Una vez más y procurando cambiar, día a día, los contenidos que comparto con vosotros que me leéis, hoy vamos a tratar una técnica que en pintura ha sido empleada por numerosos artistas, consiguiendo que su obra adquiera un carácter especial.
Término que según la Real Academia de la Lengua que como ANAMORFOSIS (del griego, anamórphõsis = "transformación") alude a la "pintura o dibujo que ofrece a la vista una imagen deforme o confusa, o regular y acabada, según desde donde se le mire".
En puridad, es un empleo particular de lo que son las leyes de la perspectiva en la pintura, técnica que crea una ilusión óptica, y para la que es necesaria la aplicación de conocimientos y métodos de matemáticas, proporción, dibujo y perspectiva.
Es así como mediante esta técnica se pueden representar elementos distorsionados sobre una superficie plana o curva, y es sólo cuando el espectador se sitúa en un determinado punto de observación, cuando la forma se dibuja clara y proporcionada.
Se cree que la anamorfosis tiene sus orígenes en China, si bien no fue hasta el siglo XVI, en pleno Renacimiento, cuando fue considerada y empleada como técnica dentro de lo que es la geometría proyectiva.
Y es así como según sea la orientación de la mirada del espectador, la citada anamorfosis adquiere forma de cono, cilíndrica, piramidal, o especular.
Durante el Quattrocento, el conocido pintor italiano, Piero della Francesa, también geómetra y matemático, fue un maestro de la perspectiva, describiendo en sus estudios este método.
Piero della Francesca
Uno de los artistas que, a lo largo de la historia, fue partícipe del empleo de esta técnica fue Leonardo da Vinci, en el conocido como "Codex Atlanticus".
Erhard Schön se especializó en lo que se denominan Vexierbilden o cuadros con secreto, en los que imágenes se ocultaban dentro de otras, siendo sus obras más famosas, Véxierbild (Imagen en secreto, 1535) y Was sihst du (Lo que se ve, 1538); en esta última, a simple vista, se observa a una pareja besándose, más si la mirada se dirige desde el punto adecuado, lo que podemos observar es a una pareja manteniendo relaciones sexuales.
La más popular de todas las pinturas en la que la anamorfosis cobra especial protagonismo fue realizada durante este periodo, por Hans Holbein el Joven, en 1533, en el cuadro que se conoce como Los embajadores.
Una detenida observación de esta singular obra nos lleva a conocer, en un primer plano, una curiosa figura que, durante bastante tiempo llegó a intrigar a todos los amantes de la pintura e incluso a estudiosos, hasta que se descubrió que en la misma se escondía un anamorfismo; es así como se pudo saber que lo que aparecía, en primer término, en la obra en cuestión era una calavera.
Otro singular ejemplo lo tenemos en el cuadro Mesa revuelta con pinturas, obra del pintor y grabador francés formado en Venecia, Charles Joseph Flipart, nacido en París en 1721 y que se estableció en España, en Madrid, concretamente, al servicio de Fernando VI.
En nuestro país, España, uno de los más valorados artistas que utiliza esta técnica es Eduardo Relero, que de la misma forma que Beever emplea la tiza para realizar sus obras callejeras. Relero nació en Rosario (Argentina), donde estudió Arquitectura y Bellas Artes, ampliando sus conocimientos como copista en Roma.
No sólo la pintura ha venido a demostrarnos el aspecto singular de esta técnica, sino que el cine también ha sacado partido de la misma, a través del llamado CinemaScope, en 1953, siendo la primera película estrenada con este medio La Túnica Sagrada, dirigida por Henry Koster, y protagonizada, entre otros, por Victor Mature, Jean Simmons y Richard Burton, que seguro todos recordaréis.
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