Luis II de Baviera
El cine nos ha hecho conocer, en gran medida, la personalidad de un rey Luis II de Baviera, al que apodaban "El Rey Loco", gracias a una maravillosa película LUDWIG, dirigida en 1973 por ese gran maestro que fue Luchino Visctonti, y protagonizada por Helmut Berger, Trevor Howard, Silvana Mangano y Romy Schneider en la que reflejaba, de manera exquisita y sublime la biografía de este rey, y en la que destacaba, igualmente, la música de Jacques Offenbach.
Una vida que bien merecía de esta visión cinematográfica, como lo fue el "cuento de hadas" de Luis II de Baviera.
Familia real bávara
La personalidad de Luis II de Baviera, rey de Baviera entre 1864 y 1886, es sumamente controvertida y ha dado lugar a los más variados artículos referentes a su estilo de vida y a sus excentricidades, más no podemos dejar de admirar una de sus grandes pasiones: la música, fue mecenas de Richard Wagner y sus paraísos en la tierra, o sea, sus castillos, destacando el famoso CASTILLO DE NEUSCHWANSTEIN.
Luis II fue hijo del rey Maximiliano II y de la princesa María de Prusia, y pese a recibir una educación más que estricta en virtud de su condición de heredero, sus padres también le consentían en determinados aspectos, sobre todo en lo referente a su excéntrico comportamiento.
Junto a su hermano Otón
Desde su juventud y junto a su gran amigo el aristócrata Paul Maximilian Lamoral de Thurn und Taxis disfrutaba leyendo poesía, a la vez que representaban escenas de las operas de su admirado Richard Wagner.
Fue precisamente el 25 de agosto de 1861 cuando el príncipe Luis presenció una obra de Wagner, Lohengrin, convirtiéndose en su eterno admirador.
También durante esta etapa de su adolescencia entabló una especial amistad con su prima Isabel de Baviera, ya que ambos eran coincidentes en gustos y aficiones.
Isabel de Baviera
El poeta Paul Verlaine definió a Luis II de Baviera como el "único verdadero rey de este siglo". Un soñador, quien con el paso del tiempo se convirtió en leyenda. Su tendencia al aislamiento y su gran fantasía contribuyeron a dibujar aquella.
Con apenas 18 años subió al trono con el nombre de Luis II, sin experiencia ni en lo que era la vida real, ni en la política, si bien era muy admirado por las mujeres por su físico agraciado.
Y fue a partir de su llegada al trono cuando empezó a hacer realidad uno de sus sueños acercar a Richard Wagner a Munich, que consiguió en 1864 llevándole a la corte.
Fue a raíz de ello como Munich se convirtió en la capital de la música europea y vivió los estrenos de "Tristán e Isolda" (1865), "Los maestros cantores de Núremberg" (1868), "El oro del Rin" (1869) y "La Walkiria" (1870). Es así como Luis II de Baviera se convirtió en el perfecto mecenas de Wagner.
Pese a ello, ambos tuvieron un distanciamiento durante varios años, a causa de la intromisión de Wagner en asuntos políticos, lo que no impidió que Luis II continuara sufragando los gastos del músico.
A lo largo de su reinado se especuló con una posible relación amorosa entre Luis II y su prima Isabel de Baviera, aunque nada más alejado de la realidad, pues el hecho cierto es que al rey se le conocieron varias relaciones con hombres, como fueron con el principal caballerizo de la casa real, Richard Horning, la estrella del teatro húngara Josef Kainz y el cortesano Alfons Weber.
Luis II y Josef Kainz
Más Luis II intentaba por todos los medios reprimir sus deseos sexuales, luchando contra la que era una clara homosexualidad.
Esta falta de aceptación de sí mismo, a la que se sumó su excentricidad y su personalidad melancólica, contribuyeron a que fuera incapacitado por dictamen médico, aunque detrás de todo ello se escondía una maniobra familiar para arrebatarle el trono.
Diagnosticado de esquizofrenia paranoide, el 13 de junio de 1886, con la excusa de pasear por los alrededores del lago de Starnberg junto a su psiquiatra, ambos hombres no regresaron, y fueron encontrados ahogados en el lago por la noche a las 23:30.
No obstante, su muerte se consideró sospechosa en el sentido de que Luis II de Baviera era un gran nadador.
En el lugar exacto donde fue encontrado su cuerpo se construyó una pequeña capilla, en la que cada 13 de junio se celebra una ceremonia en su recuerdo.
Lugar en el que fue encontrado su cuerpo
El legado más delicioso de Luis II de Baviera fueron, sin lugar a dudas, sus maravillosos castillos, auténticos paraísos artificiales: Neuschwanstein, Herrenchiemsee y Linderhof. Fue en la construcción de éstos en los que el "rey loco" gastó toda su fortuna, siendo asesorado por el diseñador de edificios Christian Jank.
