Siempre es una delicia viajar no sólo a lugares que son mayormente conocidos o que nos seducen por diferentes y variados motivos, si bien son muchos para los que viajar constituye una aventura. Pues para los aventureros, los que gustan de vivir "el límite de las cosas", os tengo reservada una escapada especial: LAS MONTAÑAS FLAMEANTES DE GAOCHANG, en China.
Cuenta una vieja leyenda Han que el rey Mono creó una perturbación en los cielos y la derribó sobre un horno, haciendo que las brasas resultantes fueran a caer desde el cielo hasta el lugar donde se encuentran ubicadas las ahora denominadas popularmente montañas Flameantes.
Otra leyenda, en este caso, uigur, nos habla de un dragón que se alimentaba de niños pequeños, al que se enfrentó un héroe y lo cortó en ocho pedazos; y fue su sangre la que convirtió en roja a toda una montaña y los ocho pedazos, a su vez, en los ocho valles de las montañas Flameantes.
Las leyendas son siempre deliciosas, y más cuando se nos alimenta la imaginación para acercarnos a lugares que resultan realmente alucinantes, como son estas montañas de arenisca rojas, estériles y erosionadas que forman parte de lo que es la cordillera de Tian Shan, Xinjiang, en China.
Situadas cerca del borde norte del desierto de Taklamakan y al este de la ciudad de Turpan.
Visión satélite
Sorprenden al viajero sus barrancos y trincheras tallados por lo que durante siglos ha sido la actividad volcánica y que provocó el que la lava fundida se deslizase por las laderas, consiguiendo el aspecto flameante que se puede apreciar según las horas del día.
Por lo que respecta a longitud alcanzan 100 km. de largo y entre 5 y 10 de ancho, cruzando lo que es la cuenca de Tarim, de este a oeste. Unas montañas cuya altura van de 500 metros a 800 metros, y sus temperaturas suelen ser bastante extremas, sobre todo en verano que pueden llegar a los 50º C e incluso más, por lo que está considerada la zona más caliente de China.
La zona desértica en la que se hallan ubicadas hace muchos años era evitada por los comerciantes que hacían la llamada ruta de la Seda, por lo que ciudades oasis como Gaochang eran un paso y a la vez un respiro para los diferentes viajeros.
Se dio el caso de que, en numerosas ocasiones, misioneros budistas acompañaban a los comerciantes, por lo que las conocidas como cuevas de los mil Budas de Bezelik están en un barranco de estas montañas. Son un total de setenta grutas que se remontan a los siglo V al IX.
El nombre por el que se las conoce mundialmente, el de Montañas Flameantes se lo debemos al relato de un monje budista, quien acompañado por un rey Monocon con poderes mágicos, y que en su viaje hacia la India se encontró con un muro de llamas, tal y como se recoge en la novela del siglo XVI, Viaje al Oeste, del escritor de la dinastía Ming, Wu Cheng´en.
Para todos los que disfrutan con la aventura y los maravillosos paisajes que nuestro planeta Tierra nos ofrece, nada mejor que hacer una visita a esta singular zona, eso sí, cuidado con las temperaturas...
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Fuentes:
Wikipedia.
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