabras que se asumen
como defensa.
El dolor que el tiempo satisfizo
en la justa la medida de
toda clase de reproches
es tan patente en la
conjunción de nuestras miradas
que mis pensamientos son
oraciones inacabadas.
No te retires, dicen mis
manos extendidas,
la espalda te ofrezco como
señal de cobardía
mis ojos llenan de
lágrimas el mar muerto
en que se ha convertido mi
vida.
Te observo en la lejanía,
toda tú allanas mi tristeza,
sobre mi pecho crece la
turgencia de un recuerdo
que se pierde entre la
niebla, se agota y se vence
destrozando a su paso todo
lo que de mí queda.
Rosa Freyre del Hoyo.
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