domingo, 21 de octubre de 2018

EL POETA POBRE.- CARL SPITZWEG.

Carl Spitzweg

La imagen que una obra de arte nos transmite, en este caso concreto, una pintura puede llegar a convertirla en objeto no sólo de admiración, sino incluso de deseo, conseguirla. Eso es lo que justamente ha ocurrido con este cuadro, cuyo autor Carl Spitzweg ha visto cómo hasta 36 de sus obras han estado desaparecidas por haber sido sustraídas de su ubicación original. 
Una de ellas es la que hoy os muestro con el título de EL POETA POBRE, por dos veces robada y recuperada, tratándose de un pequeño cuadro de 36 x 45 cm., una obra que es más que conocida entre el pueblo alemán.

El poeta pobre

El hecho cierto es que CARL SPITZWEG goza en su país natal de una gran popularidad, y esta curiosa y a la vez deliciosa pintura nos pone de manifiesto lo que venía a ser la vida de un sencillo poeta durante el siglo XIX.
Carl S. se encuadra dentro del movimiento romántico alemán, y representante del periodo Bidermeier.
Nacido en Munich en 1808, siguió los designios de su padre, convirtiéndose en farmacéutico, si bien el fallecimiento de éste, le hizo abandonar su profesión y dedicarse a lo que tanto amaba: la pintura.



ELPOETA POBRE es una de sus obras iniciales y pese a ello nos ofrece la ocasión de conocer, en profundidad, a su autor. Fue en 1837 cuando Carl S. vendió sus dos primeros cuadros, y de la obra que nos ocupa realizó dos años más tarde, dos versiones completamente idénticas, siendo una vendida a un coleccionista privado y la otra se expuso primero en el Kunstverein en Múnich, para después hacerlo en Hannover y por último en Ratisbona.

El ratón de biblioteca

Resting on the vine

La vida de Carl Spitzweg le llegó a viajar y permaneció soltero. Es sabido que gustaba de vivir en las alturas, es decir, en pisos altos o buhardillas desde los que podía disfrutar del paisaje azul del cielo.
A nuestro protagonista de hoy le tocó vivir en el Múnich del rey Luis I de Baviera, quién no sólo disponía sobre lo que se podía hacer o no, escribir o decir, sino también qué tipo de arte se podía exponer en su academia de bellas artes.
La Academia de Bellas Artes de Múnich tenía como rector, nombrado por Luis I de Baviera, al pintor Peter Cornelius, quien gustaba de pintar cuadros monumentales, con temática histórica y mitológica, alejado del todo de lo que era la vida cotidiana.
Carl S. nunca llegó a ingresar en la citada academia, sino que su formación fue autodidacta junto con otros pintores.


Esta pequeña pintura llegó a alcanzar una gran popularidad, siendo mencionada por vez primera en 1840, en el Morgenblatt für gebildete Leser, considerándola como obra de género, al tratar la representación de una escena cuyo protagonista es un "artesano" de la poesía. Y, en cierta forma, Carl S. viene a representarse a sí mismo en la tan singular escena que nos ofrece con El poeta pobre.


En la obra en cuestión los objetos aparecen muy bien delimitados y con el color ajustado, si bien carece del color que sus trabajos posteriores nos muestran, Eso si, los elementos que entran en escena son una sencilla mesa, una silla y una cama sobre la que descansa el protagonista.
Son más que elocuentes el resto de útiles o detalles que vienen a conformar la escena, así resalta la ventana, la zona más luminosa del cuadro, y la estufa, sobre cuyo tubo de ventilación vemos colgada una chistera, en tanto unos papeles están colocados sobre la misma. Es evidente el hecho de que la estufa  está apagada, de ahí que el poeta repose envuelto entre mantas para protegerse del frío, y que la fuente de calor la proporciona la quema de dos gruesos legajos. En la pared una nota, en la que se recoge la orden de desahucio del inquilino. 

El hecho cierto es que ganarse la vida como poeta siempre ha sido y, en ocasiones, hoy en día lo sigue siendo un auténtico triunfo, tanto es así que durante el siglo XIX era más habitual el artista pintor o escultor reconocido que el poeta o escritor.
Descubrimos a una persona de profundo sentimiento que vestido de calle, con su corbata incluida, espera la inspiración dentro de una sencilla cama. Si bien hay otro detalle que no podemos dejar escapar, amén de la citada corbata, y es el bastón que aparece en primera línea a la izquierda.
Delicioso y conmovedor el detalle del paraguas abierto, estratégicamente colocado para cubrir una gotera. Más con independencia de la penuria económica del poeta, destaca el hecho de que no prescinde como caballero que es ni de su chistera, su paraguas, su bata y, sobre todo, la siempre elegante corbata. Todo un símbolo de estatus social y de la personalidad de nuestro protagonista.



A través de su obra, Carl Spitzweg nos muestra, sirviéndose de objetos cotidianos, el espíritu que habita en el retratado.
En gran medida, todos nos vemos un poco reflejados en El poeta pobre cuando, en ciertos estados, gustamos de permanecer en un lugar que nos resulta acogedor, rodeados de todo lo que nos da vida y que nos pertenece, intentando escapar de un mundo cada vez más aterrador.
La mejor fórmula para que una obra nos llene, nos emocione es que estimule nuestros sentimientos, y con El Poeta Pobre, Carl Spitzweg consiguió hacernos saber que la poesía habita en el lugar más elevado (buhardilla), y también resulta difícil de mantener. Ese equilibrio entre la humildad y la autoestima es, tal vez, lo que viene a definir a un gran poeta, hombre o mujer.



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Fuentes: Wikipedia.
Los secretos de las obras de arte. Taschen




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