El CASTILLO DE NEUSCHWANSTEIN se empezó a construir en 1869, pocos años después de que Luis II llegara al trono. No obstante, lo curioso es que nunca llegó a ser el refugio soñado por éste, toda vez que sus obras se retrasaban y los costes aumentaban día a día. A lo largo de su vida, sólo llegó a vivir en este castillo 200 días, y en la fecha de su fallecimiento aún no estaba finalizado.
A nivel mundial está considerado como símbolo de la arquitectura romántica idealizada, siendo uno de los lugares más visitados y fotografiados de Alemania, sirviendo, además, de inspiración para otro "reino" el del Walt Disney.
Durante la II Guerra Mundial, Neuschwanstein sirvió a los nazis para almacenar obras de arte robadas en Francia y que posteriormente fueron trasladadas a su lugar de origen. También fue utilizado para guardar reservas de oro.
Una vez finalizada la II Guerra Mundial, el castillo volvió a seguir siendo una atracción turística.
Una maravilla de la que se disfruta en su totalidad, destacando el emplazamiento del castillo en el desfiladero de Pöllat, a los pies de los Alpes bávaros, entre dos lagos. El paisaje es realmente delicioso, y el hecho de estar ubicado en un promontorio hace que la visualización de los alrededores sea perfecta.
Construido a base de piedra caliza se mimetiza con el entorno natural a la perfección, en una época en la que los castillos y las fortalezas ya no eran necesarios desde el punto de vista estratégico, sino que nació de la fantasía de una mente romántica en forma de construcción medieval idealizada.
El hecho de que abundara en torres y muros era una forma de encontrar la armonía con las montañas y los lagos.
Su acceso lo es a través de una barbacana (especie de fortificación que se utilizaba para defender las puertas), y que a la vez hace de puerta de acceso.
Destacan sus dos torreones grises, en tanto el castillo se dibuja a base de ladrillo rojo.
En él podemos encontrar diferentes estilos arquitectónicos y en su interior una más que abundante colección de piezas de artesanías con un común denominador: la fantasía. Por tanto su diseño no es funcional, sino meramente estético, lo que en definitiva viene a ofrecernos la imagen de un escenario teatral.
Y precisamente, es en su interior donde podemos descubrir referencias a leyendas y personajes medievales como Tristán e Isolda o Fernando el Católico, y curiosidades como una completa red de luz eléctrica, el primer teléfono móvil de la historia, si bien su cobertura no alcanzaba más de seis metros, y y una cocina diseñada siguiendo las "instrucciones" de Leonardo da Vinci, con la finalidad de aprovechar el calor.
Sus vistas, únicas, nos conectan con los Alpes Bávaros, e incluso podemos admirar una cascada que el monarca podía contemplar desde su propia habitación.
Por lo que respecta al conocido no castillo, sino Palacio de Linderhof, se encuentra situado próximo al emplazamiento en el que el rey Maximiliano II, padre de Luis II, tenía un coto de caza privado.
Fueron bastantes las construcciones y reconstrucciones que ideó Luis II para este palacio, toda vez que quiso inspirarse en el más que famoso Palacio de Versalles.
Son famosas Salas de Tapices, la Cámara de Audiencias, el Salón de los Espejos y el Dormitorio, todas ellas lujosísimas y recargadas en lo que se refiere a la decoración, respondiendo al ideal del Rey Loco.
Más lo más delicioso no es el interior de este palacio sino sus jardines, con un enorme parque, y un estanque cuyo chorro alcanza los 22 metros de altura, así como varios niveles de terrazas. En la parte superior, un templo el llamado Templo de Venus viene a rematar el conjunto y ofrece al visitante unas vistas extraordinarias.
Y por último, no podemos dejar de mencionar el Palacio de Herrenchiemsee, construido en la isla de Herrenchiemsee en el lago Chiemsee, en Baviera, entrre 1878 y 1886, y del que destacan, igualmente, sus jardines con complicados laberintos, sus magníficas fuentes decoradas, sus extravagantes setos y un embarcadero privado.
Desgraciadamente, Luis II de Baviera falleció antes de que fuera del todo terminado por lo que algunas de sus habitaciones quedaron vacías y carentes de decoración.
En su ala sur se encuentra el Museo de Luis II de Baviera.
El propio Luis II de Baviera nunca quiso hacer accesible al público "su mundo de ilusión", más los que fueron su extravagancia y a la vez refugio, han devenido, hoy en día, en todo un patrimonio para la humanidad, en belleza y cultura.
Disfrutad.
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Directorio Hispano de las Artes
Fuentes: Wikipedia.
https://rutacultural.com
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