domingo, 28 de octubre de 2018

BUTÁN: EL NIDO DEL TIGRE.

El nido del Tigre

Emprendemos, una vez más y no será la última, viaje a un lugar que desde todo punto de vista merece una visita: BUTÁN.
Bután es un pequeño reino situado en el sudeste del Himalaya, considerado como uno de los países más singulares del mundo, no sólo por sus paisajes, sino por lo que son sus construcciones, sus costumbres y sus creencias:  el budismo.



Y es allí donde podemos admirar un monasterio AKTSHANG, situado en un acantilado a 3120 metros de altura. Su nombre traducido significa NIDO DEL TIGRE.
Es éste un curioso monasterio sagrado para el budismo, conformado por siete templos, y situado en un acantilado del valle de Paro.



Su construcción se llevó a cabo durante el siglo XVII junto a la cueva en la que durante tres años, tres meses, tres semanas, tres días y tres horas meditó el Gurú Padmasambahva en el siglo VIII, quien, según la leyenda, voló desde la India a lomos de su consorte Yehse Tsogyel, que adoptó la forma de tigresa.


El monasterio "cuelga" prácticamente sobre la cornisa de la montaña, y a día de hoy, su acceso está muy restringido a los turistas, si bien es todo un placer el visitarlo.



Para acceder al mismo es necesario hacerlo a pie o a caballo, a través de una senda de 3 kilómetros de extensión. Nada más iniciar el ascenso podemos contemplar la belleza del Nido del Tigre, y en tanto la subida se hace más difícil es compensada con las maravillosas vistas paisajísticas. El camino está señalado por cientos de banderitas de colores, por lo que resulta del todo imposible perderse.




Una vez alcanzada la cima, a 3.140 metros de altura somos espectadores de la magnitud de esta belleza artística, que se ve complementada con una serie de pequeñas construcciones que igualmente están enclavadas en la montaña. Así la Singye Phu Lhakhand o cueva del León de Nieve, que es un refugio para meditación situado próximo a una cascada.


Los diferentes templos y cuevas que forman parte de todo este complejo están conectados entre ellos por medio de escaleras excavadas en las propias rocas. Los edificios destacan por sus paredes blancas y tejados dorados, que nos llaman la atención poderosamente, en tanto en su interior son miles de velas encendidas en honor a Buda las que nos ofrecen un curioso contraste.


Gurú Padmasambhava

En el que se conoce como El Salón de los Mil Budas podemos reconocer una estatua con forma de tigre, que da nombre al lugar. Y todo ello inmerso en un mundo lleno de colorido.



Una visita a este singular reino de Bután y a este inreíble enclave turístico, más también religioso, nos introduce en la rica cultura tibetana, con sus característicos ritos mayormente vinculados a poderes tántricos.



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Fuentes: Wikipedia.
www.diariodelviajero.com
National Geographic. Viajes.






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